Reviviendo la antigüedad: Leandro Jacob y una Imprenta de 1905

Reviviendo la antigüedad: Leandro Jacob y una Imprenta de 1905

El camino que llevó a Leandro a esta antigua tecnología comienza en 2008, cuando una obra del siglo XVI, «El Discurso de la Servidumbre Voluntaria», despertó en él una curiosidad por las formas de publicación de la época. «Fue el primer libro sobre la crítica de la dominación que se conoce en Occidente», afirma Jacob, y este estudio lo sumergió de lleno en la historia de la imprenta. «A partir del siglo XV, la imprenta cambió radicalmente la forma en que la información se hacía pública», dice, motivado por el potencial revolucionario de la difusión de ideas más accesible en papel.

Así llegó la oportunidad inesperada de trabajar con Dorotea, una prensa olvidada que estuvo en desuso durante décadas hasta que el destino se encargó de reunirla con Jacob. «Nos ofrecieron la máquina y al principio dijimos que no. No sabía nada de trabajo manual. Pero una vez que nos entregaron las llaves de la casa y comenzamos a experimentarla, la máquina me cambió la vida», comparte Leandro, confesando el amor inmediato que desarrolló por el arte de imprimir. «Es un trabajo manual, como se hacía en el siglo XVII. Componemos con tipos móviles de madera y de plomo, sin tecnología digital de por medio», explica.

A través de «Imprenta Rescate», Jacob no solo revive una tradición olvidada, sino que también rescata palabras, frases y textos que merecen ser repensados. «Los fragmentos de canciones, libros o textos que seleccionamos buscan visibilizar lo humano», asegura. Una de sus obras más personales es la reedición del «Kibalión», un texto espiritual del siglo XIX, que según él merecía un trato más amigable para el lector contemporáneo. «Lo edité a mi manera para facilitar su lectura, para que sea abarcable», indica, resaltando la dedicación con la que convierte cada libro en mucho más que un objeto, sino en una experiencia.

En un contexto donde la producción masiva y la velocidad priman, Jacob opta por la lentitud y el detalle. «Cada color en nuestras impresiones es una pasada, un día rojo, otro celeste. Es un trabajo manual que invita a la reflexión y conecta a las personas con la historia que hay detrás», explica. Se podría pensar que esto limita su producción, sin embargo, él advierte que esto le permite operar a una escala humana. «Hacemos entre 100 y 200 piezas. El limitante es el papel y la idea es no volvernos locos con consignaciones y cadenas de distribución. Prefiero mantener este oficio a una escala humana», sostiene firme.

Con su taller ubicado en el vibrante barrio de Villacrespo en Buenos Aires, Leandro Jacob y su prensa Dorotea reciben a los curiosos, a los amantes de lo tangible y a aquellos que aún aprecian el toque humano. «Estamos en Veláustegui y Pirazoro de miércoles a viernes y los sábados al mediodía. También tenemos una tienda virtual», afirma, invitando a explorar un mundo donde las palabras rescatan no solo su significado, sino su propia esencia histórica.

Imprenta Rescate es más que un lugar, es una filosofía, una resistencia frente a lo efímero y un testimonio de que, aún en tiempos modernos, el trabajo manual sigue contagiando de pasión a quienes se acercan. «Nosotros estamos al servicio del mensaje que ofrecemos, como mayordomos atentos de una casa viva», concluye Jacob, reafirmando su compromiso con las palabras que imprime, y las historias que estas cuentan.