La autora argentina Virginia Higa, reconocida por su debut literario «Los Sorrentinos», conversa desde Estocolmo sobre su nuevo libro «El hechizo del verano», un conjunto de ensayos que explora su adaptación a la vida sueca, su trabajo y su fascinación por el idioma y la cultura local.
¿Cómo nació el libro? ¿Lo fuiste escribiendo a medida que llegaste, esa mirada de la que yo hablo la empezaste a ejercer, y dijiste yo de algún modo lo tengo que registrar, cómo fue el nacimiento del libro?
Sí, en realidad cuando yo llegué me puse a escribir como mucha, como loca, para registrar y para, no sé, para acompañar como todo ese momento, de alguna manera, pero sin mucho plan y sin mucho proyecto, como que yo iba escribiendo en un gran archivo que terminó siendo súper largo, y en algún momento, pasaron muchos años, en el medio escribí otra cosa, que después decidí que no iba a publicar, en el medio tuve un hijo, como que pasaron muchas cosas, y en un momento me di cuenta de que, volviendo a leer ese gran archivo, que había muchas cosas ahí que me gustaban, y que todas tenían, digamos, como un denominador de toda esa masa de textos, era que tenía alguna relación con la vida en Suecia, y entonces me puse a hacer como ese trabajo de editar y cortar, y ir encontrando como temas, y por ahí rellenar algunos espacios que me parecía que faltaba un poco de algo, y bueno, así se fueron armando, digamos, los textos, pero eso fue después, en el trabajo de edición, la escritura fue como acompañando todo este tiempo,
Es como una colección de ensayos, le contamos, que arrancan, quiero preguntarte, ¿por qué decidiste que arranquen primeros, o capítulos de los ensayos, sobre la lengua sueca y hablás? Cosas que nunca pensé que me iban a interesar, y sin embargo a la segunda página estoy completamente atravesado por cómo se habla el sueco, cómo se escucha el sueco, que las vocales son, que uno piensa que las consonantes, o cualquiera pensaría que las consonantes, o que la complejidad está en las consonantes, y en realidad están en la forma de pronunciación de las vocales, ¿por qué elegiste hablar del idioma y también de la naturaleza? Como el clima del libro, está puesto como en esos primeros dos grandes ejes, y después está en todo el libro.
Sí, es verdad eso. El otro día me decía alguien que le parecía que el primer artículo, el primer texto, perdón, era una especie de National Geographic, tenía un tono así medio National Geographic, y nada, me alegra que hayas visto esa relación, porque es un poco así, me parece, el primer texto que habla sobre la lengua era un poco también una excusa como para hablar sobre la manera en que suena esta lengua, como para ponerla también en contexto con otras cosas naturales que yo veía que eran distintas y que me llamaban la atención, como que la lengua era una más de todos esos fenómenos que yo veía nuevos, de la luz y del frío y las temperaturas, y la lengua era otra más, porque era sonoridad y también la lengua tiene una dimensión física de cómo se pronuncia y cómo se escucha y cómo se transportan en el aire las ondas, que son todas cualidades de las que a veces no se habla mucho, no le prestamos tanta atención. Entonces me gustó esa idea de meter la lengua como en una especie de documental más grande sobre la naturaleza, porque en realidad es parte también, es una manifestación de seres vivos, los humanos hablamos y la lengua es parte también del entorno. La gente habla distinto cuando hay más espacio alrededor que cuando hay menos. Todo eso me pareció lindo e interesante de explorar.
Y después me parece también que hablábamos de tu capacidad de observación, encontrás recursos en todos lados, por ejemplo decís los perros son tan silenciosos como los dueños, me pareció maravilloso eso, porque en seguida pensé los perros acá, que es un quilombero, y ya empecé a pensar los perros italianos deben ser quilomberos también, y me pareció espectacular cómo encontrás ahí una manera de definir a los suecos a través de los perros.
Sí, es que los perros están muy cerca de la gente y para mí se contaminan un poco del carácter de sus dueños. Y es cierto eso, son muy silenciosos los perros, están como muy educados, van en el transporte público ahí sentaditos, no molestan, no ladran, es muy curioso.
Todo lo que uno debería que sea un perro sueldo, digamos.
Claro, sí, sí, entran en los negocios de ropa con las dueñas y están ahí, no se los escucha, no se los oye. Es muy divertido de ver esas cosas.
Y después estos textos, tengo entendido que son a partir de 2017, es que vivís ahí en Estocolmo.
Sí, 2017, acá lo veo en las primeras páginas.
¿Sigue la sorpresa? La sorpresa que se ve en algunos momentos cuando ves, no sé, cómo cae la luz o que hay dos maneras de llamar el invierno, ¿esa sorpresa todavía te acompaña? ¿Siempre miraste con sorpresa todo en tu vida?
