Este nuevo álbum es un capítulo más en la prolífica carrera de Sivori y sus compañeros de Scalandrum, quienes se destacan por su capacidad de amalgamar géneros y estilos dentro de la matriz del jazz. «Le ponemos garra y tratamos de crear y proponer en un ambiente que a veces es un poquito árduo», menciona Sivori, en alusión al desafío de hacer música en un contexto global difícil. Sin embargo, su pasión y creatividad operan como un contrapeso a las adversidades.
Mariano Sivori nos cuenta que la génesis de «Cómo ir a la luna» fue, en parte, gracias a un instrumento muy particular: un bajo Gibson EB-2 de 1967 que se cruzó en su camino casi por casualidad. «Este bajo, estando acá en casa, es como que lo adopté como si fuera un gatito que uno ve en la calle», describe. La conexión fue inmediata, y el tono dulce y nasal del Gibson inspiró la sonoridad del álbum. «Usé una especie de restricción de manera creativa, con este bajo, este sonido, esta formación», explica el bajista sobre su enfoque minimalistico al diseñar el disco.
La historia detrás del bajo Gibson es un ejemplo más de la constante exploración y experimentación que caracteriza a la carrera de Sivori y su afiliación con Scalandrum. «Siempre escucho algo más ahí. Hay un diálogo con el rock, un diálogo con otras formas», comenta sobre las influencias variadas que alimentan su música. Estas fusiones no son simplemente una mezcla superficial, sino el resultado de experiencias de vida y un profundo estudio musical que Mariano describe como un proceso de «tamisando» y «decantando».
«Cómo ir a la luna» invita a los oyentes a embarcarse en su propio viaje personal. Sivori menciona que el título del álbum refleja su travesía personal de creación musical, pero también es una invitación abierta a que cada oyente realice su propia expedición introspectiva a través de la música. Al escuchar su trabajo, puede que los oyentes se encuentren «soñando, acordándose de algo, emocionándose».
Mariano Sivori, quien ha estado tocando tanto contrabajo como bajo eléctrico en diferentes proyectos, siempre ha buscado la manera de emocionar y conectar con su audiencia. «En definitiva, de lo que se trata es de la música, si tenemos un poco de suerte, de que las personas que lo están escuchando se emocionen», señala. El músico destaca la música como un vehículo espectacular para la introspección, una oportunidad para dejar de lado las preocupaciones cotidianas y conectarse con recuerdos y deseos.
El viernes 24 de octubre, Sivori presentará «Cómo ir a la luna» en vivo en Telonius, con dos sets, uno a las 8 de la noche y otro a las 10 y media, en un ambiente íntimo que promete capturar la esencia del disco. «Es un grupo que está consolidado y hemos tocado así y espero que sigamos tocando así», comenta Sivori sobre su formación de cuarteto. Telonius es mucho más que un simple escenario para Sivori; es donde comenzó esta parte singular de su trayectoria con el bajo Gibson, un lugar donde la historia y la música convergen en perfecta armonía.
Por último, los proyectos siguen brotando para Scalandrum, quienes están preparando un nuevo álbum entre otros retos emocionantes que vienen. «Vamos a cumplir, si todo sale bien, mil shows juntos tocando», anticipa Sivori, emocionado por el futuro que les espera tanto al grupo como a él en solitario. «Cómo ir a la luna», por lo tanto, es no solo un hito en su carrera, sino también un puente hacia futuras exploraciones musicales.
Este álbum y el esfuerzo colectivo detrás de él refuerzan lo que Mariano Sivori y sus compañeros de Scalandrum representan: una fábrica incesante de creatividad que impulsa la evolución constante de la música, siempre con el jazz en su núcleo, pero mirando más allá, siempre hacia la luna.
La música siempre ha sido un lenguaje universal, y con «Cómo ir a la luna», Mariano Sivori continúa su discurso abierto y sincero al mundo, un viaje que apenas comienza para aquellos que decidan escuchar y emprenderlo con él.

