Eva Halac, figura central de esta producción, nos compartió sus experiencias y reflexiones al frente de esta puesta en escena. «La obra está yendo fantástico. Por suerte, arrancó hasta la llena y sigue, y estamos felices», afirmó Halac, evidenciando el entusiasmo del equipo detrás de su realización. Este proyecto, planificado incluso antes de la pandemia, finalmente ha cobrado vida, brindando al público la oportunidad de enfrentarse a los complejos dilemas que plantea Sartre.
De generación en generación: un legado personal
Para Halac, «Las manos sucias» no es simplemente una obra más en su carrera. Su vínculo con el texto de Sartre viene de sus propias experiencias familiares y un entorno donde «la política y la literatura era[n] lo mismo». «Mi madre me hablaba mucho de esta obra. Yo vivía con mi madre y ella hacía muchas tertulias,» recuerda Halac, describiendo un hogar lleno de discusiones nocturnas sobre política y literatura. Este ambiente, tan característico de su infancia, marcó profundamente su carrera posterior y su propio enfoque hacia la creación teatral.
La directora señala que la elección de esta obra en particular tiene que ver con ese impacto duradero: «Siempre me rebotaban en la cabeza esos diálogos y esa idea del teatro de dos posiciones enfrentadas, de ese debate ideológico donde, como dice Sartre mismo, ninguno tiene razón y los dos la tienen.»
Sartre, la política y el desafío de la coherencia
Una de las cuestiones más fascinantes que Halac trae a colación es la relación de Sartre con el Partido Comunista. Originalmente, Sartre solicitaba la aprobación del partido para la representación de su obra en diversas partes del mundo, un hecho que incluso afectó su estreno en Argentina. «La obra fue muy polémica en su momento,» explica Halac, debido a su crítica implícita del stalinismo y los gulags soviéticos. Sin embargo, Sartre defendió su trabajo como una exploración de la corrupción política y el abismo entre pensamiento y acción, un tema que resuena en cualquier ideología.
Una representación contemporánea
La puesta en escena actual de «Las manos sucias» busca conectar con el público moderno. «Yo traté, en esa actualización, que se viera eso, que se escuchara más contemporáneo, y que se escuchara acá,» cuenta Halac. Para lograrlo, ha optado por un elenco joven, reflejando los cambios de la dinámica política actual, y ha encontrado en la Sala Casa Cubierta del Teatro San Martín el espacio perfecto para ello. La escenografía, que recrea una mezcla entre el hall del teatro y el escenario de la obra, intensifica el debate ideológico de los personajes, envolviendo al público en su mundo.
La directora también destaca la importancia de mantener la fidelidad al texto original de Sartre, aún cuando ello suponga ciertos desafíos: «Es el texto de Sartre, está obviamente un poquito peinado, como decimos siempre en el teatro, un poquito cortado, pero son las palabras de Sartre, no es una versión, es una adaptación.»
Un desafío para los actores
Con un elenco compuesto por Daniel Hender, Guido Bot, Florencia Torrente, María Zubiri, entre otros, la obra presenta un desafío considerable dado su trasfondo filosófico y político. Sin embargo, según Halac, «todo gira alrededor de una gran trama de mucho suspense,» lo que facilita el acercamiento al material para tanto actores como espectadores, y permite una identificación del público con la obra, especialmente para aquellos que desconocían al autor.
La música de Gustavo García Mendy también juega un papel crucial, realzando la atmósfera de suspenso: «Es tremenda la música,» asegura Halac, subrayando su influencia sobre la teatralidad del proyecto.
El poder transformador de lo contemporáneo
Finalmente, Eva Halac reflexiona sobre la relevancia de Sartre hoy en día y la naturaleza del debate político actual. «Lo que plantea Sartre en toda su obra es un cuestionamiento sobre si hacemos lo que decimos pensar, si realmente tenemos coherencia.» En un mundo donde la política y los ideales a menudo parecen en conflicto, «Las manos sucias» ofrece un espejo inquietante de nuestras propias contradicciones y decisiones.
El público podrá disfrutar de esta obra en la Sala Casa Cubierta del Teatro San Martín hasta nueva orden, de miércoles a domingos, con entradas disponibles en línea. Sin duda, se trata de una oportunidad imperdible para explorar una pieza fundamental del teatro político del siglo XX, revitalizada bajo la visión de Eva Halac para dialogar con nuestro presente.