Esther Cross: La escritora que mira el interior de las letras desde el Kavanagh

Esther Cross: La escritora que mira el interior de las letras desde el Kavanagh

Durante la entrevista, Esther Cross confiesa el origen de «Kavanagh», un libro que se describe como un intento de descifrar el misterio de un edificio emblemático de Buenos Aires, el Cabana, considerado el primer rascacielos Art Déco de la ciudad. “Siempre me fascinó este edificio. Tiene algo como del genio del lugar, una impresión muy difícil de explicar, pero muy sentida”, comenta Cross, quien subraya que su fascinación no provenía de la experiencia directa, sino más bien de la curiosidad que este sitio le despertaba. «La forma de resolver la ansiedad fue empezar a escribir sobre eso», añade, enfatizando cómo la escritura puede ser un puente hacia lo desconocido.

El Cabana, ubicado frente a la Plaza San Martín de Buenos Aires, se convierte en una suerte de protagonista en el libro de Cross. A menudo comparado con la Torre Eiffel en términos de atracción y misterio, el edificio despierta en muchos esa «fascinación por lugares de encuentro», como indica Cross, evocando las palabras de Jean Cocteau sobre estos emblemáticos sitios. “Es como estar en el umbral de algo que fascina, un regalo de la vida”, resalta, aludiendo a la mezcla de lo imaginado y lo real en su proceso de creación literaria.

«Cábana» no solo captura el aura del edificio desde el afuera sino que, para aquellos afortunados que han podido experimentar sus interiores, resulta impactante lo que se observa desde adentro, una doble experiencia que Cross refleja mediante la narrativa. Marcelo, el entrevistador, describe su propia experiencia al entrar al Cabana y la compara con “la caja de Pandora”, destacando como las vistas únicas del edificio hacia Buenos Aires, en dirección a la Plaza San Martín y la Estación de Retiro, ofrecen una perspectiva inigualable de la ciudad. «¿Cómo no vas a ir al lugar emblemático al que te mandaron desde siempre? Cada vez que leíste un libro o viste una película», reflexiona Cross en relación no solo al Cabana, sino a esos lugares icónicos que tanto capturan el imaginario colectivo.

Un detalle que resalta en la entrevista es el humor presente en «Kavanagh», en particular en el relato del romance del señor Paso y la señora Sosland. Esther Cross revela que el humor en sus escritos surge espontáneamente, aunque reconoce que es necesario un proceso de revisión donde se plantea suavizar o intensificar esta presencia. «El humor es un buen mensajero a veces y sirve para aliviar tensiones, pero también es peligroso», explica, destacando el delicado equilibrio que se requiere para integrarlo sin desvirtuar la emoción genuina.

Durante la charla, Esther también reflexiona sobre un curioso relato incluido en su discurso al asumir su butaca en la Academia: la historia de Georges Bouchet, el tatuador más famoso de Gran Bretaña, conocido por su pulso firme que, paradójicamente, desapareció cuando intentó escribir sus memorias. Este episodio simboliza, según Cross, «lo delicado y profundo que es sentarse a contar una vida». En un contexto similar, menciona el caso de Agatha Christie, quien elige deliberadamente omitir la desaparición mediática de 1926 en sus memorias, mostrando que una vida no se define únicamente por sus episodios más vistosos.

La incorporación de Esther Cross a la Academia Argentina de Letras suma una nueva dimensión a su carrera. La escritora destaca el papel crucial de los escritores en la academia, que va más allá de unir la literatura con los estudios lingüísticos. «La literatura es mucho más que solamente escribir ficción», señala, subrayando el rol esencial de las palabras en la cultura y la institución. «Estoy fascinada viendo cómo los lingüistas y filólogos trabajan en la Comisión de Argentinismos», señala con entusiasmo, uniendo así su pasión por la literatura con la exploración del lenguaje y sus cambios.

Esther Cross concluye la entrevista reflexionando sobre uno de sus temas predilectos, Mary Shelley y su obra maestra, «Frankenstein». Ante la inminente adaptación a cargo de Guillermo del Toro, Cross confiesa su expectación: «Me intriga mucho, un monstruo sin cicatrices es una idea absolutamente diferente», comenta, reforzando así su amor por las narrativas que desafían las expectativas.

Esther Cross nos deja con la certeza de que las letras nacionales tienen en ella a una defensora apasionada, una traductora de misterios que habitan tanto dentro de las personas como en los edificios que elegimos contar. A través de su pluma, busca no solo narrar historias, sino conectarnos a todos con esos espacios donde la imaginación de muchos converge y que, en última instancia, moldean nuestra realidad compartida.