Fabián Casas: entre la novela y el guión, exploraciones de un mundo retrofuturista

Fabián Casas: entre la novela y el guión, exploraciones de un mundo retrofuturista

El autor argentino conversa sobre su nueva novela ‘El Parche Caliente’, el proceso de creación, los personajes inestables y el cruce de géneros literarios con guiños autobiográficos.

El Parche Caliente, editado por MC, es la nueva novela de Fabián Casas, aquella de la que Fabián hablaba cuando se estrenó Jauja, la película de Lisandro Alonso, de la que él es coguionista. Yo diría que el universo de los personajes, el ambiente de esa novela, inconclusa en ese momento. Si vos encontrás notas de hace nueve años, cuando se estrenó Jauja, él hablaba del Parche Caliente. Eran los de la película y ahora regresan para, de algún modo, continuar la historia. No sé si decir cerrar, ahora lo vamos a averiguar, hablando con él. Dice ahí un western retrofuturista, pero al estilo de Casas. Yo no sé si le estará de acuerdo. Me encantó la novela, felicitaciones. Me divertí mucho leyéndola. Pensé un poco en los personajes de Jauja, porque está Milky Bar, porque está Birrita, todos aquellos que estaban en la película. Digo, ¿cómo es la historia? Son los personajes de la película, pero de algún modo tenían vida propia. Te siguieron, los extrañabas y querías volver a ellos. ¿Cómo fue?

Bueno, en realidad yo empecé a escribir una novelita chiquitita para poder escribir un guión, porque yo ahora escribo guiones, pero en ese momento no sabía. No es que ahora sepa, pero escribo. Ahora los escribo. Encontré cierto oficio. Siempre aprendo así, al tuntún, como mazota. Y agarré, y bueno, de lo que pasa que una vez había cosas que Lisandro no podía filmar, o que no le interesaba filmar, de lo que yo le iba trayendo, que iba escribiendo, pasábamos a guión. Aprendí ahí con Lisandro, que tampoco sabe escribir guiones ni filmar nada. Éramos dos personas que no sabemos nada. Está bueno. Y bueno, entonces empezamos ahí a… Él me decía, bueno, esto que el perro se convierta en un menopo, si no es una de Cronenberg. No tengo ni idea de cómo se hace. Bueno, listo. Pero yo después lo seguí, ¿viste? Yo seguí los personajes. Me encariñé con esos personajes, con la forma en que sonaban, ¿viste? Y entonces, de alguna manera, decidí, ¿cómo se dice? Seguir desarrollándolo. Y lo escribí a lo largo de, creo que ocho o diez años. Viste, iba y volví a la novela. Entonces, sí, son los mismos personajes, y hay algunos personajes más que no entraron en la película. Eso.

Fabi, ¿tu… Zuluaga es una especie de tu Kurtz, si se quiere, de algún modo? Tiene algo de Kurtz,

No, del coronel Kurtz, del corazón de la gente. Sí, hay como múltiples, ¿viste? ¿Cómo se dice? Cruces ahí en la… Viste que yo no tengo imaginación. Entonces le afano a todos, y también cosas que me iban… Viste, la novela también es como una especie de diario de cosas que me iban sucediendo a lo largo de los años. O gente que me iba contando cosas, ¿viste? Y entonces yo después volví y la metí en la novela, para que puedan avanzar, ¿viste? Y tiene algo de Kurtz. El nombre es de un compañero mío, Dieguito Zuluaga, que iba a la secundaria conmigo.

Como Pitaluga también,

Sí, Gustavo Pitaluga era otro compañero mío. Espero que estén vivos. Yo por ahora estoy vivo. Ojalá que sí.

Fabiani, pensaban… ¿Sabés qué pensaba? Qué difícil el narrador, porque el narrador ahí… No sé de dónde… ¿Desde qué tiempo está hablando?

Yo tampoco.

