Elogios a lo inesperado: charla con Natalia Moret sobre su contribución a «El Libro de los Elogios»

Elogios a lo inesperado: charla con Natalia Moret sobre su contribución a «El Libro de los Elogios»

La escritora Natalia Moret nos habla sobre su texto dedicado a las malas traducciones en el nuevo volumen de Vinilo Editora, reflexionando sobre la creatividad, la nostalgia y el valor de lo imperfecto en la literatura.

Hoy vamos a hablar de una editorial que nos gustan sus libros, hemos hecho ya varias notas referidas a libros de esta editorial, una editorial de libros muy entrañables, todos de tamaño también, son unos libritos chiquititos, se trata de vinilo de editora. Recordame ahí Mauro Libertela y Joana D’Alessio, son los editores. Ahora apareció un libro nuevo, que se llama el libro de los elogios, que reúne textos de 10 escritores y de algunos también dedicados al teatro. Un libro anterior era el libro de las diatribas, ¿te acordas?. Claro, y acá también salió el libro de Diego Dukowski, lo entrevistamos también. Están allí, figuran grandes escritores, están Marina Marías, Natalia Moret, Valeria Alois, que es actriz también, Camila Favri, Martín Coan, Santiago Loza, Sergio Vicio, Eugenio Mongeau y Martín Sarielo, o El Corvino. Y es un libro, Diego, dedicado a un elogio a algo o alguna cosa, algún objeto o alguna actividad. Y en este caso vamos a hablar con Natalia Moret, porque Natalia Moret hizo un elogio de las traducciones. De las malas traducciones. Que está muy bien eso, me gusta. Natalia está en charla con nosotros.

Natalia, ¿cómo te va?

Hola, ¿qué tal?, ¿cómo están?

Gracias por estar ahí.

No, gracias por invitarme.

¿Y cómo fue la invitación de Mauro y de Giovanna para el libro? Me contactó Giovanna, yo la conozco hace un montón de tiempo, fuimos juntas al colegio, somos amigas, y desde que ella arrancó con el proyecto de vinilo siempre me había abierto la puerta a participar, y bueno, con una cosa o por otra no se había dado todavía, y cuando se le ocurrió a ella y a Mauro la idea de hacer este libro, que lo habían pensado, creo, cuando pensaron, hicieron el anterior, el de las diatribas, medio que lo pensaban como en un par, Por un lado las diatribas y por otro los elogios, y me contó de qué se trataba, me pareció, nada, que estaba bueno, que era divertido, y que además proponía, digo, porque no, o sea, entendí, o al menos eso me pareció, que no tenía mucha gracia defenderlo, que se defendía por sí solo,

Claro, claro, claro. O sea, un elogio a la bondad, no sé yo. No, no, no, ahí… No sé quién querría leer. Claro, la bondad es buena, punto. Sí, sí, totalmente, porque estoy viendo… Con mis hijas, o sea… Claro. Veamos películas de terror, ¿por qué va el sótano donde está todo oscuro? Porque si no va de película, Bueno, hay que hacer algo para narrar. No sabe que esa puerta no la tiene que abrir.

Claro, lo sabemos todos. Me gusta el tema, Natalia, porque bueno, las malas traducciones, pero también hay insospechadas, la claustrofobia, parece uno de los grandes males de este tiempo, tiene su elogio a cargo de Santiago Gobernori, o El Lavadero, o como Martín Cubán que hizo a Los Uniformes. Vos elegiste las malas traducciones, ¿por qué?

