Una conversación con Fernando Krap sobre la investigación pionera realizada por psicoanalistas argentinos en las décadas de 1950 y 1960.
– Bien, seguimos con la literatura. Diego, es el último día de Diego antes de su vacaciones. Estamos teniendo como una naranja acá, pero bueno, ¿qué va a ser? Es el precio a pagar. En el libro Viva la Pepa, publicado el psicoanálisis argentino Descubre el LSD, ese es el subtítulo, publicado por Ariel a fines de 2023, el escritor y cineasta Fernando Krap y el sociólogo Damian Huervo abordaron la historia de Buenos Aires como uno de los lugares en donde entre las décadas del 50 y 60, el siglo pasado, un grupo de psicoanalistas experimentó con el LSD como droga terapéutica. Estos especialistas argentinos buscaban, a través de estos tratamientos, llegar a estados de la mente que le permitieran dar respuestas a patologías psíquicas. O sea, usaban el LSD para llevar más allá a los pacientes o las pacientes y poder indagar en su psiquis. Una idea revolucionaria que, por supuesto, tuvo sus detractores y en algún momento dejó de poder instrumentarse por un montón de causas, que, por supuesto, el libro, en una gran investigación y también en un muy lindo trabajo de escritura, lo desgrana.
Estamos con uno de ellos en comunicación, que es Fernando Krap. Fernando, ¿cómo te va? Gracias por atendernos. Buen día.
Fernando Krap: Hola, buen día. ¿Cómo están?
– ¿Cómo andas? ¿Todo bien?
Fernando Krap: Bien, bien. Te saludo desde Jujuy.
– Ah, mira. Últimamente estamos hablando con mucha gente que está de vacaciones, así que, bueno, te lo agradezco. ¿Ya desayunaste empanadas?
Fernando Krap: Estoy, sí, desayuné empanadas. Estoy una parte de vacaciones y una parte haciendo una nota sobre el litio.
– Ah, bueno. Y otra parte haciendo un libro también en la zona. Bueno, un tema del litio, de candente actualidad. Fernando, bueno, es una historia extraordinaria y lo primero que se me ocurre, incluso, más que nada, también para que los y las lectores se interioricen, es ¿cómo se les ocurrió hacer esto? ¿Cómo llegaron a esta historia?
Fernando Krap: El libro, en realidad, surge más como una propuesta por parte de Fernando Pérez Morales, que es un editor, que tiene una editorial que se llama No Tampoan, porque el libro es una publicación entre él y No Tampoan.
– Una coedición, digamos.
Fernando Krap: Una coedición, claro, entre las dos editoriales. Y Fernando es el hijo de Paco Pérez Morales. Paco Pérez Morales es uno de estos psicoanalistas aventureros, que fue uno de los pioneros en el tema de experimentar con ansiedad y sergio en la década del 50 y década del 60. Y, bueno, Fer lo llamó a Damián y Damián me llamó a mí después de… O sea, Damián no había hecho un trabajo exhaustivo en periodismo, pero me llamó a mí como para sumarme a la causa y ser dos escritores en este tema. Y, además, somos amigos desde hace muchos años, desde hace 20 años. Yo había escrito un libro de crónicas sobre la colectividad japonesa para la colección de Leila Guerriero, en Tuskets. Así que tenía como ahí un poco de experiencia en periodismo de investigación. Y, bueno, nada, cuando me llegó el tema dije, esto es increíble. Tenía ni idea de que un grupo de psicoanalistas en la Ciudad de Buenos Aires había hecho esto, o habían experimentado, o que el ácido lisérgico había pasado por Buenos Aires y que había tenido tanta relevancia. Así que no pude decir que no y me metí de lleno durante un par de años en este universo.
– ¿Les da calidad de pioneros también en el mundo? ¿O era algo que se usaba en otros lugares y Argentina replicó de algún modo?
Fernando Krap: Fue pionera, fue pionera en Sudamérica, junto con México también y con Brasil. En realidad, cuando aparece la droga, que fue Hoffman, Albert Hoffman, el creador, el que la sintetizó a través de los laboratorios Sandoz. Los laboratorios Sandoz lo que querían era un poco expandir esta nueva droga dentro de la comunidad científica y, sobre todo, dentro de la comunidad terapéutica. Y si vos eras un psiquiatra titulado y te habías enterado de esta noticia, lo único que tenías que hacer era plantear un proyecto de investigación y pedir las ampollas a los laboratorios Sandoz en Suiza y ellos te la mandaban.
– ¿Qué es lo que hace Talaferro?
Fernando Krap: ¿Qué es lo que hace Alberto Talaferro? En la década del 50, básicamente hace eso, se entera a través de que había esta nueva droga y mandó un pedido al laboratorio y el laboratorio se lo envió a su casa. Nosotros contamos ahí lo que pasó con la primera valija, que fue que la persona que trabajaba en su casa no sabía qué era y la tiró. La primera valija de ácido disérgico terminó en un basural y Talaferro la fue a buscar en un basural un poco desesperado. Pero nada, te enviaban ampollas de LSD puros, una cosa que hoy no existe.
