En una reciente entrevista con Corina Fiorillo, la autora compartió sus emociones y desafíos al adentrarse por primera vez en el territorio de la escritura en solitario. La obra, que ya ha cosechado buenas críticas, se presenta todos los sábados a las 17 horas. Para Fiorillo, debutar en el rol de dramaturga en el querido Teatro del Pueblo no podría haber sido más significativo. «Estoy más que feliz. Estrenar en el Teatro del Pueblo es una casa extremadamente querida», expresó con entusiasmo.
Corina comentó acerca del proceso creativo detrás de «La lógica de la culpa»: «Mi primera obra no escrita en grupo. Yo escribí en grupo ‘Las Olvidadas de Jacques’, que fue un musical independiente, y esta es la primera vez que escribo en soledad», reflexionaba comparando sus experiencias anteriores con esta nueva etapa.
La idea de esta obra surgió, curiosamente, de un reencuentro personal. «Es como al finalizar una función de una obra que estaba haciendo con Pardi en el Regio, viene Roberto Vallejos a ver la función y nos invita a trabajar juntos de nuevo», narró. Sin encontrar un texto existente que satisficiera al trío de actores, Fiorillo decidió lanzarse en la escritura propia: «Siempre había querido escribir y nunca había tenido el tiempo suficiente… Yo respeto mucho al autor… y nada, me largué.»
Sobre la estructura narrativa de la obra, Corina explicó que no fue premeditada: «La estructura la fui armando con lo que me iba pidiendo. La verdad es que no tuve nada premeditado.» Este enfoque permitió una creación auténtica y orgánica, donde la intuición jugó un papel predominante en la narrativa. El salto temporal fue una de sus estrategias, ya que las escenas avanzan en el tiempo, permitiendo observar cómo el vínculo entre los personajes evoluciona.
«La lógica de la culpa» aborda la conexión humana y el peso de los secretos compartidos. «Me interesaba hablar de cómo dos personas pueden no verse por casi 30 años, pero cargan con la misma carga, que es un secreto pesado. Y entonces cómo sus vidas, de alguna manera, tienen algo empático», explicó Fiorillo. La obra explora también la noción de límites y sus violaciones, especialmente cuando el silencio se presenta como la frontera invisible que los personajes han mantenido.
Minimalista en su diseño, la puesta en escena de la obra está construida hacia adentro, enfocándose en los actores y sus diálogos. «La escenografía siempre supimos que iba a ser mínima… siempre supe que mi relato escénico iba a caer en el actor», señaló, destacando la importancia central de las actuaciones en la ejecución de la obra.
Preguntada sobre si esta experiencia la ha motivado a seguir escribiendo, Fiorillo afirmó que ya está trabajando en una segunda obra, un proceso mucho más natural ahora que ha roto la barrera inicial. «Es cuestión de largarse. Una vez que lo hacés… encontré un lugar de exploración creativa muy fuerte donde poder decir lo que quiero.»
«La lógica de la culpa» continuará en cartel hasta fines de noviembre, con perspectivas de funciones en el interior y la intención de seguir el próximo año. La obra no solo marca un importante hito en la carrera de Corina Fiorillo, sino que también representa una nueva perspectiva en cómo se aborda la culpa y el secreto en el teatro contemporáneo.
Corina Fiorillo no solo ha demostrado ser una directora con visión, sino que con «La lógica de la culpa» ha afirmado su capacidad para crear historias profundas que resuenan con verdad en el escenario. Su paso exitoso a la dramaturgia en solitario seguramente traerá más obras que desafíen y reafirmen la conexión humana en toda su compleja belleza.

