El 9 de marzo de 1988, dos jóvenes periodistas, Luciano Di Vito y Fernando González, lograron reunir a los cuatro integrantes de Serú Girán en un encuentro secreto en el barrio de Almagro. Este reportaje histórico, que tuvo versiones parciales en diversos medios, se presenta por primera vez completo en el libro “La entrevista imposible”. Esta charla desencadenó una zapada mágica y, según algunos, fue el primer paso hacia la futura reunión de la banda en 1992. Conversamos con Luciano Di Vito para conocer los detalles de esa jornada memorable.
¿Vos sabés que puse el tema? Porque ustedes le recuerdan al mendigo en el andén, y ahí en la charla, Lebon, que debe ser el que más habla en la charla, o de los que más habla, dice qué temazo, y después lo tocaron encima en la zapada.
Sí, la zapada fue mágica porque se miraron y dijeron, ¿qué hacemos ahora? Y, toquemos, dijeron. Nosotros nos quedamos mirando así, abriéndonos los ojos, como platos playos, y dijimos, bueno, vamos. Y nos pusieron ellos adelante, había una sala ahí para tocar, y nos pusieron adelante como, digamos, fila uno, por así decirlo, y ellos nos decían, bueno, qué tema quieras, qué tema quieras.
Digo, no fue tan difícil. Les tocaron el timbre, y lo que demuestra el libro era que Serú Girán nunca se separó en malos términos, todo lo contrario.
Exactamente. En realidad lo dice Pedro, en la entrevista, que él se va del grupo.
Claro.
Y, digamos, interiormente muchos sabían que había, en aquellos años, para la gente más joven, había versiones que Pedro le dice, bueno, yo me voy del grupo, me pueden reemplazar. Y claro, después se les cuenta que tenían que traer a cinco músicos.
Claro, obvio.
Y porque Pedro tocaba el bajo, tocaba los teclados, cantaba, era…
Arreglaba, claro, un montón de cosas.
Claro. Entonces, en ese momento, Serú decide que no, que además, digamos, la química que tenían ellos, si después de seis años tenían esa química, imagínate antes.
Impresionante, sí.
Sí, sí, totalmente. Entonces, la entrevista fluyó muy bien, fluyó muy bien. Yo creo que, a ver, era otro tiempo, estamos hablando de 36 años atrás, no había jefe de prensa, no había redes, y era mucho más, si querés, accesible presentarte, tener respeto y decirle a alguien, che, quiero hacer esto.
Y no estaba también, Luciano, la histeria que hoy rodea al mundo del espectáculo, el rock particularmente, Esta cosa del divismo.
Digo, tocaron el timbre en…
Yo creo que ahí todo dura un post.
Sí.
Todo dura un post y creo que eso tiene que ver con que no hay más revistas, también por lo digital, Pero digamos, yo siempre me acuerdo de la frase de Humberto Eco sobre las redes, que dice que antes los locos y los estúpidos hablaban en los bares, querían cambiar el mundo y quedaba ahí.
Sí.
Y con la ayuda de internet, se hizo masivo.
Claro, absolutamente, absolutamente. Bueno, yo no quiero spoilear el libro, pero si querés contar mínimamente, ¿por qué se les ocurre a ustedes hacer esto? A vos y a Fernando, que hoy Fernando ya no es periodista.
Fernando no es periodista, trabaja en ARSAC.
Mirá.
Así que, digamos, que tiene de algún modo alguna conexión,
Por supuesto, por supuesto.
Pero, sí, sí, Fernando, con Fernando nos conocimos en la escuela, estábamos en el darsalle los dos, y con Sergio también, que Sergio, el chiquísimo que sacó la foto.
Sergio Levan, sí, que sacó la foto.
Sergio Levan, exactamente, que tampoco se dedica a periodismo, porque el único fui yo. Y bueno, nosotros con Fernando teníamos un programa que se llamaba El submarino amarillo.
Claro.
Con Lupo.
Exactamente, ahí en Santa Fe 2043, donde estaba la radio del Plata.
Claro.
Y bueno, empezamos a ir de ahí de cholulos, y después empezamos a tomar los teléfonos, y después empezamos a hacer algunas cosas, y después ellos inventaron, tenían el programa, tenían mil secciones, y nosotros veíamos que queríamos hacer radio, teníamos ganas de hacer esa cosa, de entrevistar, y qué sé yo, entonces en un momento dijimos, bueno, hagamos algo fuerte que nadie haya hecho. Y bueno, no sabíamos muy bien qué, nos juntábamos siempre en algún bar, qué sé yo, el predilicto era la giralda, la vieja giralda.
Sí, sí, claro, claro.
Y bueno, ahí salió la idea de juntar a Ceru Girán, que parecía descabellado, nos llevó unos cuantos meses, eso sí, y por suerte lo pudimos hacer, o sea, cualquier otra persona quizás, a Fernando o a mí nos suele decir, ustedes están locos, no se puede hacer, qué sé yo, cosa que ocurrió después, porque después que tuvimos la nota no nos creía nadie. Entonces fue, digamos, un boomerang al revés, todo lo bueno que había generado la nota, después no nos creía nadie.
