Enrique Belande, cineasta, presenta su nuevo documental que retrata la pasión y dedicación de Fernando Martín Peña, un ferviente defensor del cine argentino y su preservación, a través de una mirada íntima y poética.
Tras su paso por el oficio, el próximo jueves llega a los cines La Vida a Oscuras, que es el documental de Enrique Belande, que aborda la figura de Fernando Martín Peña, pieza central de la cinefilia argentina, acaso el más grande coleccionista que tiene este país y el más férreo defensor del filmico, alguien que está esperando todavía luego de casi 20 años, , o más de 20 años, que la reglamentada, en reglamentada no, la aprobada Cinemateca Nacional, pero nunca reglamentada, por fin sea puesta en marcha. Y es una película que sigue la cotidianidad de Fernando Martín Peña, como exhibidor, como guarda de películas, como hombre, hombre que piensa, vive y respira el cine, yo diría las 24 horas del día, y la película lo refleja de una manera muy poética también y con mucho amor, no sólo por el cine, sino también por su figura. Enrique Belande está en comunicación con nosotros. Enrique, ¿cómo estás? Gracias por atendernos. Buen día.
Hola, ¿qué tal? Buen día, gracias a vos. ¿Cómo va? ¿Todo bien?
Perfecto. Muy bien. Felicitaciones por la película, que es muy linda.
Muchas gracias.
Es muy linda y nosotros acá hablamos mucho, hemos hablado con Fernando, hablamos de él fuera del micrófono, porque la verdad es que es un estoico que nosotros admiramos mucho, no solamente porque es un hombre que, como dije, recién respira, vive el cine, sino también porque es un gran teórico del cine, es alguien que, a la hora de hablar del cine, no solamente muestra pasión, sino que muestra una sabiduría, como pocos en la Argentina, desde su programa Filmoteca, que lleva adelante desde hace muchos años en la TV pública, sino también su tarea. Recién hablábamos del Malba, nosotros, y una gran tarea allí también. Mucho que se ve en la película sucede allí, en el Malba, también en la Energy, en muchos lugares donde él trabaja.
Bueno, ¿cómo fue que lo convenciste primero? Porque él es un hombre… Duro. Bastante duro,
Sí, sí, sí, es bastante osco.
¿Bastante osco?
Sí. Nos gusta eso de él también,
Sí, claro, obvio. Es su personalidad y es comprensible, digamos. Él tiene que tener algunas taras, digamos, porque ya la tala mayúscula es toda la figura que tiene por el cine, por el coleccionismo. Pero bueno, yo lo conozco desde hace muchos años a Fernando. No diría que somos amigos, pero sí nos conocemos desde más de treinta años y somos cercanos, nos vemos siempre. Sé que él valoraba también películas anteriores, las había programado, de hecho, también en el Malba, cuando dirigió La Fisi. Y no sé, yo soy público suyo, yo voy siempre a los ciclos que él programa hace muchos años.
Claro. Porque en realidad Fernando antes de ser como hoy la figura que asoma a primera vista de él cuando se habla de un preservador, pero siempre antes que eso fue un programador, fue alguien que estaba constantemente proyectando películas en todos lados. Y eso fue, bueno, no sé, yo siempre fui ahí y lo conozco desde verlo y me pareció que en un momento sumado a esta tarea que hace de acercar películas a tantas personas, porque su coleccionismo siempre es para compartirlos, todo lo que él colecciona y junta es para compartirlo después con otras personas, y esto sumado a esta especie de cruzada para tratar de preservar el material fílmico que en un momento se estaba tirando todo, digamos, al desaparecer, hacia 2014 como se instaló el sistema digital en los cines, todos mutaron a digital, y las distribuidoras empezaron a tirar absolutamente todos sus depósitos, todo lo que tenían, y al no haber cinemateca, el único que encaró una cruzada para mantener todo ese material fue él, y su sistema fue ponerlo en su casa, o sea, una locura, pero bueno, alguien tenía que filmar esto y se lo dije, y bueno, a alguien le asustó, un poco a regañadientes, porque bueno, no le, tampoco es que le entusiasmaba tanto que alguien lo siga con una cámara, por esto que hablábamos de su hospedad, pero bueno, lo fuimos haciendo así de a poquito.
El hombre es, para nosotros, que siempre nos preguntamos cómo hacía, pues decíamos, él guarda las películas, y era una especie de misterio, la película tuya devela ese misterio, y es sorprendente, porque el hombre hizo una torre directamente en su casa, hizo una torre directamente, y entonces no es que tiene, porque uno pensaba, es coleccionista, debe tener una pieza, no tiene una pieza, vive entre películas, o sea, vive entre latas.
Ahora se hizo una casita, en ese sentido yo llegué un poco tarde, cuando yo empecé a filmar estaba empezando a hacerse una especie de mini casita al fondo de la propiedad, en una casa vieja en el Gran Buenos Aires, pero hasta ahí él vivía literalmente entre las latas, de hecho algo que hay algunos planos en películas, se ve, tipo la ropa colgada con un perchero, con ropa de Fernando, en el medio, en aquel es explotado de películas, ahora tiene un espacio más habitable, pero sí, lo que construyó es demente.
