Entrevista a Raúl Maceratini, arquitecto y artista visual: «La Memoria es un tema de todas las épocas»

Entrevista a Raúl Maceratini, arquitecto y artista visual: «La Memoria es un tema de todas las épocas»

Hablamos con Raúl Maceratini sobre su muestra «La Memoria» que puede verse de jueves a domingos en el Cultural San Martín. El arquitecto y artista visual nos llevó a conocer su técnica de óleo diluido y nos compartió anécdotas sobre cómo su arte busca provocar sensaciones y reflexiones sobre la memoria desde un punto de vista visual.

Vamos a hablar de arte visual, lo vamos a hacer con cuidado necesario, porque no la tenemos con nosotros a Bea hoy, que es su día, pero está enferma, le mandamos un beso grande y que se mejore. Y vamos a hablar de la muestra llamada La Memoria, del arquitecto y artista visual Raúl Maceratini, que puede verse de jueves a domingos, de 15 a 21, en este ámbito, en este mismo edificio, en el hall B, AB, de aquí del Cultural San Martín, Sarmiento 1551. Es una muestra que tiene como eje temático, como yo decía, La Memoria, abordándola desde dos perspectivas distintas, la científica y la emocional. Estamos en charla con Raúl Maceratini, quien muy amablemente nos atiende. Raúl, ¿cómo va?, gracias por atendernos, buen día.

En ocasión de la muestra estabas dando alguna vueltita por acá.

Ando, ando periódicamente por la muestra, sí, si te interesa ver la reacción de la gente, cómo mira la obra.

Bueno, ¿cómo es esa reacción?, ¿qué pudiste recoger de la opinión de la gente? O lo haces anónimamente a lo mejor, estás ahí parado, a ver cómo reacciona la gente, te acercabas, ¿cómo es tu dinámica?

Sí, normalmente, obviamente no es la primera muestra que hago, me interesa mucho la reacción de la gente frente a una obra. Lo mío es algo raro, digamos, es distinto, es el desarrollo del óleo diluido, representa una pintura abstracta, pero no geométrica. Muchas veces la confunde con fotografía, fotografía de algo inédito, algo que no está en la naturaleza, porque genera imágenes muy fuertes. Entonces la gente entra o por el color, o por la forma, o por qué es eso. Y ahí donde la gente tarda más de lo convencional en mirar la obra, me acerco y le pregunto si le interesa, qué opina, y obtengo respuestas que me enriquecen muchísimo. Porque cada uno tiene una óptica, el observador es absolutamente distinto, no hay una uniformidad. Y tengo así anécdotas, no en esta muestra, en otras muestras, cuando yo me acerqué un día a una mujer que se quedaba un brazo muy largo con respecto a la obra, y la miraba y la miraba, me acerco y le digo si le gustaba, y me dice, es muy musical, la veo muy musical. Lo que pasa es que yo para pintar siempre pongo música, que puede ser música clásica, música de jazz, lo que me inspire esa obra. Y le digo, mira, esta es la tercera, es la heroica, la tercera de Beethoven, y se puso a llorar. Y me dice, la notaba tan, pero tan musical, cuando la hice disfruté de la heroica y trabajé toda la obra con esa música. Me dice, la siento, y te la estoy migrando, y conozco la obra obviamente, y bueno, le digo, mira, con esto me pagaste la muestra.

Absolutamente. Pero es lo que buscas?

Absolutamente.

Que pase eso, que provoque sensaciones que tienen que ver con otras disciplinas?

Totalmente, totalmente. Es decir, la reacción, me interesa el que pasa y dice, esto es una porquería, o que pasa y dice, que es esto, o pare y dice, que es esto, que estoy viendo. No pasar inadvertido, que no cause indiferencia, eso es lo que busca uno cuando expresa lo que siente.

Raúl, ¿por qué la memoria? Es un tema de todas las disciplinas, de todas las épocas. ¿Por qué en este caso ha aplicado a tu arte y por qué también, eso en lo macro, y por qué en lo microscópico estas dos perspectivas que yo narré cuando presentaba la nota?

Mira, la memoria fue analizada y estudiada por infinidad de veces desde los más distintos lugares. Psicólogos y sociólogos han escrito infinidad de libros. Mi desafío con esta propuesta, con este proyecto, fue dar mi punto de vista, mi visual, por cierto, sobre este tema. Te hicieron a mis manos, soy bastante lector, libros de psicología. Y vi que, por ejemplo, se habían desarrollado muchísimo, muy específicamente con esos temas, con falsa atribución, con fugacidad, con falsa atribución, muchos. Y yo dije, yo quiero dar mi punto de vista visual. ¿Qué entiendo yo por la memoria? Y había un libro que me patió, que es los siete pecados de la memoria, de Jacques Cardin. Y yo dije, a ver, y entonces me propuse dibujar la memoria, ver sus carencias, sus fallas, sus trampas, estas cosas que te hacen que te olvides de algo, que recompongas un hecho. Una cosa absolutamente fascinante, , la memoria. Y también, por el otro lado, el olvido, que es la contramemoria. Y por eso que hay una obra que se llama Las curvas del olvido, que por ahí resume un poco todo eso de las trampas, las corruptas, todo lo que se ve o todo lo que no está. Está corrido, está girado, está confuso. Y con mi técnica de óleo diluido venía muy bien para representar el tema. Otras veces me disparan también libros que caen. En una oportunidad, hace unos años, hice una muestra que se llamaba El fin de las certidumbres. Porque me había pateado mucho un libro de Ilya Prigogine, un eminente profesional, y justamente en ese momento me caía lo de que se acababan las certidumbres, que ya no hay nada que es lo que era. Todo cambió, todo se mueve. Y mi óleo diluido cierra perfectamente para expresar ese tipo de sensaciones.