– Claro, claro, claro. Lo cual habla un poco también del libro, ahora vamos a indagar por supuesto en la historia del libro, pero también habla del estado privilegiado que siempre hubo en la ciencia en la Argentina desde los científicos, esta cosa de la innovación. Tiene un lugar importante y eso estaba refrendado por premios internacionales, premios Nobel incluso, digo, la ciencia argentina.
Fernando Krap:Sí, total, y bueno, y Talaferro, lo mismo los otros psiquiatras que nosotros narramos, Rebe Álvarez de Toledo, Alberto Fontana y Paco Pérez Morales, todos ellos surgieron del riñón de Enrique Pichón Rivière, que fue una figura central en la investigación psiquiátrica en la Argentina, un tipo de una lucidez y una inteligencia increíble y una historia de vida espectacular. Digo, Pichón Rivière trabajaba en el Hospicio de las Mercedes, que es el actual Borda, y fue uno de los que empezó a experimentar con otras técnicas, fue el que trajo el electroshock, fue el que hizo el narcodiagnóstico, hacía cuestiones con, inducían a pacientes psiquiátricos y pacientes esquizofrénicos en estados de epilepsia para generar neurosis, para generar supuestas neurosis. Fue toda una época muy interesante en la década del 40, sobre todo en relación a la psiquiatría. También para mí, yo soy periodista, no soy psicoanalista ni psiquiatra, para mí fue un mundo también descubrir un mundo, sobre todo esta época de transición, en donde se pasa una idea positivista en relación a la locura, a los locos hay que sacarlos del medio, y se empieza a tratar de pensar que le pasaba a un loco por la cabeza, y aparecen estas drogas, y el LSD aparece enmarcado en este mundo. Lo que pensaba Taraferro y lo que pensaba muchos de estos psiquiatras al comienzo, es que el LSD lo que producía era una psicosis artificial. Una psicosis artificial es que vos generas a un neurótico, alguien como vos, como yo, como cualquier persona, le generas síntomas de tipo esquizofrénico. Produce despersonalización, produce suspensión del yo, produce visiones de colores, entonces ellos creían que esos síntomas eran los que también se le producía a un esquizofrénico. Entonces si vos más o menos podías entender, si algún neurótico podía tener una experiencia esquizofrénica, más o menos podías entender lo que le pasaba a un esquizofrénico por la cabeza. Eso era todo un avance para la época, una época en la que a los locos en realidad se los sacaba del medio, igual sigue pasando, a los locos los seguimos sacando del medio, no los tenemos incluidos socialmente, pero en una época en donde realmente era, bueno, si estás loco, chao, te mando un hospicio, te saco de la ciudad y me olvido de vos. En esa época Pichón Rivière sobre todo quería saber qué era lo que pasaba y realmente ellos creían que se podía curar la psicosis. Y en realidad lo que pasó después es que en realidad los efectos que empezaban a tener los pacientes, o sea, un esquizofrénico sufre, una persona loca sufre sus síntomas y lo que empezaban a ver con los neuróticos que usaban LSD es que en realidad tenían experiencias, en su mayoría, bastante más placenteras. Un viaje de ácido es bastante más placentero que un ataque de esquizofrenia. Entonces los que empezaban a entender, y sobre todo la camada que vino después de Talaferro, que es Paco Pérez Morales, Alberto Fontana y Rebe Álvarez de Toledo, es que lo que producía el ácido lisérgico, creían ellos, eran acortamientos en los tiempos de terapia normal. Es decir, una persona normal que quizás estaba un año entero haciendo la terapia, quizás teniendo una sesión de ácido lisérgico, se la cortan los tiempos porque pueden llegar a un tipo de imagen traumática, empiezan a surgir recuerdos reprimidos, empiezan a surgir, según ellos, regresiones infantiles. Entonces todo eso, para ellos, era acortar tiempos de terapia y lo que hacían era tener una sesión de ácido y después trabajarlo. Trabajarlo en tener una terapia. Es decir, bueno, recordemos qué fue lo que pasó en esta sesión de ácido y empecemos a pensarla y empecemos a analizarla con las herramientas de la psicoterapia normal.
Diego Bédez: Fernando, ¿cómo estás? Diego Bédez te saluda.
Fernando Krap: ¿Cómo estás Diego?
Diego Bédez: Todo bien. Somos compañeros de editorial ahí en la crujía.
Fernando Krap: Ahí está, sí, es verdad.
Diego Bédez: Porque Fernando publicó también el libro sobre Martín Reisman.
Fernando Krap: Martín Reisman, sí. Ah, claro, claro.
Diego Bédez:¿Casi al mismo tiempo? ¿Dos libros en un año, sí?
Fernando Krap: Bueno, en realidad el de Martín llevaba mucho más tiempo, entonces fueron tiempos de editorial distinto. Pero bueno, en realidad estábamos asustados de que no saliera ninguno de los dos, porque podía llegar a pasar en cultura.
Diego Bédez: Bueno, por suerte salieron los dos.
Fernando Krap: Por suerte están los dos.