Pero aparte anda con su proyectorcito y con las latas, va, se toma taxi o alquila furgonetas, es una tarea que es única en la Argentina, no sé si hubo alguien que haya hecho algo antes así, después seguramente, bueno, veremos después, ojalá que sí, porque él también en un momento habla del después, pero la verdad es que es una tarea titánica la de él, y aparte que no solamente eso, sino cosas que hace, no quiero spoilear mucho la película, pero es un hombre que se la pasa revisando que la película no se degrade, y lo hace todo el tiempo, porque él dice, cuando termino me dura un mes hacerlo y cuando termino arranco de nuevo, o sea que está haciendo la misma tarea cíclica todo el año, es increíble.
Hace mucho, hace muchas cosas, y además escribe cosas fascinantes, y programa Ciclos Maravillosos, y la clase, es difícil de entender cómo hace para hacer todo lo que hace, y en ese sentido me parece que es como un modelo así de trabajo, de ética, de trabajo incomparable, es muy impresionante.
¿Y él qué dice? ¿El resultado de la película?
A él le gustó, creo que está muy feliz con la película, confiaba y no se metió en nada durante el proceso, pero también tendría su intriga de qué sería la película, o su desconfianza, pero le gustó mucho, de hecho en las funciones, cuando se presentó a los aficionados se quedó a todas las funciones, a ver la película las tres veces que se presentó, después la sé que la vio también en Córdoba, está como bastante, sí, está muy contento, me parece que sintió que había, nada, que era una representación justa, cabal, y le gusta que la película tiene humor también, está muy contento.
Enrique se ve en muchos fragmentos obviamente, porque es lógico, de película, ¿eso está más que nada mediado con él, o es una elección tuya?
No, no, todo es elección mía, realmente no, nunca conversamos sobre la película mientras la hacíamos, o sea, nunca tuvo ningún interés en saber cómo sería, ni yo lo consulté, solo lo consultaba para decir que vas a estar, o necesito que hagas tal cosa, se puede hacer, pero salvo ese tipo de aproachas y de cómo hacerlo, no, nunca hubo una participación de él en qué mostrar, digamos, en la película.
Estamos hablando con Enrique Belande, que es cineasta y estrena el próximo jueves su película La vida oscura, un documental que está dedicado a Fernando Martín Peña, al gran Fernando Martín Peña.
En la película en un momento lo dice, que a falta de un organismo estatal que se ocupe de guardar esas películas, él tiene que salir a poner su casa y poner su vida, no su casa, poner su vida a disposición de las películas. Él todo esto, esta responsabilidad, yo pensaba mientras miraba la película, qué peso sobre los hombros, qué responsabilidad asumir todo eso. ¿Cómo lo vive? ¿Lo vive con alegría o lo vive con cierto pesar?
Bueno, creo que un poco las dos cosas. Alegría porque él lo hace, lo hace también porque le gusta, o sea, él es lo único que sabe hacer, digamos, pero con el pesar también de saber que debería haber una institución, que es increíble que no la tengamos. Y también creo que el pesar de saber, de estar bastante resignado, que a esta altura ya él no siente que vaya a ver una cinemateca mientras él vive. Tristemente. Eso es triste, eso en la película está también algo. Como que él al final dice, bueno, cuando yo me muera esto lo voy a dar al Estado y creo que se arregle. Y yo creo que eso es medio trágico, porque él lo que se imagina es que ese es el único modo de que haya una cinemateca, de morirse y que el Estado tenga que lidiar con todo ese acervo que es gigantesco. Él ya está llegando a la situación a este punto, que él tenga que sentir eso, me parece. Como que si no, de modo propio, si no es forzado por una herencia así, el Estado nunca va a tener esa cinemática.
¿Durante cuánto tiempo lo seguiste?
No sé durante cuándo. En realidad empecé la película en 2015, hace muchos años, pero también la película en algún momento estuvo completamente abandonada por un montón de factores, de fondos, cosas de mi vida, digo, la película hice en gran medida solo, entonces como que de volte tuve que hacer otras cosas. Pero bueno, fui filmando poco, a partir del 2017 ya casi no filmé casi nada más, hasta el año pasado que cerré algunas cosas que faltaban. Pero el proceso en total fue cerca de ocho años.
¿Y vos cómo arrancaste tu relación con él? ¿Ibas a las funciones de la filmoteca o lo veías por la tele? ¿Cómo es tu historia?
Yo lo conozco a él desde el 91, yo estudié en la FUC, en la primera promoción de la Universidad del Cine, y él justo ese año empezó a dar clases por primera vez, y era mi profesor de Historia del Cine, eso hace 32 años.
Ah, eran un pelito, eran un pelito rojo.
