«Errante» propone una mirada intensa y contemplativa del Ártico, dejando de lado a los seres humanos y centrándose en la naturaleza con sus elementos esenciales. Lestido habló sobre esta decisión: «Me planté desde el inicio con la idea de que la película no incluyera personas, sino que se enfocara únicamente en la naturaleza y sus componentes», aclaró. «Los animales son una vía poderosa para entrar en el corazón de la naturaleza», agregó la cineasta, reflejando su conexión profunda con el entorno que filmó.
El viaje de Lestido hacia la producción de «Errante» comenzó en 2019 cuando visitó Tromso, en el norte de Noruega, una región célebre por sus espectaculares exhibiciones de auroras boreales. Allí, el contacto cercano con el «imán de la Tierra», como ella describe al Polo Norte, marcó un cambio drástico en sus planes iniciales. «Las auroras pasaron a un segundo plano una vez que estuve allí; lo que experimenté fue muy poderoso», recordó Lestido.
El proceso de capturar las imágenes resultó otro desafío. Lestido utilizó planos prolongados, lo que, según sus palabras, permitió la inmersión del espectador en el paisaje: «No busco que se pase rápidamente de una imagen a otra. Quiero que el espectador pueda entrar en el paisaje, provocar algo interno». Esta aproximación busca trascender la fascinación superficial por la belleza de las imágenes, permitiendo que el público experimente una trasformación más profunda y contemplativa.
Otro componente esencial en la experiencia sensorial de «Errante» es el sonido. Lestido destacó su deseo de que el sonido directo, grabado en paralelo a las imágenes, refleje con fidelidad las experiencias vividas: «El sonido tenía que ser el del momento y el lugar de la imagen», aseguró. A lo largo de sus viajes, desde la imponente tranquilidad de los campos nevados hasta el murmullo constante del agua y el viento, los elementos sonoros actúan como una narración paralela.
El creativo aislamiento en el Ártico, agravado por el contexto de la pandemia, brindó a Lestido la oportunidad de crear relaciones profundas con la fauna y la gente local. Describió una emotiva conexión que desarrolló con los animales: «Los caballos islandeses, con su curiosidad natural, se acercaban a mí con confianza; había una comunicación silenciosa y poderosa». Esta interacción se extendió a los pocos seres humanos que encontró, destacando la bondad y hospitalidad de los lugareños, quienes, según Lestido, podrían verse influenciados por las condiciones climáticas extremas que requieren apertura y solidaridad.
En cuanto al formato de cine, Lestido enfatiza la importancia de apreciar «Errante» en pantalla grande. «Es una película que se va a perder mucho en la pantalla del hogar. El cine tiene ese poder único de inmersión, y con esta película eso se hace fundamental», explicó, subrayando cómo la oscuridad y el aislamiento de una sala de cine intensifican el viaje sensorial.
Las referencias literarias y musicales presentes en el documental reflejan el estado mental y emocional de Lestido durante su creación. Las citas seleccionadas, extraídas de obras leídas durante sus viajes, resonaron especialmente con el núcleo de la película: «Eran cosas que llegaban mientras filmaba o durante la edición. Energías que atrajo el proceso creativo», expresó.
«Errante», con su enfoque poético y contemplativo, más allá de un registro naturalista, es un testimonio del viaje personal y espiritual de Lestido en la búsqueda de dimensiones desconocidas del ser. Como afirmó los cambios y aprendizajes obtenidos a través de esta experiencia son aún incipientes, pero de algún modo le permiten estar en un paso más hacia «la conexión con la incertidumbre» y el flujo natural del cambio constante.
El paso de Adriana Lestido del mundo de la fotografía al cine no solo reivindica la continuidad entre ambas disciplinas artísticas, sino que también invita a su audiencia a participar de un viaje emocional único, que revalora la contemplación en tiempos de inmediatez. «Errante», en definitiva, es un destino cinematográfico que solicita ser explorado colectivamente en el oscuro refugio de una sala de cine.
La película se proyectará en la Sala Lugones del 1 al 8 de junio, ofreciendo una oportunidad única para experimentar este silencio conmovedor en el corazón de la naturaleza ártica.