«Descubriendo al Che»: El rostro íntimo de un ícono revolucionario.

«Descubriendo al Che»: El rostro íntimo de un ícono revolucionario.

En el marco del Cultural San Martín, se presenta todos los fines de semana hasta el 18 de junio la obra «Descubriendo al Che, hipótesis desordenada sobre quién fue el Che Guevara». Esta producción explora las últimas horas de Ernesto Guevara en la selva boliviana antes de su ejecución en octubre de 1967. Sin embargo, el propósito de este montaje teatral va más allá de recrear un evento histórico. Bajo la dirección de Matías Puricelli, la obra intenta desentrañar las complejidades más humanas del icónico revolucionario, esas que yacen bajo la superficie de las camisetas y los tatuajes que lo han mitificado.

La figura detrás del ícono

Matías Puricelli, quien comparte la dirección y adaptación de la obra junto a Francisco Ruiz Bartlett, no se presenta como un experto en la figura del Che. «Cuando acepté el proyecto, no era un gran conocedor del Che, y lo que más me inquietaba era conocerlo», admite. Su meta, tanto personal como creativa, es escarbar debajo de la estática imagen del Che para descubrir al hombre real. En palabras del director, «cómo hacer para humanizarlo, y para ver cuáles eran sus matices, más allá de lo político».

Puricelli aborda la contradicción inherente al Che con una mirada reflexiva. Reconoce la admiración por su convicción férrea pero también se cuestiona el costo de esta determinación. «Lo que más me conmueve de él es la convicción tan grande por lo que él creía, y no haber claudicado en nada», cuenta. No obstante, también se pregunta: «¿Y qué hubiera pasado si él hubiera elegido estar vivo?», sugiriendo una realidad en la que el Che podría haber continuado aportando a América Latina desde una longevidad no conocida.

Tecnología y teatralidad

La puesta en escena se distingue, además, por su innovador uso de tecnología. Por primera vez, Puricelli incorpora cámaras en vivo y pantallas de televisión para enriquecer la experiencia teatral. «En principio, pasé de tener un poco de pelea con la idea de proyecciones, a utilizar las cámaras en vivo para mostrar material fotográfico y acercar escenas íntimas», explica. «Las cámaras permiten acercarnos a los gestos sutiles, como entre el Che y su madre, que podrían perderse en la magnitud de la escena», continúa, sugiriendo que esta tecnología casi actúa como «cámaras de seguridad», espiando las intimidades del guerrillero.

La elección deliberada de no transformar a los actores en una aproximación física exacta de los personajes reales responde a un deseo más profundo de eludir la simple representación. «No me interesaba que hablen en cubano o que se parezcan demasiado, porque sentía que eso cristalizaría esos personajes», aclara Puricelli. En su lugar, seleccionó un elenco «de intérpretes dispuestos a la investigación y la exploración», con el fin de construir un hecho artístico genuino.

La búsqueda del Che más allá del libreto

El trabajo en torno al guion de Miguel Losupone fue exhaustivo. «Escuché y leí todo lo que pude», comenta Puricelli sobre su proceso de documentación. En este sentido, la obra no pretende ofrecer respuestas finales, sino lanzar una pregunta abierta. «Me parece que lo más importante es que la obra formule una pregunta. La aseveración tampoco creo que le sirva a la época», sostiene, subrayando la importancia de abrazar las contradicciones en lugar de barrerlas bajo la alfombra.

Una cuestión subyacente en la obra es ¿quién era realmente el Che Guevara? Este cuestionamiento persiste durante toda la puesta en escena, guiado por un narrador que observa de cerca al Che, como en un biopic, similar al modo en que «Narcos» presenta sus historias. Puricelli expone en el escenario las multifacéticas capas del Che, desde su rectitud pública hasta su complejidad personal. «Lo que no cambió nunca es la determinación que tuvo desde que encontró cuál era su convicción, su deseo», concluye el director.

Conclusión sin cierre

Pese a la tentación de buscar respuestas claras sobre el legado y la figura del Che, la obra «Descubriendo al Che» se resiste a las conclusiones fáciles. «No hay una conclusión así como tan determinante», señala Puricelli. Esta ambigüedad intencionada convierte a la obra en un puente hacia nuevas reflexiones sobre el Che, al tiempo que reafirma su firme convicción. «Hay algo que sí descubrí que es un tipo que se la bancaba fuerte», dice el director. Estos son los ecos que resuenan en la audiencia, retándose a buscar más allá del mito, más allá de las camisetas.

Los interesados en experimentar esta exploración teatral pueden acercarse al Cultural San Martín los sábados a las 21:00 y los domingos a las 20:00. Este inmersivo viaje promete no solo contar la historia de un revolucionario, sino también invitar al público a examinar el intrincado entramado de convicción y humanidad detrás de un ícono perdurable.