Luzuriaga Club Social: Un espacio cultural que revitaliza Barracas

Luzuriaga Club Social: Un espacio cultural que revitaliza Barracas

El Luzriaga Club Social, ubicado en Luzuriaga 348 en el barrio de Barracas, Buenos Aires, se ha consolidado como un pilar cultural vital para la comunidad desde su inauguración en abril de 2017. Nacido de un sueño familiar, este club social ha logrado ofrecer una gran variedad de actividades culturales y recreativas para todas las edades, desde música en vivo hasta talleres de arte y ferias inclusivas. Mónica Zalkowicz, la creadora y alma mater de este proyecto, compartió con nosotros los desafíos y satisfacciones de estos cinco años de arduo trabajo.

Durante una entrevista reciente, Zalkowicz explicó cómo el Luzuriaga Club Social surgió de la pasión por ofrecer un espacio comunitario lleno de oportunidades artísticas y culturales. “Nosotros veníamos de Palermo con todo el sueño de abrir esto, y no teníamos ni idea del conocimiento del barrio,” confesó Mónica. A pesar de los desafíos, ella destaca que fueron los vecinos de Barracas quienes realmente moldearon la identidad del club, convirtiéndose en el alma de su funcionamiento. Desde entonces, el Club ha crecido significativamente, adaptando sus propuestas a las características únicas y necesidades del barrio.

El efecto de la pandemia fue ineludible para el Luzuriaga Club Social, que tuvo que interrumpir sus actividades durante dos años. Sin embargo, este período dio lugar a una reestructuración de sus iniciativas. “La realidad es que cuando llegamos y habilitamos el espacio… está recién tomando forma, digamos.” Zalkowicz sostiene que esta pausa sirvió para reimaginar las posibilidades del club y su relación con la comunidad, integrando a más vecinos en la gestión y ejecución de los proyectos.

Una de las actividades más emocionantes que está cobrando vida es el “Fogón Surero”, un ciclo de folklore que reúne a amantes de la música tradicional de toda la provincia de Buenos Aires. “Eso está impresionante para mí,” comentó Mónica, destacando el impacto positivo de conectar personas a través de la cultura.

El papel de los subsidios también ha sido crucial para mantener las puertas abiertas del club. “Nosotros ganamos en el 2018 funcionamiento de espacios culturales, y la verdad te soy sincera, yo ni siquiera sabía de qué se trataba muy bien. Me ayudó mucho una persona del gobierno de la ciudad para explicarme,” mencionó Zalkowicz, subrayando cómo las ayudas económicas han permitido materializar ideas y proyectos que otherwise would have been impossible to undertake.

A medida que el club recupera impulso pospandemia, un aspecto esencial es la búsqueda de sostenibilidad a largo plazo. Mónica enfatiza la necesidad de que “la cultura independiente sea sustentable por sí misma,» viendo en el turismo una oportunidad para lograr este objetivo. Recientemente, el club ha empezado a atraer visitantes internacionales, interesados en su oferta cultural única, como las clases de tango para turistas alemanes.

A pesar de los desafíos, el Luzuriaga Club Social se ha comprometido a reabrir sus puertas y ofrecer diversas actividades durante todo el día, un esfuerzo que refleja su determinación por continuar siendo un motor de vida social y cultural en Barracas. «Queremos estar abiertos todo el día. A partir de la semana que viene vamos a estar abiertos todo el día, contra viento y marea, como sea,» afirma decidida.

Para aquellos interesados en visitarlo, el Luzuriaga Club Social está diseñado para ser un lugar de bienvenida tanto para turistas como para lugareños, donde el café y los juegos son simplemente la excusa para fomentar una interacción enriquecedora entre todos los que cruzan sus puertas. Este club social sigue demostrando que la cultura de barrio no solo vive, sino que prospera en el corazón de Barracas.

Bajo la dirección cuidadosa de Mónica Zalkowicz y el apoyo fundamental de la comunidad, el Luzuriaga Club Social se erige no solo como un refugio cultural, sino como un ejemplo vibrante de cómo los espacios comunitarios pueden adaptarse y florecer incluso en tiempos de adversidad.