Estamos hablando, a propósito de su muestra La memoria, con Raúl Maceratini, arquitecto, artista visual. ¿Hablas de óleo diluido? Para quienes no entienden, incluido yo, que levanto la mano, que no estamos interiorizados en técnicas pictóricas, el óleo diluido, ¿de qué hablamos cuando hablamos de óleo diluido?

Bueno, normalmente cuando se dice que un cuadro está pintado al óleo, es cuando el artista pone en la paleta los tonitos de óleo, porciones de óleo, y con eso va generando una obra. Lo mío no pasa por el óleo en estado natural, sino el óleo en dilución. El óleo diluido, normalmente se diluye con trementina, con eso lo hace más ligero. Y yo busqué un diluyente que me permita trabajar el óleo sin que se me seque cuando trabajo. Yo armé un diluyente, que es una mezcla entre trementina, gasol, aceite, grasa. ¿Para qué? Yo trabajo en banco plano, que es una mesa de vidrio. Pico la lámina de cartulina e ilustración, que es el medio sobre el cual yo trabajo, y vuelco el óleo de pomo, tanto en negro como en colores, y lo diluyo sobre la hoja, sobre la lámina, con el diluyente. Armando una masa líquida, viscosa, que cuando logro exactamente el punto justo, en la cocina, el punto justo, empiezo a trabajar. Empiezo a moverme con espátulas, con mano, con dedos, con todo lo que me pueda ayudar. Y desparramo, distribuyo esa masa líquida, viscosa, en la lámina. Y le voy agregando color y sigo trabajando. Siempre con óleo diluido. Como el proceso de gestación de una obra normalmente dura cuatro o cinco horas. Si yo trabajase con el óleo directamente, se me empastaría, se me secaría. Entonces necesito el diluyente que me dé tiempo de secado. Ese un poco es el secreto de mi dilución, de mi trabajo del óleo diluido. El óleo diluido forma parte de las miles de diluciones que puede tener un pigmento. Yo, en mi viaje regresado, hace muchísimo tiempo, muchísimo tiempo, en el año 71, andando por Alemania, tuve la oportunidad de contactarme con la gente del Museo de Bellas Artes de New London. Y estaban trabajando, allá había mucha plata para lo que quisiera. Se trabajaba sobre diluciones. Y tuve la oportunidad de engancharme con un grupo de gente que hacía diluciones de todo con todo. Óleos con agua, con diluyentes, témperas, con todo. Y me enganché mucho en eso, mucho, y empecé a trabajar y a chequear de información. Y después me la traje en mi tiempo y seguí trabajando y desarrollando el tema por mi cuenta. Y, bueno, he logrado un grado de manejo de la técnica bastante considerable. Trabajo sobre bocetos, y si bien no responde el resultado, no es el 100% boceto, como si dibujara el lápiz o calabronilla sobre una tela, es lo que me da la idea rectora de la obra. Y sobre eso trabajo.

Raúl, ¿de cuántas obras estamos hablando en esta muestra?

Dieciocho obras de tamaños de un metro por un metro treinta, y dos obras de un metro treinta por un ochenta o un noventa.

¿De manera libre, sin ningún tipo de guía?

Libre, sin ningún tipo de guía. Y se va, incluso veo que hay gente que entra por una punta, la recorre y vuelve, y vuelve a alguna obra que le ingresó, y la va comparando con la otra. Y a veces charlo con la gente y me dicen, me gustó esta y aquella, por el color, por la profundidad, por el movimiento, todo me nutre, me nutre.

Bien, bueno, invitamos, ¿hasta cuándo está la muestra, Raúl?

Hasta fin de febrero está, después en marzo ya se levanta y entran otras muestras del año noventa y cuatro.

Bueno, invitamos a la gente a que la visite y ojalá que te vea por ahí y pueda interactuar en una charlita con vos. Siempre es lindo hablar con él, el artista que presenta la obra. Fuiste muy amable con nosotros, Raúl, lo mejor para vos y para la muestra, y bueno, un gran año también.

Muchísimas gracias, el agradecimiento mío por la difusión y por el tratamiento que me ha dado el cultural, haciéndonos sentir uno más de la calle. Me encanta. Eso para mí es fundamental. Excelente muestra, excelente institución y muy bien manejada.

Era el arquitecto y artista visual Raúl Maseratini. Hablando de su muestra, La Memoria, que de jueves a domingos de 15 a 21, se puede visitar por el hall AV del cultural San Martín, que está aquí, Sarmiento 1551. Digo aquí porque estamos en el mismo edificio. Así que, por supuesto, entrada libre y gratuita. Aprovechen que hay unos días todavía para visitar. Y por ahí lo ven a Raúl, ahí dando alguna vuelta, y le pueden preguntar. Miren las ganas que tiene de hablar de su trabajo.

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