La curaduría, llevada a cabo por Mauro Haddad, incluye alrededor de 80 libros seleccionados de un acervo de aproximadamente 10,000 ejemplares con dedicatorias manuscritas. Haddad comenta que el proceso de selección fue arduo y muchas veces doloroso debido a la cantidad de piezas significativas que quedaron fuera. La muestra busca no sólo exhibir estas dedicatorias, algunas de las cuales son visualmente atractivas y ricas en significado, sino también reconstruir los diálogos y relaciones entre escritores que se reflejan en ellas.
El criterio de selección se centró principalmente en mostrar material de la Sala del Tesoro de la Biblioteca Nacional, incluyendo bibliotecas particulares no sólo de autores reconocidos como Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares, sino también de otros menos conocidos como Bardo Cunio y Álvaro Yunque. Entre las curiosidades, destaca la interacción entre Alejandra Pizarnik y Silvina Ocampo, donde las dedicatorias revelan una relación sentimental intensa.
Otro caso fascinante es el de Alberto Girri, quien dedicó libros a Silvina Ocampo durante casi tres décadas, mostrando una evolución interesante en sus dedicatorias. Girri, quien consideraba a Ocampo como una lectora esencial de sus poemas, eventualmente manifiesta un reclamo por la distancia entre ellos, evidenciando una progresión en su relación.
La muestra también incluye dedicatorias de personalidades como María Luisa Bombal, cuya dedicatoria a Borges destaca por su extensión y la historia detrás de la novela «La Mortajada». Bombal contó a Borges el argumento de la novela, y él declaró que era una obra imposible de escribir. A través de la dedicatoria y el artículo posterior de Borges, se revela una conexión única entre ambos escritores.
Las dedicatorias funcionan casi como un género literario en sí mismas, compartiendo un tono confesional y privado similar al de las cartas. La exposición busca mostrar no sólo las dedicatorias básicas, sino también aquellas más elaboradas y poéticas. Por ejemplo, hay tres dedicatorias iguales de Paco Brundo a Alejandra Pizarnik, lo cual contrasta con las dedicatorias más poéticas de Sara Gallardo a Vioy y a Silvina.
La muestra también puede servir como una puerta de entrada a obras literarias clásicas. Al observar estas dedicatorias, los visitantes podrían sentir curiosidad por leer o releer estos libros, redescubriendo las preocupaciones estéticas y temáticas de los autores plasmadas en sus dedicatorias.
«La Letra Intensa: Ejemplares Dedicados» invita a los visitantes a sumergirse en el mundo personal e íntimo de los escritores a través de sus dedicatorias, ofreciendo una rica experiencia literaria y visual que refuerza la relevancia y la belleza del legado bibliográfico de la Biblioteca Nacional.