Claro, claro, claro.
Entonces, eh, traigan a Pri, junten Oxygener y a los Beatles.
Claro, o sea, fue un garrón después. Pero fue por eso, o sea, muy poca gente nos creyó, y también eso contribuyó después a guardar la nota, viste, porque…
Claro.
Después, con los años, ¿a quién le puede interesar?
Por eso, Jota, bueno, un poco completa lo que decís, por eso la nota nunca parecía completa en ningún lado, porque ustedes, porque los que tenían los medios no les creían que era realmente cierta la nota, o ustedes medio que se la guardaban, ¿por qué nunca se la pudo ver completa?
Nosotros siempre tuvimos la idea de publicar la nota, lo que pasa es que tenía dos contras en la nota, primero que no había video, y un par de años después explota el video.
En ese momento, en esos años, finales de los 80, alquilar una cama era carísimo.
Claro, sí, sí.
Y no daban las cámaras de foto que hoy te graban, viste.
Exactamente, las fotos están sacadas con una máquina pocket, ni siquiera con una máquina profesional, lo cual habla de la habilidad de Sergio, para iluminar bien en un lugar súper cerrado. Pero después, lo que pasa es que, fijate qué paradójico, había mucho menos medios, pero había mucho más medios gráficos.
Perdón, había mucho más medios gráficos de lo que hay ahora, y sin embargo no nos creían, no, Serugirá no vende, qué sé yo, viste. O sea, fue más la fuerza que hicieron los coleccionistas, la gente, digamos, que sabía que eso había pasado, porque después que sonó en el programa de Aripalucho Maratón, se generó toda una cosa, vuelve Serugirá, había un rumrum de eso, pero al año ya se había pasado todo. Y ahí, bueno, dijimos, guardémoslo, total, no perdemos nada, y Sergio Marchi, fijate, siete años después, le dimos un extracto para el libro No digas nada.
Y después en el 2003, 2004, me aparece un coleccionista, Lautaro Pavia, que me dice, tengo algo para arte que es tuyo, y yo me quedo, y me dice, mira, esta es la grabación de consola de lo que ustedes hicieron.
Claro, solo hemos grabado la zapada con un grabador de periodistas. Y estaba Eduardo Bergallo, que había registrado la nota y también había grabado la zapada.
Y ahí teníamos el círculo completo, coincidía con la llegada a internet un tiempo después, digamos, masivamente, y entonces durante mucho tiempo estuvo la zapada, pero no la entrevista. Y bueno, en un momento lo conozco a Rote de Pietro, gracias a él publicamos el libro.
Todo lo que tenga una uña de Charly García es para Rote.
Claro, cuando él estaba grabando Esta noche toca a Charly, ahí bueno, trabamos un buen principio de amistad y bueno, salió la posibilidad. Es más, en vivo lo que más se acercó a la entrevista es En esta noche toca a Charly, que tiene cuatro páginas, donde ahí digamos, vendría a ser el prólogo de este libro casi. Y bueno, se quiso hacer cinco años atrás, pero no se pudo y recién, aunque parezca mentira, en estos tiempos tan bravos se pudo hacer. Luciano, ya sabemos que los medios un poco los ignoraron. Ahora, ¿cómo repercutió la entrevista entre los músicos? ¿Cómo los afectó a ellos?
Ellos quedaron muy contentos, de hecho nos invitaron a un montón de shows, fuimos a verlos. En aquel año 88 es un momento esplendoroso de Charly. Charly venía a presentar parte de la religión, entonces estaba en la cresta de la ola. Hicimos otras notas más con Charly, después lo llevamos con Fito a tocar a Cemento vestido a lodo de blanco, con un piano en cemento, imagínate, a tocar Beatles. Porque además teníamos la suerte que un compañero nuestro, un amigo también del colegio, vivía en el piso de abajo donde vivía Fito de Santa Fe Callao con Fabiana. Entonces bueno, los músicos se enteraron, lo tomaron muy bien. De hecho, en esa reunión del TMA, viene Baglietto y abre una puerta y no pueden creer que estén los cuatro Cerús. Empieza a correr como reguero de pólvora. Una revista empieza a tirar, vuelve Cerú Girán. Lo que cuenta ahí después en el libro, yo me había olvidado, que 45 días después Charly hace un show, invita a tocar a Pedro, invita a tocar a David. También hay como una cosa de volverse a juntar, pero después de un tiempo dicen que no se van a juntar.
¿Qué relecturas es de ustedes como entrevistadores? Porque a los 20 uno tiene una frescura que por ahí después por el oficio mismo la pierde. Una frescura y una impunidad. ¿Estás conforme con ese joven periodista?
