Manuel Vignau, destacado director, dramaturgo y docente, se sumerge completamente en este proyecto teatral que ya ha realizado sus primeras funciones con gran éxito. «Es un súper lindo arranque», comenta Vignau al referirse al estreno. Describe la obra como «una comedia que se va volviendo bastante oscura», pero con un trasfondo que nunca deja de ser hilarante. «Es una obra profunda sobre un tema central de la sociedad, así que la van a pasar bien», asegura el director. Con funciones programadas todos los sábados, Vignau y su equipo esperan que la puesta en escena atraiga a aquellos interesados en una propuesta artística desafiante y provocativa.
Una de las cualidades sobresalientes de «La Chica de la Lámpara» es su capacidad para entrelazar diversos temas contemporáneos, presentando a Alba, la protagonista, en una encrucijada profesional y personal. Alba está en la cúspide de su carrera artística cuando enfrenta el dilema de un embarazo inesperado. Esta dualidad de roles, tanto en la vida personal como en su carrera, compone la esencia del argumento. «El hallazgo de Marta Aran es poner a su protagonista en un precipicio bastante interesante para tomar decisiones a lo largo de la obra», destaca Vignau.
El mundo del arte, con su competencia feroz, actúa como el telón de fondo de la obra. «Es algo que sucede en todos los ámbitos, pero que en el arte también tiene su peso», reflexiona Vignau. La obra expone una realidad sin indulgencias: la intersección entre el deseo de creación, reconocimiento y maternidad. Vignau lo expresa claramente: «A veces, cuando se interpone el curso natural de la vida, en este caso un embarazo, con carreras, es un desafío que artistas enfrentan constantemente.»
Lo que distingue a Marta Aran es su valentía al navegar temas sensibles y, a menudo, tabúes, como el libro «Madres Arrepentidas» de Orna Donat. La obra de Aran está firmemente enraizada en estos debates contemporáneos sobre el rol de la maternidad y la mujer en la sociedad actual. «Me parecía un desafío lindo de abordarlo desde la dirección», expresa Vignau, tomando la tarea de llevar a la audiencia a esta exploración sincera y cruda.
En cuanto al elenco de «La Chica de la Lámpara», la búsqueda de actores no solo se centró en el talento sino también en la actitud necesaria para representar fielmente a los personajes de la obra. Antonella Jaime asume el papel protagónico de Alba, una elección que Vignau describe basada en su «hambre por triunfar en el mundo del arte», una cualidad que resuena fuertemente con el personaje.
La puesta en escena también se adentra en la vanguardia técnica, presentando innovadoras proyecciones de mapping que complementan las emociones y los mundos interiores de los personajes. Este enfoque visual se realza por la música y el ambiente de la sala, lo que ofrece una experiencia inmersiva al público. «Desarrollamos esa decisión de puesta y bueno, ahí iban dialogando los cuerpos con las imágenes», explica Vignau.
La comunicación y colaboración con Marta Aran ha sido fluida y respetuosa, otorgándole a Vignau la libertad necesaria para interpretar la obra según su visión artística. Aunque Aran aún no ha presenciado la producción en Buenos Aires, su apoyo constante y el deseo de traer la puesta a España subrayan la relevancia global de la obra.
Para quienes deseen adentrarse en el examen de la dualidad femenina entre el arte y la maternidad, «La Chica de la Lámpara» ofrece un caleidoscopio de emociones y pensamientos provocadores. Manuel Vignau, junto con su dedicado elenco y equipo técnico, invita a todos a asistir a una representación que busca no solo entretener, sino también iluminar los recovecos menos explorados de la vida contemporánea. Como destaca el director: «Intentaremos darle sustentabilidad al proyecto, y a permanecer en el tiempo». Con este objetivo en mente, la obra se enmarca como un imperdible de la temporada teatral en Buenos Aires.