Sí, sí, sí, él era muy chico, pero ya parecía haber visto todo el cine del mundo, o sea, tenía cuatro años más que nosotros, pero era alguien con un conocimiento enciclopédico, y mucha, mucha información. Y a partir de ahí, bueno, fue alguien cercano, yo fui mucho a funciones de él en los diferentes lugares donde él fue proyectando películas, el Club de Cine, la Clara Coleta en algún momento, cuando estaban en el Maxi. Después estuve en el Malba, en el Malba él proyectó el programación de María, mi primera película, como uno de los estrenos ahí. No sé, siempre fue alguien que vi y que conozco hace muchos años ya.
Enrique, ¿cómo estás vivo desde saludas? Cuando decidiste empezar a filmar, hablaste con él, ¿pactaron algo de hasta dónde ir, hasta dónde cruzar esa frontera de la intimidad? ¿Cómo lo organizaron?
Mira, cuando se lo dije fue un poco temeroso, porque sé que él es bastante osco en esas cosas, y si bien él me dijo que aceptó básicamente eso porque nos conocemos mucho y porque valoraba mucho mi trabajo anterior, pero me pidió que no lo moleste mucho, digamos, y igual lo molesté un montón, digamos, no se puede hacer una película sin molestar a alguien. Hay algo en el cine documental que es un poco vampiro, en el sentido de que te metes y cruzas la vida de otra persona y te apropias de pedazos. Es bastante raro filmar documental, tiene una cosa así bastante… te sentís medio un monstruo con lo que le haces a otras personas, ¿viste? Uno no se imagina que alguien que a mí me hiciese lo que yo le hago a otros filmando me volvería loco, entonces puedo entender también que él se ponía mucho a la defensiva a veces.
Y por un lado no me interesaba realmente su intimidad, no había algo. A mí lo que me interesaba era su trabajo, era como poder ver mejor su trabajo, ver los detalles de todo el proceso, pero no me interesaba mucho su intimidad. Por otro lado justo él está tan dedicado a esto que en su vida trabajo y vida privada se mezclan mucho, se mezclan mucho más que en el promedio de las personas, que tienen una separación entre esas cosas. Fernando es todo una gran vida dedicada al cine.
Fue una especie de acuerdo tácito entonces, Como que no se habló mucho pero que cada uno sabía hasta dónde… lo que tenía que hacer el otro y hasta dónde podía ir.
Tal cual, tal cual. No conversamos, no hubo nunca un límite de esto o no. Él cuando esto, él no quería algo que se filme, hacía las cosas para que no se filmen, digamos. Tapaba la cámara con un trapo. No, no te contestaba, viste. Habías dicho que quizás ibas a ir tal día y el día se desaparecía, se subía, se sentía que había algo que él no… No era que quería ocultar, pero que no iba a estar cómodo, él se ponía tenso con la cámara.
Lo pensaste así de entrada sin que hubiera nadie que habla de él, porque muchas veces, bueno, los documentales también cuando abordan una figura, hay alguien ahí, hay gente, personalidades, amigos, colegas. Y me parece que también eso tiene que ver con que él es único, Nadie lo acompaña en la tarea, él lo hace solo. ¿Lo pensaste así de entrada, que fuera un documental de registro directo y ya?
Sí, totalmente. Todo el tiempo pensé eso, hacer un recorte. Hacer un recorte y filmar a Fernando hoy. No contar su historia, no contar su biografía, no contar lo que otros piensan de él. De hecho, hay muchas cosas que ni siquiera se mencionan. Por ejemplo, el descubrimiento del metrópolis, que es como un mito en la historia de su vida, de la preservación cinematográfica mundial. Casi no se menciona en la película, solo aparece lateralmente, alguien lo dice.
Cuando le hacen la entrevista en inglés.
Sí. Entonces la idea era no hacer una película biográfica, no hacer una geografía también, no hacer algo como un monumento a Fernando, sino realmente poder acompañar su trabajo, observarlo, valorar los detalles de todo lo que hace, estar presentes con él. Me parecía que eso era más vital que un montón de elogios uno atrás del otro, que iba terminando siendo algo así como más informativo que vital.
Enrique, ¿a qué salas va a ir la película?
La película va a estar en el Malba inicialmente, desde el sábado 8 de julio a las 20 horas. Después va a estar también en Córdoba a partir del 20 de julio. Por ahora, va a estar todos los sábados de julio en el Malba a las 20 horas.
Bueno, excelente. La verdad que felicitaciones, Enrique. Es una muy linda película, muy entrañable también. Y Fernando Martín Peña es una figura central de la cinefilia argentina y del cine argentino también, de lo que representa la exhibición del cine argentino. Te mandamos un abrazo y te agradecemos mucho y felicitaciones nuevamente por la película.
Muchísimas gracias. Que tengan un buen día. Un abrazo grande.
Era Enrique Belande, cineasta, el que hizo esta película que se llama La vida a oscuras, que aborda la figura de Fernando Martín Peña.