A ver, no lo elegí para empezar, no es que partí de la mala traducción con elogiarla, sino más bien al revés. Llegué, me di cuenta, estaba intentando elogiar otra cosa primero, y de pronto descubrí que estaba elogiando a las malas traducciones a partir del texto. Lo primero que se me ha ocurrido a mí elogiar eran los de Taylor, porque es muy común esta idea, que me parece a mí un poco superficial, de tal vez inmediatamente asociar un libro muy vendido a un libro de mala calidad. Me parece que eso es subestimar mucho a un montón de personas, de situaciones. No necesariamente hay libros buenos que se venden mucho, y hay libros malos que por suerte se venden muy poco, también pasa de todo. Entonces creo que no está necesariamente atado la calidad al escritor, hay un montón de otros factores. Yo quería escribir algo divertido y provocador con eso, y no me salía. Y entonces yo a mí me dijo, ¿por qué no probar por ahí algo más chiquito? Y dijo chiquito y que me apareció el guisante. El cuento ese de Andersen lo había leído con mis hijas, alguien se los había leído a ella, pero en otro plan, como la princesa que es tan sofisticada que es capaz de detectar un guisante bajo 20 colchones. Y cuando ella me lo contó, yo le dije, ¡ay, qué chiste insufríble! ¡Qué castigo tener que vivir con alguien así! ¡Imagínate! ¡No puedo dormir nunca más en paz! Y quedó como un chiste entre nosotras. Y cuando yo me dijo eso, por algún motivo se me apareció esta historia. Y bueno, empecé, fui ahí, a este recuerdo, a escribir sobre este cuento, a contar esto que te acabo de contar, de resignificar esta idea de la princesa sofisticada con la insufrible, de quien no puede tolerar la más mínima imperfección. Y bueno, de una cosa me fue llevando a la otra, y lo que yo quería elogiar sobre todo es la aparición del error, por imperfecto, como por ahí una puerta de acceso hacia el descubrimiento de algo inesperado. Para mí es así como funciona la creatividad. O sea, acá lo que ocurría es que a partir de una mala producción, que usa una palabra que en rioplatense es como muy poco habitual, y que además exige conocer una regla que es la G, la U y la I, y que mi hija pronunciara de una forma totalmente nueva la palabra, muy distante. Y entonces en eso se creó algo que pasó a ser todo nuestro. Entonces el texto surgió así, y lo que yo quería sobre todo elogiar es esto, abrir la puerta a partir de las malas traducciones, en este caso, a la aparición de lo inesperado, a través del error, como mecánica para descubrir.

Natalia, ¿cómo andas? Vivo te saluda.

Bien, ¿qué tal?

Bien, todo bien. Cuando leía, bueno, es un poco lo que contás ahora, que cuando elogias algo, en realidad estás elogiando muchas cosas. Después había como que ponerle el título de las traducciones, pero como que la escritura te lleva, en ese pequeño ensayo o cuento, a elogiar muchas cosas.

¿Qué cosas, Diego? ¿Qué más viste?

O sea, sí, a ver, yo creo que… A ver, pensémoslo juntos. Pensémoslo juntos. Sí, o sea, para mí es un texto un poco también nostálgico.

Sí, total. Que creo que… Elogia a la nostalgia. Sí, más un elogio a la nostalgia. O sea, yo creo que también puede ser un elogio a la escritura como forma de atrapar el tiempo, Porque, o sea, creo que… Y a la literatura, Sí, eso. Como el tiempo detenido. O sea, ¿qué no podemos hacer? O sea, es eso, justamente, ir hacia atrás. Y bueno, por eso pensé en la nostalgia. Y yo ahora sí puedo recuperar ese momento cada vez que quiera, porque, bueno, esa conexión fue creada, A partir de ese error. Entonces, cada vez que… Ese es el juego del texto. Cada vez que yo pronuncie esta palabra, mi hija va a volver a tener la edad que tenía cuando leímos eso. Sí, vas a esa foto o vas a ir a esa foto todo el tiempo.

Es más fácil, bueno, por ahí… Ahora quedás como vocera de toda la colección, pero bueno, es lo que nos provoca la nota a un autor cuando por ahí hay muchas miradas sobre esto. ¿Para vos es más fácil escribir a favor de que en contra de o es más fácil en contra de?