Diego Bédez: La verdad que está buenísimo el libro, porque recientemente escuchaba hablar de, digamos, es un libro académico, serio, pero también es un libro gracioso y es un libro que, si lo tenés que resumir, es lo que dijiste vos, es la historia de la experimentación con el LSD en pacientes psiquiátricos, pero es mucho más que eso. El libro es la historia de una sociedad, es la historia de la creación de la APA, la Asociación Psicoanalítica Argentina, en Buenos Aires. ¿Cómo empezaron ellos? O sea, es primero que nada ese libro, pero muchos otros libros. Y además es académico por momentos, pero por momentos muy gracioso. Hay historias muy graciosas también.
Fernando Krap: Sí. Es que en realidad nosotros, tanto Damián como yo, somos escritores y periodistas, entonces el tema no está supeditado a la escritura para nosotros. Para nosotros el abordaje de cualquier tema, lo mismo con el otro libro que mencioné de la colectividad japonesa, para mí siempre es la escritura primero. Y tratamos de escribir una novela. Totalmente. Que se pueda leer como si fuese una novela, que los personajes aparezcan y desaparezcan como si fuesen personajes de una novela, y tratar en sí al ácido disérgico como si fuese un personaje. De hecho, cada vez que nos íbamos de tema, decíamos, bueno, volvamos al ácido disérgico y construyamos el ácido disérgico como si fuese un personaje, como para que el lector no lo sienta lejano. Por más que sea un mundo lejano y por más que hayamos trabajado con segundas y terceras fuentes, trabajemos esto como si fuese un libro, una literatura. Entonces, esa fue la intención que tuvimos y la intención que siempre tenemos. Al hacer sobre todo crónica o al hacer este tipo de periodismo un poco más narrativo, siempre estás pensando en la escritura o que haya algún equilibrio sano, para decirlo de alguna manera, entre lo que es la cuestión informativa más dura, la cuestión más académica, y lo que es la forma de describirlo y lo que es también la forma de leerlo, teniendo siempre al lector en la cabeza.
Diego Bédez: Es que se logra eso porque, si a mí me vendés un libro o un librero, me dices, lee este libro que tiene, no sé, cómo se gestó la APA en Buenos Aires. Le digo, la verdad es que no sé, creo que no me interesa. Y, sin embargo, estás leyendo, como decimos, a estos psicoanalistas pioneros, como personajes también, Con contexto, también con sus propias vidas. Es realmente un hallazgo.
Fernando Krap: Sí. De hecho, no sé, por ejemplo, el primer viaje que tiene Alberto Talaferro, él lo cuenta de una manera muy sintética y nosotros en algunos momentos tomamos ciertas licencias literarias como para decir, bueno, construyamos ese primer viaje. Ha sido que él cuenta en un libro que además es muy interesante.
Diego Bédez: Está el libro, Lo vi en Mercado Libre. Me dieron ganas de comprarlo.
Fernando Krap: Sí, es muy interesante ese libro, la verdad, porque es casi un libro, no te digo que es igual al de Huxley, que es un librazo, que está muy bien escrito y cómo Huxley hace toda esa lectura en relación a la historia del arte y demás, relacionando la historia del arte con su viaje de Mestalina. Es increíble, pero sí es muy interesante por cómo él lo cuenta. También Talaferro era un psiquiatra que estaba relacionado con Wilhelm Reich, que era un discípulo de Freud, que era un tipo que fue uno de los creadores de un aparato que se llamó el Orgatrón y de la teoría de la línea. Y Talaferro estaba muy mezclado con la visión de Reich y muchas de las experiencias que tiene él con ácido lisérgico están atravesadas por lecturas de Reich. La cuestión narrativa del libro está bastante bien y, de hecho, hasta me sorprendió. Dije, esto está bastante bueno y está muy bien escrito. Y ahí había mucho material también para narrar y para crear ambientes y para decir qué fue lo que le pasó. Es siempre la pregunta que uno se hace, qué le pasaban a estos tipos internamente cuando estaban experimentando. Y después lo que vos decís de la APA, lo que nos pasó con respecto a la APA era decir, bueno, tenemos que plantear casi como si fuese una serie cuál era el antagonista de esta época y un poco la asociación psicoanalítica si bien fue una asociación fundacional y es una asociación muy importante y si vos querías ser psicoanalista tenías que pasar por la APA porque no estaba la carrera de psicología habilitada.
Diego Bédez: Claro, había que ser médico,
Fernando Krap: Claro, primero tenías que ser psiquiatra y después hacías la especialización en la APA. Y lo que pasó con la APA es que este grupo que mencionamos, el de Talaferro, el de Alberto Fontana y el de Paco Pérez Morales, ellos traían esta droga que era un coayudante para la terapia y había mucha resistencia interna. Había gente que no creía o había como Raskowski o como Garma que no pensaba que eso pudiera llegar a funcionar y se produjo un debate y una tensión que tenía que ver no sólo con la cuestión de introducir una droga nueva sino con una cuestión de poder. Están estos jóvenes que traen esta nueva droga y están los mayores, los más viejos, digamos, que tienen otra forma mucho más doctrinaria o mucho más conservadora. Que en realidad lo que pasó es que cuatro o cinco años después la APA cambió.