«Retratos de Cuarentena»: La Resiliencia en Acuarela de Ignacio De Luca

«Retratos de Cuarentena»: La Resiliencia en Acuarela de Ignacio De Luca

En el corazón del barrio de La Boca, la Usina del Arte se ha convertido en el punto de encuentro para todos aquellos que desean sumergirse en una de las iniciativas artísticas más personales y nostálgicas surgidas durante la pandemia de COVID-19. Se trata de «Retratos de Cuarentena», la exposición del talentoso Ignacio De Luca, cuyas acuarelas narran historias de resistencia y adaptación en tiempos de encierro.

Ignacio De Luca, reconocido artista plástico, compartió sus motivaciones y experiencias a través de una conversación íntima y reveladora. La exposición, organizada por el Ministerio de Cultura Porteño, se presenta en la Sala Laberinto y estará abierta al público hasta el 20 de febrero, con horarios reducidos durante el verano. La muestra tuvo su apertura en la emblemática «Noche de los Museos» el 30 de octubre de 2021, un evento que le brindó al proyecto la visibilidad que merecía en medio de una pandemia que aún avivaba la incertidumbre.

Una Iniciativa Nacida del Encierro

«Retratos de Cuarentena» nació casi por casualidad, según relata De Luca. Fue su respuesta artística a los meses de aislamiento que marcaron el año 2020: «Empezó como un gesto espontáneo en un momento donde el abrazo era imposible debido a la cuarentena», detalla De Luca. Con tan solo un bloc de hojas, pinceles y acuarelas, comenzó este proyecto desde la mesa de su comedor, cuando asistir a su taller se había convertido en un deseo inalcanzable. «Este proyecto surgió de los primeros días del confinamiento como un gesto de acercamiento posible a través del arte», afirmó Ignacio, quien encontró en este ejercicio un canal para procesar y compartir la experiencia colectiva del encierro.

81 Retratos de Resiliencia

El resultado es una colección de 81 retratos que capturan la esencia del confinamiento. En palabras de De Luca, estas acuarelas son un «puente de comunicación» que documentan lo vivido por amigos, vecinos y familiares. La génesis del proyecto se dio a través de WhatsApp, donde el artista pedía a conocidos que le enviaran fotos que retrataran momentos cotidianos durante la cuarentena. Desde una simple escena de alguien cocinando hasta momentos de lectura y reflexión, cada imagen envió un mensaje potente y a la vez conmovedor.

«Cada retrato no solo refleja una imagen, sino también un relato. De alguna manera, este proyecto se publicó inicialmente a través de las redes», comenta De Luca. En cada publicación, además de la imagen, el artista compartía las historias detrás de cada rostro. «Muchos testimonios reflejan reencuentros familiares o nuevas formas de convivencia que surgieron a pesar de la amenaza constante del virus,» añade.

Una Poética Acumulada

Ignacio De Luca habla de su obra como una «poética por acumulación,» donde cada pieza es parte de un todo más grande que dialoga consigo mismo. El confinamiento trajo consigo una paradoja: un tiempo de reclusión, pero también de introspección y creación. A través de sus retratos, De Luca ofrece un reflejo íntimo y personal de lo que significó encontrar belleza y consuelo en medio de la adversidad.

El arte no solo nace del dolor y la angustia, sino también de la necesidad de conectar y comunicar. «Este proyecto tuvo mucho intercambio con los demás. En general, el trabajo del pintor es solitario, pero aquí busqué un diálogo sincero con los otros,» recalca De Luca, enfatizando cómo la interacción con amigos y familiares fue fundamental para la concreción de su obra.

Gold Verano, Horarios Reducidos Pero Invitación Permanente

La exposición, que ya está en su fase final, tiene horarios reducidos debido al verano, concretamente viernes, sábados y domingos de 17 a 20 horas. Ignacio De Luca invita al público a aprovechar los últimos días de «Retratos de Cuarentena» en la Usina del Arte, dado que esta muestra no solo exhibe acuarelas, sino que también cuenta con un video que documenta el proceso vivido a lo largo de un año y medio de producción.

La obra de Ignacio De Luca es un testimonio que desafía al tiempo y a la adversidad, un recordatorio de cómo el arte puede surgir en los momentos más inesperados para ofrecer una nueva perspectiva y, en ocasiones, sanar.

Como bien expresó el propio artista: «Siempre en el arte, cuando uno puede canalizar un proyecto, de alguna manera es sanador. Fue alentador para mí el poder acompañar este proceso con algo tangible, algo que, a pesar de la distancia, puede ser compartido hasta convertirse en un abrazo posible.»