Mirá, es una muy buena pregunta. Yo estoy contento con lo que hice en ese momento, en ese año. ¿Por qué? Porque con Fernando nos documentamos de la mejor manera posible, que era ir a los archivos de los diarios. O sea, imagínate hoy un pibe quiere saber Cerú Girán, se sienta en la computadora, la pone en el teléfono.
Googlea, claro.
Tiene un chat de inteligencia artificial y le va a salir todo.
O sea, se prepararon.
Nosotros nos preparamos mucho, nos ayudaron otros amigos y amigas. Íbamos a los diarios y sacábamos fotocopias. Digamos que teníamos la versión oficial de Cerú Girán y muchas veces nos preguntábamos. Hay algunas preguntas ahí. En algún momento van de frente. Cuando le dicen a Pedro, no anduvo tan bien lo último que hiciste. Que Pedro dice, ¿Quién los trajo a estos pibes? Nosotros con Fernando teníamos claro que no teníamos nada que perder. Y yo creo que también era una cuestión de escucharlos a ellos. Entonces, eso fue lo que hicimos. Y con Fernando teníamos claro que también había que repreguntar. Porque sabíamos que Charlie era súper veloz. Sabíamos que… Fíjate que David, es cierto lo que dicen, que era uno de los que más habló, pero también es el que más nostalgia tiene.
Y Pedro es como el que va llevando el hilo de… Se acuerda de otras cosas. Tiene como la memorabilia. Después sería el gran artífice del reencuentro en el 92, Pedro.
Claro. Incluso en el disco tiene un protagonismo, en el disco que hicieron, que no tenía en los otros discos, Pedro.
Sí, lo que pasa es que eso llegó muy tirado de los pelos en el 92.
Llegó muy tirado de los pelos. Digamos que parafraseando a ciertos escritores, ya La Plata…
No, y es una época de Charlie complicada también.
Es una etapa de Charlie complicada. Y a mí lo que más me emociona de todo es volver a escuchar a Moro.
Porque Moro, digamos, es un músico que no tiene tantas entrevistas, si te pones a fijar, y menos un registro, digamos, que se pueda escuchar a Moro hablando y esas cosas. Y el libro tiene una dedicatoria a Omar Chaban, un personaje que quedó con un final un poco amargo. ¿Por qué lo dedicaron a él los dos?
Mirá, porque en esos años, desde el 85, 86, nosotros, en fin de buscar personajes para entrevistar, para hacer cosas con Fernando, lo conocimos a Omar Chaban. Y Omar vio en ese momento algo en nosotros y dijo, bueno, quiero que me ayuden a hacer prensa de determinadas cosas, de determinados shows. Y nosotros íbamos, por ejemplo, hace pocos días falleció el querido Jorge Dorio, y me acuerdo que le llevamos una casetilla de genial, de Héctor Rosa, genial era el que cantaba con Luca, el que canta La Rubia Atarada, por ejemplo, que tenía un espectáculo que se llamaba Tiptole Tonto, que le llevamos al Monitor Argentina, que es el programa que llevamos.
Sí, con Caparrón.
Claro. Y entonces mucha gente iba que había visto eso, otra gente después se enteraba de determinadas performances que hacía Omar, de teatro alemán, de otras cosas, amén de las bandas que se presentaban. Entonces Omar fue un tipo que nos ayudó mucho a conocer la noche de Buenos Aires, determinados personajes, era un tipo que iba al Colón, que se juntaba con los reyes, escucharon esto, vieron esto, y nos fue la verdad una antena de esos años maravillosa, en un lugar donde como cementos había mucha cultura, mucho personaje, y la verdad que nos ayudó mucho, y creo que se dedicamos por esos años que atravesamos también en juntar a Cerugirán, en hacer todas las cosas que hicimos con el Flaco, con Fernando. Bien, bien. Fue por eso, sabemos que a lo mejor algunos se pueden, digamos de este presente y de lo que todo pasó después, a lo mejor se sentía tocado, pero el libro está por esos años 80, finales de los años 80. Se entiende, se entiende la dedicatoria. El libro se llama La entrevista imposible, una tarde con Ceru Girán, 9 de marzo de 1988. No queremos adelantar más, queremos que la gente vaya y lo compre, y después escuche La zapada y vuelva a vivir. La entrevista no está en ningún lado, no se puede escuchar, no está ahí. No, hay algunos audios dando vueltas, después si quieren les mando más, tengo algunos audios, no sé si Roca les mandó algunos audios.
No, no, no mandó nada.
Listo, después si quieren les mando algunos audios, porque hasta ahora la respuesta que estamos encontrando es que nos dicen así, leemos el libro y tengo la voz de ellos en la cabeza.
Es muy lindo, todo lo que estoy recibiendo ahora me pone muy contento que la gente lo haya recibido así, además gente contemporánea de uno que vivió aquellos años, que iba a la disquería a esperar el disco.
Luciano Divito, quien junto a Fernando González, hicieron esta entrevista el 9 de marzo de 1988 junto a Noracero Ceru Girán, a seis años del último show.