Innovación, Cultura y Comunidad en la Casa Nacional del Bicentenario

Innovación, Cultura y Comunidad en la Casa Nacional del Bicentenario

En el corazón de la Ciudad de Buenos Aires, la Casa Nacional del Bicentenario se ha consolidado como un epicentro de innovación y cultura, ofreciendo al público un abanico de exposiciones que desafían y sorprenden. Marcela Roberts, coordinadora artística de este influyente espacio ubicado en la calle Riobamba, nos adentra en las propuestas actuales y futuras que desembocarán en el 2025.

La conversación con Roberts inicia con la descripción de la muestra «Tecnopoiesis», curada por Agustina Rinaldi. Roberts explica que esta fascinante exposición fusiona «poesía y tecnología», a través de obras que abordan la relación entre la sensibilidad humana y la inteligencia artificial. Según Roberts, «el objetivo es explorar la sensibilidad que puede tener la inteligencia artificial», un tema que ha despertado el interés tanto del público como de los artistas involucrados. La muestra, que desafía los límites del concepto tradicional de arte, ofrece «objetos escultóricos, proyecciones, imágenes y videos», cada uno funcionando como un «disparador para pensar sobre cómo las personas se vinculan con la inteligencia y la tecnología».

Otra exposición destacada es «El Gran Camino Inca», realizada en colaboración con la Embajada de Perú. Esta exhibición fotográfica en el cuarto piso de la casa ofrece un recorrido visual y cultural del antiguo camino que atraviesa el Imperio Inca, mostrando desde paisajes hasta ceremonias tradicionales. Roberts destaca las contribuciones de fotógrafos peruanos que encapsulan «la diversidad cultural y geográfica que aún hoy conecta a las personas de la región».

La Casa Nacional del Bicentenario también se enriquece con propuestas que celebran el talento local y juvenil. La exhibición «Pasión, Arte y Movimiento» despliega las producciones artísticas de los talleres de la Casa Central de la Cultura, recordando el evento inaugural donde los jóvenes del Barrio 21-24 participaron activamente con exhibiciones de danza. Roberts enfatiza la importancia de estas actividades, señalando que «más allá de la exposición, el evento resultó ser una experiencia enriquecedora para los niños y la comunidad».

Entre las propuestas individuales, la muestra «Un Fuego No Será Suficiente» de Emiliano Guerresi lleva la miniatura al centro de atención cultural, con «pinturas diminutas creadas en tapas de cerveza y otros objetos reciclados». Roberts alaba la increíble atención al detalle de Guerresi, afirmando que «su habilidad para capturar la vida barrial en estas pequeñísimas obras es realmente impresionante».

La programación ya asoma hacia el futuro con la esperada exposición del fotógrafo nonagenario Philippe Anquin. A partir del 13 de febrero de 2025, el público podrá sumergirse en la obra de Anquin, quien desde su residencia en Francia, ha documentado diversos proyectos comunitarios en Buenos Aires con su lente sensible y humanitaria. Roberts describe la muestra como una «mirada íntima y personal que destaca la calidad humana y la generosidad de los proyectos sociales en la ciudad».

Continuando con el compromiso de incluir voces diversas y proyectos significativos, en marzo, la Casa presentará una muestra de la colección privada de Abel Guayanone y Joaquín Rodríguez. Con curatoría a cargo de Analiaz Palomo, esta exhibición desplegará más de 170 obras provenientes de ferias de arte contemporáneo de provincias argentinas, presentando un panorama vibrante y diverso del arte local. Roberts se muestra emocionada al respecto: «Es la primera vez que las obras serán exhibidas juntas, brindando un valioso testimonio del trabajo artístico en las provincias».

Paralelamente, la exposición incluirá el Premio InSitus, que reconoce el potencial de artistas mediante un incentivo no adquisitivo, reforzando el compromiso de la Casa en promover las artes a nivel nacional. Este esfuerzo hacia una programación inclusiva y participativa pone de manifiesto el objetivo de Roberts y su equipo: «Queremos que la casa siga siendo un espacio de encuentros y vínculos, donde lo sensible puede prosperar».

Mirando hacia el futuro, la Casa Nacional del Bicentenario teje una narrativa cultural que se expande más allá de sus paredes, involucrando no solo a artistas y curadores, sino también a la comunidad y a nuevos actores en el ámbito cultural. Se posiciona, así, como un referente del diálogo entre el arte, la tecnología y la sociedad.

Para aquellos interesados en estar al tanto de las actividades de la Casa, Roberts recomienda visitar su página web donde se actualiza con antelación parte de la programación anual. Además, destaca el compromiso de seguir perfeccionando sus programas educativos, diseñados tanto para el público general como para artistas y coleccionistas. Con una agenda rica en variedad y profundidad, la Casa Nacional del Bicentenario se presenta como un faro de diversidad cultural y educativa en la ciudad y el país.