Mirá, para mí lo que es más fácil siempre es al revés que todos. Entonces, esto puede ser a favor de o en contra de, pero, o sea, tiendo… Es como, no sé, una manera de pensar para mí. Tratar de como poner en duda cuando algo, no sé, ya sea algo muy criticado o muy halagado, mi actitud siempre es la de la sospecha. Y entonces intento como ponerme en la perspectiva como minoritaria para desde ahí intentar pensar y encontrar un ángulo nuevo. Esa es como mi forma preferida de abordar los temas, las situaciones… De andar por la vida, digamos. Exacto, de andar por la vida. Como dice mi guía de Twitter, una progra entre fachos y una facha entre progras. Es el lugar donde me siento más cómoda, en esa comodidad, no sé, una cosa medio extranjera. Entonces creo que es eso, ya sea a favor o en contra, lo más fácil para mí es pensarlo de otra manera. Y algo que está buenísimo del libro, generalmente en las colecciones siempre me da la sensación de que los autores se terminan repartiendo los temas porque hay dos o tres temas medio obvios y hay una especie de sorteo. Bueno, dale, hacelo vos que yo hago este otro. Y acá son diez, doce temas absolutamente diferentes todos. Nadie tuvo que elegir ni pelearse por nada. Eso le da como un color muy original al libro, me parece. No sé si leíste el resto, si viste cómo funciona tu texto entre los demás.

Sí, sí, sí, los leí. O sea, me pareció por ahí que el mío, tal vez lo que tenía como un poco distinto, es que es un poco más literario, o sea, no tal ensayístico como algunos de los otros, por ahí que son más realmente como un ensayo. Y lo que decís con relación a los temas, es así totalmente. Yo, al menos, no conozco cómo fue con cada uno de los autores, pero yo cuando le conté a Joey, primero, bueno, que quería hacerlo de los best-sellers, y después, el de las malas traducciones, o sea, el tema no estaba tomado, así que no tuve que pelear con nadie. Y creo que en general funciona así, como que a cada uno de los autores les surgió como por un lado totalmente distinto y me parece que eso está bueno porque, o sea, dice para mí una buena propuesta disparadora de trabajo es la que te da algún cierto límite como para orientarte, pero que permite también una enorme heterogeneidad, porque si en la propia propuesta está tan indicada que solo es posible escribir dos o tres cosas, no es tan buena, no es tan potente, como disparador creativo. Y creo que lo que pasaba acá con la propuesta de Mauro y de Joey era eso, que un poco nos metía a todos en un límite, como con la idea del elogio, pero después era infinito, como el permiso que se nos daba como autores, y así está bueno trabajar. Cuando trabajas, yo sigo más apebido, como que te dicen, bueno, escribí sobre tal cosa. Si está muy limitado, muy condicionado, para mí no está bueno, no estás escribiendo lo que querés. Acá creo que cada autor escribió lo que quiso y que por eso las voces son tan diferentes, los temas tan variados, porque bueno, había libertad. Estamos hablando con la escritora Natalia Moret, que forma parte, un texto suyo, de El Libro de los Elogios, este nuevo volumen, desde los chiquitos estos tan entrañables, editados por vinilo de editora.

Es que retomo eso que decías recién de cómo se repartieron los temas, de cómo quedó completo esto, y pensaba, ¿te pasó cuando viste o cuando leíste el libro y te encontraste con la defensa del uniforme de Martín Coan o la defensa de Mar del Plata de Martín Sarielo? Decir, ¿cómo no se me ocurrió este tema que está buenísimo?

No, sí me pasó, cuando leí el de Martín fue como, y claro, Martín, ¿cómo no va a vender los uniformes? O sea, eso es lo suyo. Y bueno, lo mismo con Sarielo, de Mar del Plata. Entonces, lo que sí me parecía es que había algo muy genuino por ahí, la elección que cada autor hizo, o el de Vale, Sobre llorar, que para mí, o sea, Vale es actriz y es muy graciosa, o sea, ella te hace, sobre todo, no sé, o sea, yo la tengo asociada a la risa, Esa es realmente muy talentosa y muy graciosa, pero creo que como el actor que puede manejar como la tristeza y el llanto, hay algo, no sé, que para mí está muy relacionado con su vocación,

Es su profesión. Entonces, sí me pareció encontrar algo muy honesto y genuino en cada autor, especialmente con los que conocía, Eso estuvo bueno. ¿Van a hacer algún tipo de presentación del libro, con lecturas, o algo así? ¿Una cosa coral?

Ya hubo. Ah, ya hubo.

