Redescubriendo el Cine Clásico en el Centro Cultural Kirchner

Redescubriendo el Cine Clásico en el Centro Cultural Kirchner

El Centro Cultural Kirchner (CCK), ubicado en Buenos Aires, continúa consolidando su espacio como un epicentro cultural al ofrecer una programación cinematográfica única, cuidadosamente curada por Fernando Martín Peña. Desde el emblemático sexto piso, el CCK se convierte en un refugio para los cinéfilos en busca del encanto del celuloide. Durante julio, la sala vibra con el tema ‘Divino Tesoro’, albergando una selección de películas que exploran distintas facetas de la juventud, y otras que son parte del ciclo Filmoteca en Vivo.

Fernando Martín Peña, reconocido crítico, investigador, divulgador y docente, es el responsable de seleccionar las joyas del cine que se proyectarán en fílmico. «Filmoteca en vivo lo hacemos desde el 2012», explica Peña. «Estuvimos en varios lugares antes de llegar al CCK, pero la ventaja, al igual que ahora, es que siempre ha sido gratis. Cualquiera puede acercarse».

La programación de este ciclo se caracteriza por su diversidad y profundidad. Incluye desde autores consagrados como Ingmar Bergman y Elia Kazán, hasta talentos menos conocidos pero igualmente valiosos, como David José Cohn y Leopoldo Torres Ríos. Peña destaca que todas las películas se proyectan en fílmico, un formato cada vez más raro de encontrar. «No es digital», aclara, «para lo digital tenemos el programa de televisión».

Para Peña, mantener proyecciones en fílmico no representa un gran desafío técnico. «Si estás en contacto con la gente que hace esas cosas, como yo he estado toda la vida, es parte de mi cotidianidad. Mantengo una flota de proyectores y les hago mantenimiento cada seis meses», asegura.

Una de las películas destacadas de la programación es «Bajo el Signo de la Patria» de René Mujica, una obra que ofrece una visión menos idealizada y más realista de Belgrano, uno de los próceres argentinos. Peña elogia que Mujica evitó el enfoque estampita y mostró un retrato humano de Belgrano. «Está enfermo, le gustan las mujeres, se pelea con la iglesia. Mujica dramatiza episodios basados en hechos históricos ciertos», detalla el curador.

Otra cita ineludible es «Tres veces Ana» de Armando Bó, que forma parte de una programación que explora tanto la representación idealizada como la realista de la adolescencia y juventud. Desde «Adolescencia» de Francisco Bujías hasta la cruda «Yo, Cristiane F., 13 años, drogada y prostituida», el ciclo ofrece una mirada amplia sobre estas etapas de la vida.

La programación tiene como objetivo redescubrir películas menos vistas pero no menos valiosas. «Hay una película sueca, ‘Un solo verano de felicidad’ de Arne Mattsson, que es una obra maestra. Ofrece lo mejor del cine sueco con un manejo excepcional de paisaje y emociones», adelanta Peña.

Además de su dedicación a la curaduría, Peña comparte su visión sobre el estado actual de la industria cinematográfica, reflejando sobre la aparición de nuevas vías de distribución. Reconoce las ventajas de las plataformas de streaming, pero también destaca la importancia de la curaduría para enriquecer la experiencia del usuario. «Lo interesante ahora es que el público tiene más oferta, pero deben elegir plataformas con voluntad de curaduría, que no sigan ciegamente el algoritmo», afirma.

Para una experiencia completa, Peña sugiere no subestimar la magia del cine en pantalla grande. «El cine en una gran pantalla ofrece una forma de operar sobre lo emocional que no se tiene en casa. La experiencia colectiva es importante porque las emociones se potencian en una sala llena. El Estado debería seguir ofreciéndolo si el mercado no».

El ciclo Filmoteca en Vivo es más que una serie de proyecciones; es una celebración del cine en su forma más pura y auténtica. Las funciones se realizan los viernes a las 19 horas y los sábados a las 17 y a las 19 horas en el CCK. Asegura Peña: «La entrada es por orden de llegada; hay casi 100 butacas, y aunque viene mucha gente, siempre hay lugar para uno más.»

Así, el Centro Cultural Kirchner se convierte en el epicentro donde los amantes del cine clásico pueden revivir el esplendor del celuloide y, al mismo tiempo, participar en una conversación más amplia sobre el arte cinematográfico pasado, presente y futuro.