«La Terminal» es un documental que captura la vida cotidiana en la terminal de ómnibus de La Falda, Córdoba. A través de un enfoque íntimo y humano, la película revela las historias y experiencias de aquellos que pasan por allí, abordando temas universales como el amor y la pérdida.
La nueva y última película del director, guionista y docente Gustavo Fontán, «La Terminal», tendrá su estreno nacional en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín, situada en avenida Corrientes 1530, desde el 4 hasta el 11 de abril. La obra documental, que se sumerge en la vida de la terminal de ómnibus de La Falda, Córdoba, se exhibirá en distintos horarios: jueves 4, viernes 5, sábado 6 y domingo 7 a las 21 horas, y martes 9, miércoles 10 y jueves 11 a las 18 horas.
En conversación con el director Gustavo Fontán, se revela la motivación del proyecto y los elementos únicos de la terminal de La Falda, que ni muy grande ni muy pequeña, es un punto de confluencia de trabajadores y estudiantes que viajan diariamente. Fontán reflexiona sobre la identidad propia de esta terminal en contraste con la noción de los «no-lugares» como los aeropuertos, y cómo los testimonios en off de amores y pérdidas dan un sentido profundo y personal al lugar.
El film, rodado durante la salida de la pandemia, refleja la realidad híbrida de ese momento, con personas aún usando barbijos. La filmación en la terminal implicó una aproximación discreta y respetuosa, con las personas conscientes de la presencia del equipo. La película se sostiene visualmente con una fotografía que trabaja con sombras y luces para evitar el naturalismo y reforzar la atmósfera y sensaciones del espacio.
El sonido, grabado íntegramente en la terminal, se manipula en postproducción para situar estratégicamente los ruidos y voces, generando una narración auditiva que, junto con la estructura visual de días transcurriendo, construye un relato denso y continuo. Gustavo Fontán comparte la influencia de su pasado en Banfield, la figura de su padre ferroviario y una posible futura exploración en trabajos sobre estaciones de trenes.
La proyección en la Sala Lugones será seguida por presentaciones en otras ciudades, como La Plata y Córdoba. «La Terminal» es una obra que resalta la importancia de los espacios y las historias personales que allí laten, recomendada para aquellos ávidos de un cine reflexivo y profundamente humano.
Entusiasmado con la llegada de «La Terminal» a un ámbito como el de La Lugones,
– Gustavo: Sí, bueno, un estreno siempre es el momento en que se concreta un ciclo que muchas veces en el cine es muy largo y una sala tan hermosa y tan amada, bueno, es motivo de felicidad. Y sobre todo para una película como «La Terminal»…
– Es un registro documental de un lapso de tiempo en la Terminal de Omnibus de La Falda. ¿Es la terminal oficial de Omnibus de La Falda esta, Gustavo, o es una terminal cualquiera?
– Gustavo: No, es la terminal de La Falda. Nosotros queríamos mirarla porque nos daba una dimensión, digamos, ni muy grande ni muy pequeña, de los micros interurbanos que van de pueblo en pueblo, llevando trabajadores y estudiantes día a día.
– Exactamente, y es un lugar con identidad. Me parece que vos en la película puntuás esto con testimonios en off que tiene que ver con la vida privada de esa gente.
– Gustavo: Es una película que no se podría haber filmado en otro lugar que no sea La Falda, porque lo que se toma es esa materialidad, esos personajes y no otros. Pretendíamos que adquiriera un valor universal, pero las respuestas no podrían haber ocurrido así en otro lugar.
– ¿Y por qué preferiste que fuera en off? ¿Cómo cambiaste el punto de vista en la filmación?
– Gustavo: Nosotros teníamos una estrategia de puesta en escena que era que el que mira nunca se va. Queríamos registrar el movimiento y el espesor de las experiencias humanas, como si el espacio los contuviera. Es alguien hablando para siempre.
– ¿Cómo fue la filmación? Mucha gente estaba enterada de que filmabas, ¿cómo lo gestionaste?
– Gustavo: La mayoría sabían porque es un lugar pequeño y les preguntábamos si querían contarnos su historia de amor. Había un intercambio con ellos, aunque algunos pasaban fugazmente. Nos quedamos días y días en la terminal, y había algo que se volvía familiar.
– También hay un trabajo importante en fotografía y sonido. ¿El sonido está registrado en la terminal?
– Gustavo: Sí, todo el sonido está registrado allí, aunque luego en postproducción se manipulan y mueven los sonidos estratégicamente.
– La pandemia también está presente en la película, ¿esto le da una dimensión diferente?
– Gustavo: Sí, era el momento de salida de pandemia, donde algunos lo usaban, otros no, y todavía era obligatorio en los micros. Fue filmada en el fin de la pandemia.
– ¿Cómo trabajaste el montaje?
– Gustavo: Necesitábamos construir una estructura de tres días, con núcleos como el trabajo con reflejos. Lo fundamental es cómo una imagen afecta a la otra y genera un ritmo, algo que parece lo mismo pero se renueva.
– La película no es en blanco y negro, pero los colores tienen una falta de matices. ¿Fue buscado?
– Gustavo: Sí, Ezequiel Salinas trabajó mucho con condiciones de luz y reflejos para disolver los contornos, evitando el naturalismo y costumbrismo del lugar.
– No hay lumpenaje en la película, a pesar de los esfuerzos retratados.
– Gustavo: No era la intención. Ya el esfuerzo del traslado para ir a trabajar es suficiente, y esos rostros cansados eran lo que queríamos mirar.
– ¿Te gustaría hacer algo con estaciones de tren?
– Gustavo: Lo he pensado, sobre todo porque mi papá era ferroviario y tenía su pasión por los trenes. Así que veremos si alguna vez.
– «La Terminal» se podrá ver entre el 4 y el 11 de abril en la Sala Lugones. ¿La llevará al circuito de Salas?
– Gustavo: Sí, va al circuito de Salas, como en La Plata y Córdoba. Queremos acompañarla y cuidarla.
– Gustavo, felicitaciones por «La Terminal» y gracias por esta charla.
«La Terminal» se presentará del 4 al 11 de abril en la sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín, avenida Corrientes 1530.