Desde muy joven, Baroffio desarrolló una relación íntima con los libros, una relación que trasciende la mera acumulación. «A mí me gusta diferenciar que una cosa es ser un bibliófilo, alguien que siente amor por el libro como objeto, por su preservación, diferenciarlo de que es un bibliómano, que es alguien que acumula libros. Pero podría acumular libros como podría haber acumulado cualquier otra cosa. Tiene el mazado todo tirado, no hay una búsqueda, un cuidado», explicó, subrayando que cada uno de los 5700 tomos que posee en realidad tiene una razón para estar allí.
El viaje literario de Baroffio comenzó a la temprana edad de 14 años, impulsado por su fascinación por la época de Juan Manuel de Rosas, una figura histórica argentina. «Empezó… por me había gustado mucho la época de las Rosas en la escuela. Esa cosa muy apasionante, las Rosas. Después lo vas matizando con los años», recordó. Su primera adquisición significativa fue un libro que encontró en 1907: «Tomo dos de un libro que se llamaba ‘Papeles de Rosas’, que un historiador, Adolfo Saldías, había editado con facsímiles de las cartas», reflexionó con entusiasmo sobre estos primeros pasos en su colección.
A medida que pasaron los años, su amor por las letras se fue diversificando. «A mí me gusta mucho la literatura, yo soy escritor, he publicado también cosas más académicas. Yo siempre digo en broma que he escrito cosas académicas con la excusa para conseguir los libros», compartió con una risa, revelando la simbiosis entre su escritura académica y su pasión por coleccionar.
Además de su rol de coleccionista, Baroffio es también el director de «Unrita Revista», una publicación digital que fundó durante la pandemia junto a Issela Paggi, periodista y artista visual. La revista, por supuesto, tiene una fuerte impronta en Borges, reafirmando su papel central en la vida de Baroffio.
El coleccionista abrió una ventana a su exquisita recolección de libros, la cual no es un simple amasijo de papel, sino una cuidadosa selección que resplandece con rarezas y primeras ediciones. Baroffio explica: «Obviamente, los libros son primeras ediciones, uno no los compra para leer, para preservarlos. Yo si quiero leer a Borges, tengo ediciones comunes que puedo comprar, que salen por los diarios, que salen en librerías». Entre sus joyas más preciadas, cuenta con ediciones firmadas y primeras ediciones de obras icónicas, un testimonio de su constancia y pericia en el arte del coleccionismo.
La preservación y el mantenimiento de su colección, sin embargo, no requieren de complicaciones extremas ni de enormes fortunas. «Los libros siempre encuentran su lugar», asegura Baroffio, elucidando que un cuidado meticuloso y orgánico es suficiente para mantener viva y en buen estado una colección de esta magnitud. «La mejor forma de conservar esos libros antiguos es no tenerlos aplastados dentro de un estante, que haya como un pequeño, que pueda salir fácilmente del estante».
Cuando se le pregunta sobre su método para encontrar piezas tan raras, Baroffio revela sus estrategias. «Siempre es bueno acercarse a los libreros anticuarios. En mi caso, yo siempre tengo mi maestra, mi gran amiga Elena Padín, que es la librera de Elena de Buenos Aires, librería muy tradicional del centro porteño. Súper generosa… Y después te gusta. La verdad es que es gustar», comentó. Además, no se limita solo a su círculo cercano de libreros, sino que se aventura en búsquedas imprevistas, incluso en otros países. «Los libros circulan, los libros aparecen. Hay que buscarlos», subraya con determinación.
Una anécdota sobresaliente durante la charla fue su hallazgo de una primera edición de Gabriel García Márquez por tan solo cinco dólares, un libro que le había sido cotizado por alrededor de 700 en Colombia. «Los libros aparecen», sentencia con una sonrisa, reiterando la esencia de su búsqueda incansable.
Por último, mientras hace un repaso de las similitudes entre figuras como Rosas y Borges dentro de su colección, Baroffio enfáticamente menciona: «Una buena biblioteca convive con los enemigos, conviven los que se difaman entre sí para que vos puedas elegir», lo que también refleja su enfoque humanista e inclusivo hacia la literatura y la colección.
Juan Francisco Baroffio no es simplemente un coleccionista; su devoción e ingenio lo han convertido en un guardián de la literatura, preservando con pasión las historias del pasado para generaciones futuras. Con una perspectiva aguda para descubrir joyas literarias escondidas, Baroffio nos recuerda que la verdadera riqueza reside en las palabras impresas y las ideas que nos inundan al abrir las páginas de un libro.
Para aquellos interesados en explorar más sobre su colección, Baroffio comparte fotografías y reseñas a través de su cuenta de Instagram, «@queremoslibros», accesible para curiosos y entusiastas bibliófilos por igual.