Lucila Catalín, artista visual originaria de Bariloche y residente en Buenos Aires, ha desarrollado una carrera profundamente vinculada a la naturaleza. Su obra se centra en la exploración de las posibilidades artísticas de las plantas tintóreas, aquellas que poseen colores susceptibles de ser transferidos a superficies como papel o tela. En una conversación con el conductor de un programa de radio, explicaba los principios detrás de su obra: «Una planta tintórea es una planta que tiene color. Nunca sabes si una planta es tintórea o no hasta que lo probás […] sumerjo un poco de papel y lo expongo al sol durante un mes. Si en ese mes el color no desaparece ni cambia, es que la planta es tintórea».
«Cromatología Vegetal» se instala ingeniosamente en el entrepiso del Centro Cultural, ocupando 18 paneles de vidrio, donde papeles secantes teñidos cuelgan, creando una paleta cromática amplificada por la luz solar. Catalín describe su obra como «la amplificación de ese último paso» de prueba, donde el papel se convierte en un lienzo revelador de los secretos de la naturaleza, visibles tanto desde el interior como desde la calle.
El proceso detrás de esta muestra comenzó incluso antes de la pandemia, detalló Catalín. La propuesta inicial, presentada por Patricia Arrizó y Alejandro Cejas, tuvo que ser reformulada cuando los tiempos cambiaron: «Finalmente, cuando retomamos el diálogo, me llamaron y yo era como, ay, ni me acuerdo, ¿viste? Como pasaron dos años casi. […] Al final salió todo bien y nos pudimos ayornar a este gran bache, a este gran paréntesis de tiempo». Este repensar también se refleja en la relación entre arte y naturaleza que Catalín ha cultivado a lo largo de los años, destacando el aspecto poético y metafórico de las plantas tintóreas.
El compromiso de Catalín con la sincronía entre el arte y la naturaleza va más allá de lo visual, tocando también aspectos medicinales de las plantas. «Hace como siete años que específicamente estoy trabajando con las plantas tintóreas, que también toda planta que es tintórea es medicinal. Entonces, siempre investigando un poco ese binomio», comparte, subrayando la rica intersección entre las formas de vida y el arte humano.
Además, Catalín subraya la importancia de la conexión con los espectadores, aunque reconoce que el control sobre la experiencia es limitado: «Como artista creo que no tenés control de qué es lo que uno puede llegar a sentir o experimentar. Simplemente que pueda estar ahí, ¿no? Estar presente». Esta filosofía artística amplía las fronteras del arte hacia un espacio donde la creatividad y la naturaleza se encuentran y se liberan al mismo tiempo.
Para quienes deseen experimentar «Cromatología Vegetal», la instalación ocupará su lugar en el entrepiso del Centro Cultural San Martín hasta abril/mayo. Situada estratégicamente para ser vista desde varias perspectivas, proporciona una experiencia inmersiva a todos los transeúntes y visitantes. La dirección es Sarmiento 1551, y representa una oportunidad imperdible para observar cómo el arte y la naturaleza se entrelazan en el entorno cultural de Buenos Aires.
Con su obra, Lucila Catalín no solo celebra las capacidades inherentes de la naturaleza sino que también nos invita a reflexionar sobre nuestra relación con ella, tocando problemáticas ambientales y evocando un sentido de asombro por la riqueza inexplorada que nos rodea. Como ella misma resume: «Creo que es una reivindicación de la naturaleza, se puede hacer a través de la obra», convirtiendo su instalación en un testimonio vibrante y poético de la resiliencia y belleza del mundo natural.