En palabras de Guillermo David, el evento surge de «una conversación con los directores del Goethe-Institut a comienzo de año, donde decidimos realizar esta exposición». La curaduría pone un especial énfasis en destacar «la influencia, en la estela de la obra de Kafka», visibilizando cómo su legado ha permeado en la literatura argentina y más allá. La muestra incluye una serie de «textos producidos en el país sobre Kafka», así como «ejemplares de las últimas ediciones que se han hecho en Alemania de su obra» adornadas con ilustraciones que funcionan como una reinterpretación contemporánea de su legado.
Entre las reliquias exhibidas, se encuentra «la traducción de Borges de La Metamorfosis», un trabajo que Borges comenzó tras leer a Kafka durante su adolescencia en Suiza. «Fue editada en 1938 por Rosada y luego hizo otras traducciones», explica David. Otro hallazgo destacable son las ediciones con ilustraciones de renombrados artistas, como las creaciones de Luis Scafati y el historietista Duragnona. «La idea de las exposiciones es mostrar el patrimonio y centrarse en algunos de los momentos más sustanciales de la lectura de Kafka en la Argentina», añade.
Es imposible hablar de Kafka sin destacar su vigencia a lo largo de las décadas. Guillermo David lo coloca como «un clásico contemporáneo», cuya obra se adapta con facilidad a las interpretaciones de cada época. «Lo pensaron primero como quien anticipa las pesadillas del nazismo», detalla, recordando que toda la familia de Kafka pereció en los campos de concentración. Similarmente, en la Unión Soviética de Stalin, sus obras fueron censuradas, pues «el proceso judicial de Josef K.» armonizaba de forma inquietante con la realidad de los perseguidos del régimen.
El impacto de Kafka también se puede rastrear en la literatura argentina a través de diversos autores que han sido de alguna manera influenciados por él. David menciona a escritores como «John Wilcock y su Cuento del Caos», que es «un cuento absolutamente kafkiano», así como a Martínez Estrada, quien, «a la salida del peronismo», escribió una novela que es comparada con «Casa Tomada» de Cortázar por su tono opresivo y claustrofóbico. Estrada incluso frecuentó la URSS y Checoslovaquia, abordando abiertamente la figura de Kafka, un acto que le costó la cancelación de dicho viaje debido a las políticas locales.
En la dimensión crítica, el nombre de Kafka se asocia a menudo con los conceptos de animalidad y opresión burocrática, elementos presentes en su obra que la crítica contemporánea en Argentina ha seguido explorando. «La idea de la descripción de espacios opresivos, cuya naturaleza se ignora, está muy presente en la historia argentina», enfatiza David.
Es notable también cómo las ilustraciones contemporáneas y las reinterpretaciones visuales han renovado la forma en que se percibe a Kafka, un fenómeno que Guillermo David observa con interés: «Ha habido mucho abordaje Kafka, contemporáneamente, en clave de historieta o de gráfica». Aunque reconoce que la literatura contemporánea no es su fuerte, David especula que Kafka sigue siendo un referente en las nuevas corrientes artísticas.
Todos los materiales que forman parte de la exhibición provienen de la generosa colección de la Biblioteca Nacional. Desde los libros anotados por Borges hasta ediciones raras de las obras de Kafka, todo ello refuerza la idea de que en cada rincón a lo largo de esta exposición se esconde una parte de la historia literaria compartida entre Argentina y este ilustre autor checo. «Descubrir lo que no se sabe que está» es, según Guillermo, una de las partes más gratificantes de preparar una exposición de este calibre.
Guillermo David concluye destacando la importancia de mostrar estas piezas que forman parte del acervo cultural no solo argentino, sino mundial. La muestra es una invitación a revisitar la obra de Kafka desde una perspectiva local, pero también a redescubrir el impacto que un solo autor puede tener, haciendo eco a través del tiempo y las geografías.
Así, la Biblioteca Nacional de Buenos Aires abre sus puertas para quienes quieran sumergirse en el legado de Kafka, permitiendo a los visitantes viajar a través del tiempo y descubrir cómo sus textos han dialogado con los escritores argentinos desde la primera mitad del siglo XX hasta nuestros días. «Kafka está entre nosotros» se presenta entonces no solo como un homenaje, sino como un recordatorio tangible de la inmortalidad que otorga la literatura a sus creadores más influyentes.