Victoria, una figura reconocida en el mundo del arte tanto por sus actuaciones, guiones como por su dirección, se aventura en una obra personal e íntima que no solo refleja su historia familiar, sino que invita al espectador a redescubrir su propio linaje. «Hijas de la Comedia es una invitación a indagar en la propia genealogía,» declara Victoria, e inmediatamente explica que cada familia acarrea consigo un cúmulo de historias que, aunque a veces se encuentran enraizadas en el pasado, tienen un impacto en el presente.
La constelación familiar como eje narrativo
Una técnica inusual, pero profundamente reveladora que Victoria utiliza en la película es la constelación familiar, que, según explica, «abre una dimensión más espiritual, un movimiento a nivel del alma». Este método, que fue creado por Bert Hellinger, se convierte en una herramienta crucial no solo para explorar su herencia familiar sino también para esclarecer el presente. «Cuando uno ilumina el pasado, esclarece el presente y las generaciones venideras», señala Victoria sobre esta experiencia que forma parte de las tres dimensiones del documental.
En las otras dos perspectivas del film, el público puede observar tanto una dimensión histórica, donde se comprueba con archivos reales la existencia y vivencias de sus antepasados, como una dimensión metacinematográfica que permite ver el proceso de creación de la película. Así, *Hijas de la Comedia* se convierte en un ejemplo de cine dentro del cine, ofreciendo al espectador una visión íntima del intercambio generacional y el detrás de cámaras en la producción artística.
Una familia de leyenda en el mundo del teatro
El viaje que lleva a Victoria a rodar este documental comenzó de manera fortuita, cuando en un evento escucha al actor Antonio Banderas mencionar a Matilde Díez, su tía tatarabuela, como una figura prominente del teatro español en el siglo XIX. «Resulta que yo soy miembro de la Academia de Cine y me invitan a mi primer acto académico… Antonio empieza a remitirse a sus orígenes en el teatro español y nombra a mi tía tatarabuela», cuenta Victoria con entusiasmo. Este impulso da lugar a una investigación profunda que saca a la luz no solo la magnitud de la carrera de Matilde Díez sino también el impacto de sus progenitoras en este arte, lo que finalmente refuerza el linaje de mujeres dedicadas a la escena.
Este descubrimiento y la decisión de incorporarlo en el documental también permiten a Victoria reflexionar sobre su identidad y legado. «Por algo hice la película, yo soy una hija de la comedia», afirma Carreras, quien a través de este trabajo no solo busca contar la historia de su familia sino también subrayar la importancia de reconocer y aceptar nuestras raíces, como una herencia cultural que da forma a nuestra identidad.
El nombre Carreras: Un peso y un patrimonio
Ante la pregunta obvia de si el imponente legado de su familia pesa sobre ella, Victoria responde con honestidad que no cree que pese, pero reconoce los factores condicionantes en la vida. La historia personal se entrelaza con la historia de una familia que, durante más de 300 años, ha estado íntimamente conectada con las artes escénicas, y ahora tiene un registro visual y narrativo para transmitirlo a futuras generaciones.
Victoria comparte que la saga familiar también se explorará en una tercera parte de esta serie documental, siguiendo *Hijas de la Comedia* y su anterior proyecto *Enverelo por Carreras*, con una nueva película titulada *Amor y Cine*. Esta exploración se centrará en la obra de su padre, Enrique Carreras, quien filmó 97 películas en América del Sur, un número que resuena como casi inverosímil y destaca por su vastedad.
Con un enfoque delicado y lleno de pasión, *Hijas de la Comedia* se perfila, no solo como un documental sobre una familia de artistas, sino como un llamado al redescubrimiento personal y la conexión con nuestros propios antecedentes familiares. Parte de la historia de una familia es el reflejo de la historia cultural de una región y de cómo la memoria y el legado son transmitidos a través de generaciones, dejando un testimonio no solo en el arte, sino en la vida misma.