«No me llames»: Un reflejo humorístico de la vida hiperconectada

«No me llames»: Un reflejo humorístico de la vida hiperconectada

Uno de sus protagonistas, Pablo Toporosi, compartió sus reflexiones sobre el significado y el impacto de la obra. «La obra recorre un poco, es un recorrido sobre esto que pasa con la hiperconectividad y esta, digamos, esto que nos arrabieza a todos. Nadie queda exento», mencionó el actor, resaltando cómo el tema central de la pieza resuena con las experiencias cotidianas de todos nosotros.

La obra no solo explora las complejidades de las relaciones virtuales y el aislamiento paradójico que generan, sino que también lo hace a través del humor. «La obra tiene humor, es una obra que tiene muchos momentos de humor, pero detrás del humor, cuando revisás un poco más de la profundidad, hay otras sensaciones», comentó Toporosi. Este enfoque permite al espectador no solo reírse de las ironías de la vida moderna sino también reflexionar sobre las implicaciones más profundas de la hiperconectividad.

El argumento de «No me llames» parte de la idea de que lo que supuestamente nos conecta, en realidad, nos aleja. Toporosi describe cómo los vínculos transitan por las redes sociales y el ciberespacio, creando un medio donde la comunicación se convierte en un control constante, más que en una genuina conexión humana. «En este intercambio lo que se hace es más como una herramienta de control, más que una cuestión de la emoción», explicó.

No obstante, lo que distingue a esta obra, según Toporosi, es su utilización del humor como herramienta crítica. «El humor es una manera de expresar, para mí, a mi modo de verlo, muy inteligente y muy sensible también. Y es una manera como de salir de un lugar de solemnidad», argumentó. A través de este tono humorístico, la obra permite al público reconocerse en el escenario y, con una sonrisa, reconocer las ridiculeces de su propio día a día tecnológico.

Toporosi, también músico, mencionó cómo esta capa adicional enriquece la experiencia teatral, ofreciendo otra forma de comunicación dentro de la narrativa. Esto, sumado al componente audiovisual sutilmente integrado por Marina Loese, posiciona a «No me llames» como una propuesta compleja que mezcla disciplinas para crear un entorno inmersivo.

Como todo buen espectáculo, la ubicación juega un papel fundamental en cómo se estructura la narrativa. El Teatro del Pueblo, con su rica historia como el primer teatro independiente de Latinoamérica, no solo alberga la obra, sino que su propia arquitectura complementa la narrativa de «No me llames». «Es un espacio sagrado. Para los que hacemos teatro independiente, es un lugar con mucha historia», señala Toporosi, subrayando la importancia del entorno físico en su desempeño teatral.

«No me llames» se erige como un espejo que refleja nuestra adicción a la conectividad modernista, permitiéndonos reír y pensar al mismo tiempo sobre nuestra dependencia tecnológica. La obra invita a sus espectadores a una introspección sobre cómo estos patrones afectan nuestras vidas, relaciones y percepción del tiempo.

Toporosi enfatizó la cooperación y el ambiente profesional del equipo detrás de la obra, indicando que cada componente, desde el elenco hasta la dirección y el uso de tecnología multimedia, ha contribuido al éxito del proyecto. Con funciones ya agotadas y una respuesta entusiasta del público, el futuro parece prometedor para esta provocadora obra de teatro.

Para aquellos interesados en experimentar «No me llames», las funciones tienen lugar todos los viernes a las 22 horas en el Teatro del Pueblo, ubicado en La Valle 3636. Las entradas están disponibles a través de Alternativa Teatral. Una invitación abierta para sumergirse en un reflejo de la vida moderna que, con humor y profundidad, desafía a reconsiderar el significado de la verdadera conexión.