Sí, hubo una presentación hace dos semanas, fue en Taita, y en un lugar que no nos encantaba muchísimo, en Saavedra. Sí, en Saavedra. Y bueno, comimos empanadas. ¿Y cómo estuvo?

Estuvo genial, estuvo buenísimo. Empanadas bolivianas. Empanadas bolivianas muy buenas, sí. Vale y Santiago Gobernari leyeron un texto que escribió otro chico, Rodo Reyes, creo.

Sí, Rodo. Ah, sí. Amigo, amigo, amigo de la casa. Ah, mira, mira qué bueno. Era un elogio al vino, porque además había vino para tomar. Entonces, en lugar de hacer una lectura más tradicional, bueno, ir y leer los textos, que la gente por ahí se llevó el libro y iba a leer los textos en su casa, se hizo un elogio a uno de los motivos que hizo que mucha gente suele ver la presentación, que era justamente el vino.

No es poco, no es poco.

No, no, no, era un montón. Natalia, ¿en qué estás? Presentaste un libro el año pasado, el año en que debía morir, ahora estás escribiendo algo.

Sí, estuve después de la novela, yo además de literatura, trabajo como guionista bastante. Y después de la novela terminé, bueno, venía trabajando en un guión para una película que se está empezando a firmar en México pronto y terminé otro guión para una directora argentina. Entonces, medio que me aboqué un poco estos meses al cine. Y además empecé a escribir también en la agenda. Sí. Y también, bueno, me dieron como bastante libertad, a partir de hecho de la novela, , del año en que debía morir, me propusieron como continuar con ese universo rural, el campo que es donde yo estoy viviendo y escribir una especie de diario mensual. Y como también me dieron libertad yo estoy encontrando ahí otra cosa que es, o sea, en cada columna trato de abordar un siempre situado, , en el campo, que ese era como el límite siquiera en la propuesta abordar como temas diferentes. Entonces, empecé a pensar como en construir un libro de piezas, no sé si es cierto porque no son ensayos, tampoco son cuentos, situados en el campo que aborden ensayísticamente algunos temas como, no sé, la amistad, los hijos, la educación, el dinero, Así que ese está siendo como un proyecto que siento que voy haciendo mientras hago otras cosas. Y después tengo un proyecto de una novela que voy a empezar, la tengo ya bastante armada y mi idea es empezarlo en dos meses para el año que viene.

¿Dónde estás viviendo, Natalia?

Vivo en un campo que, o sea, pertenece a La Plata, pero la verdad es que está muy lejos de la ciudad, muy lejos de todo, o sea, miro alrededor y solo veo la pampa, ese, y estamos ahí desde la pandemia porque…

Ah, mira, te iba a preguntar eso, sí, porque hubo mucho reflejo de pandemia que terminó haciendo una vida más bucólica, De retiro.

Tal cual, tal cual. A mí siempre me gustó, la verdad, de siempre que pude yo me escapé a lugares sola, para escribir, para estar, o sea, es como una… un estado que disfruto, el de la soledad y… soy muy sociable también, pero… Pero poco. Con límites, con límites. Tal cual, tal cual. Y bueno, y Nacho, mi marido, porque nos pasamos después, él trabajaba allá ahí. Entonces, bueno, surgió como, nada, según llegan estas dos situaciones, que él tenía que ir por trabajo y yo podía trabajar a distancia, que es lo que pasó. Claro, claro. Yo trabajé en los literarios y todo eso pasó a ser virtual. Entonces, hicimos la movida sin saber mucho qué iba a pasar, había un colegio cerca… Bien, te cerró. Una cosa… te cerró. Otra, y ahí estamos recontentos. Hace tres años. Maravilloso que así sea.

Gracias por esta charla, Natalia. Felicitaciones por tu laburo.

Gracias.

Y lo mejor para lo que viene.

Muchas gracias. Un beso grande. Chau, chau.

Chau, chau. Era Natalia Moret, es socióloga también, escritora. Forma parte de… Qué buenos libros que está sacando esta editorial. Muy buenos. Muy buenos. Unos libritos muy chiquitos, pero muy hermosos son. Y está bueno tenerlos todos para ponerlos todos juntitos en la biblioteca.

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