Sí, me acompaña todavía, hay un montón de cosas que me siguen sorprendiendo y que no dejan de asombrarme, quizás son otras cosas, por ahí hay algunas a las que ya me acostumbré un poco más, pero sí, sigue siendo como un asombro constante la gente o descubrir alguna cosa que no sabía. Y lo que más me sorprende a mí acá es que todo esto, lo extremo de la temperatura y de la luz y todo, que para nosotros es súper raro, para mucha gente que vive acá desde siempre también es raro, eso es lo más raro, para mí es lo que más me asombra, que la gente de acá siga, todos los años yo escucho gente conocida, sueco, que conozco y hablan de lo mismo, ah, la luz ahora es como la luz de las tres de la tarde en verano, yo digo, pero esta gente vive acá toda la vida, ¿cómo es que se siguen haciendo estos comentarios? Eso todavía no entendí qué pasa ahí, pero me asombra un montón.
Y escribir esto, vos escribiste tu primera novela, la rompió toda, Los Sorrentinos, cuentan la historia de la familia de los creadores de Los Sorrentinos, de Mar del Plata, es una novela espectacular, ¿te costó, después de esa novela que fue como exitosa, digamos, te costó escribir otra cosa, empezar de vuelta, sos muy exigente, ¿cómo fue escribir un segundo libro después de un primer libro que la rompió?
Sí, soy exigente, pero no sé si, no estaba pensando tanto en relación con el primer libro, o sea, cuando empecé a escribir esto, fue más o menos al mismo tiempo que salió el otro libro, porque yo ya vivía acá, Cuando salió Los Sorrentinos yo ya estaba viviendo acá, entonces también lo viví como un poco de lejos, y estuvo, está buenísimo todo lo que pasó con la novela, todo fue súper inesperado, y me pone contenta todavía que se siga leyendo y que circule, pero no sé, en algún momento como que entendí que no, que tenía que seguir escribiendo lo que tuviera ganas, Porque lo charlé también bastante con mi editor, con el editor de Sigilo, cuando le propuse publicar los ensayos estos, porque sí, es muy diferente de la novela, tiene como otro tono y otros temas que nada que ver, y bueno, sí, un poco sí tenía como esta, no sé si presión, pero sí como una presión mía de no publicar cualquier cosa, por eso también pasaron tantos años en el medio, creo, pero no me interesaba publicar algo que fuera parecido o que tuviese que tener como el mismo nivel de llegada, no estaba pensando en eso, sí quería que fuese algo que a mí me pareciera bueno y significativo, pero bueno, y por eso también quizás es que es tan distinto, Es como un giro hacia otro lado, y creo que está bien, que es lo que había que hacer.
Estamos en charla con Virginia Higa, la escritora Virginia Higa que está en este momento en Estocolmo, donde reside, presentando y hablando de El hechizo del verano, su nuevo libro tras el aclamado Los Sorrentinos, en este caso editado también por Editorial Sigilo. En el libro en un momento decís que el sueco tiene una suerte de musicalidad como el italiano, pero al revés. Hablándolo, ¿ya entraste en esa musicalidad? ¿Escuchaste hablarlo?
Sí, y de hecho me doy cuenta de que es algo que siempre charlamos, con mi pareja y con otra gente que no es de acá, pero que aprendió sueco, y que para ellos, para los suecos, es mucho más importante que uno haga el esfuerzo de hacer ese tono, de hacer esa música, de la frase, que tu gramática o tu sintaxis sea muy correcta, porque es muy importante el tono. Entonces hay que intentarlo. Uno se siente medio ridículo cuando intenta hablar así, pero funciona porque te entienden y piensan que hablas bien.
¿Cómo es tu día a día enseñando castellano allá? ¿Cómo son tus alumnos?
A mis alumnos me encantan porque la mayoría de mis alumnos, yo doy clases para adultos, escuelajes de idiomas para adultos, y la mayoría son jubilados que o tienen una casa en España, o tienen una nuera española o cubana, o tienen algún tipo de relación con España o Latinoamérica. Y nada, son gente muy agradable y muy curiosa. Y es la que yo digo que es mi población favorita en Suecia, porque son los mayores de sesenta, porque son la gente que vivió durante la socialdemocracia. Entonces es como gente muy tranquila. Tuvo una buena vida.
Bueno, Virginia, la verdad que felicitaciones. Digo, ¿es tu residencia permanente en Estocolmo? ¿En algún momento piensan en la vuelta?
Sí, siempre en realidad. Porque nuestro plan era venir por un poquito de tiempo y después nos fuimos quedando. Pero sí, nuestro plan siempre es volver. Estamos siempre pensando cómo y cuándo.
Pero tenés un niño sueco, Sueco, tu nene es sueco.
Sí, pero es argentino, porque cuando acá nace un niño tiene la nacionalidad de los padres. Entonces es argentino.
Muy bien, muy bien. Virginia, felicitaciones por el libro, por tu laburo, y gracias por esta charla con nosotros. Un abrazo a la distancia.