La entrevista inicia con el contexto de la presentación de su nuevo libro, que tuvo lugar en el encantador espacio del Patio de los Naranjos del Centro Cultural Recoleta, donde, curiosamente, los árboles son de pomelo y no de naranja, como sugiere el nombre. «Fue hermoso, con mucha gente a pesar del calor», relata Carla, destacando la intervención de Rafael Otey, un poeta que ella admira enormemente y quien también presentó su obra.
La creación bilingüe y el proceso literario
El primer aspecto fascinante de «Me peleé a gritos con el manager del Spa» es que muchos de sus poemas comenzaron su vida en inglés. Quevedo explicó cómo su prolongada estadía en Estados Unidos influyó en su forma de escribir, afirmando que «el inglés se convirtió en parte de mí. Soñaba en inglés», lo que señala una integración completa del idioma en su identidad cultural.
«Empecé a recolectar mis escritos y me di cuenta que más de la mitad estaban escritos en inglés, lo cual fue una sorpresa», confiesa Carla. La decisión de agrupar sus poemas para formar un volumen surgió casi orgánicamente, como una forma de materializar sus vivencias bilingües literarias y emocionales. Lo que nació como un ejercicio íntimo de escritura en un idioma extranjero se convirtió en una herramienta que le permitió explorar con mayor libertad temas complejos y personales, que en su lengua materna quizás les resultaba demasiado cercanos a casa.
Al preguntársele sobre si encontró en el inglés una voz poética que la representara más que en el español, Carla razona: «Creo que mi voz, en realidad, es el resultado de ese pasaje por las lenguas». La trayectoria por el inglés agrega una «plasticidad al lenguaje» que enriquece su obra, sirviendo como un tamiz que le permite explorar su estilo y narrativa con una perspectiva diferente.
El origen de la escritora
Desde temprana edad, la relación de Quevedo con la lectura ha sido intensa y significativa. «Soy una lectora con mucho caudal de lectura», menciona, recordando su primer contacto con los libros y el hito de haber robado «El Mago de Oz» de la biblioteca escolar, solo para continuar leyéndolo en casa. Este incidente no solo refleja su amor por la lectura, sino también marca el comienzo de su curiosidad creativa y el deseo de narrar historias propias. A lo largo de su vida, ha cultivado un hábito de escritura incesante, afirmando que mantiene diarios íntimos desde la infancia, donde inventó historias como la de un noviazgo ficticio con un chico llamado Andrés.
Aunque se identificó durante mucho tiempo como actriz, Carla comenta sobre cómo la escritura le ofrece una plataforma más propia que la actuación: «En la escritura encuentro algo mucho más propio… es mi voz». Este es un espacio donde puede dirigir la narrativa, en lugar de ser únicamente un instrumento para contar las historias de otros.
Un éxito literario inesperado
La primera edición de «Me peleé a gritos con el manager del Spa» se publicó en 2019 con Trópico, una editorial pequeña que lanzó apenas 500 copias, un número humilde pero significativo para el género de la poesía. «Se agotó, hicimos dos tiradas más», comparte Carla sobre el inesperado éxito de su primera incursión poética. A raíz del fenómeno que fue su novela «Cómo me enamoré de Nicolas Cage», la demanda por su poemario creció, alentando a Penguin Random House a reeditar la obra, así trayendo su poesía a un público más amplio.
Actualmente, Carla Quevedo se encuentra trabajando en una nueva novela, una tarea que aborda sin apuro, entendiendo que «la novela dirá cuánto tiempo necesita para madurar». Ella se mantiene fiel al proceso creativo, segregando la escritura en sí de la confección de un libro.
«Estoy trabajando mucho», dice con entusiasmo, revelando que está inmersa en el desarrollo de su próxima obra literaria. A pesar de su reciente fama como escritora, mantiene su actividad actoral, con proyectos actuales como «Yossi», cuya segunda temporada llegará pronto, y «Los Mufas», una serie auspiciada por Gabriel Medina.
La versatilidad de Quevedo se refleja también en sus intereses empresariales con Cancha Pizza, un popular local de gastronomía en Villa Crespo, que ofrece un ambiente amigable y pizzas al estilo napolitano.
Carla Quevedo, a través de «Me peleé a gritos con el manager del Spa», continúa fascinando al público con su habilidad de transformar sus experiencias personales y bilingües en expresiones poéticas que resonan más allá de las palabras, confirmando que sus capacidades trascienden el escenario para conquistar el papelerío literario con igual destreza.