¿No? Porque en un momento se nombra como parte de los antiguos, y no sabés si está en un futuro, si está en el pasado, y me gusta eso.

Sí, en realidad me parece que el narrador, en definitiva, al final, es un poco el narrador que termina la novela, ¿viste? El último capítulo. El último capítulo, que está un poco como escindido, Tiene que ver con la novela, pero pasa en otro tiempo, en otro lugar, con otra gente.

Sí, pasa en otro tiempo, en otro lugar, con otra gente, pero ese narrador que no tiene imaginación tiene que contarle un cuento a la nenita antes que se duerma.

Total.

Entonces, de alguna manera, es el cuento que acabas de leer anteriormente, ¿viste?

Claro.

A grandes rasgos, ¿viste? ¿Viste que cuando uno sueña es un genio y cuando se despierta es un talado? Cuando querés escribir, ya despierto, te empiezas a trabajar en contra de la realidad, la realidad te trabaja en contra, la… digo, te convertís en un escritor, entonces haces cosas de escritor que son malísimas. Entonces traté de estar lo más posible en la zona del sueño cuando escribí este relato, que para mí es un lugar muy productivo.

Y hay una zona también que, digo, se desarrolla en un lugar que es el desierto. Como pasaba con Hawa también, que era el desierto donde el personaje de Vigo, ahí también en algún momento sufría una transformación. ¿Alguna vez lo hablamos eso, no? A vos te gustan los personajes que se transforman,

Sí, me gustan los personajes que se transforman, que mutan, ¿viste? Me gusta la gente que puede cambiar cosas a lo largo de su vida, ¿viste? Me gusta mucho más que las personas… Igual, bueno, hay personas increíbles de las dos maneras, pero digo, me gustan las personas que pueden dar un giro a la vida y que un día son una cosa, son otra. Y aparte también me gustan los personajes inestables como lector, ¿viste? Cuando leo, por ejemplo, a todo esto y sus personajes son todos inestables, ninguno es de una sola manera, son… ¿viste? Uno no es, uno está habitado por muchos yoes a lo largo del día, ¿viste? No sos igual todo el tiempo. Entonces cuando los personajes se vuelven muy inestables se achata el relato, ¿viste? Lo mismo que tampoco me interesa mucho el relato lineal, ¿viste?

Claro.

Me gustan los relatos más constelados, que tienen más una estructura de constelación, ¿viste? Y bueno, trabajar con el desierto y todo eso, que es otro tipo de gentrificación.

Total.

Yo nunca había trabajado, escrito sobre eso. Y me gusta siempre estar con la piedra en el zapato, ¿viste? Como ir en contra de tu habilidad, ¿viste? Vos sos periodista y yo también. Y adquirimos una habilidad para escribir porque si no nos echaban. Entonces cuando venía la hora del cierre, o sea, como si sacabas un texto.

Total, total.

Bueno, un poco yo trabajo en contra de eso cuando escribo literatura, ¿viste? Como trabajo sumándome riesgos, no llegando a la hora del cierre, diría.

Bien, bien. Porque los personajes van cambiando, en tu cabeza van siendo otros.

Sí, claro, ¿viste? Era como, yo volvía dos por tres a la novela y estaba con la novela dos meses, ¿viste? Ricardo Cerarrallán siempre me decía que él no podía escribir novelas porque le costaba mucho porque había que irse a vivir a la novela. Tenía razón, tenía razón. Tenía que volver y ir a vivir. Y de golpe volver a encontrar el oído, el tono, ¿viste? De los personajes que narrás. Pero no sé, siempre volví a esta novela, ¿viste? Porque igual a lo largo de los diez años yo publiqué libros de ensayos. Publiqué obras de teatro, poemas. Escribí guiones, escribí muchas más películas. Algunas que se van a estrenar ahora. O sea, seguí escribiendo un montón. Pero siempre volví a este relato largo, ¿viste? Largo, no es tan largo tampoco. Pero fue largo para mí escribirlo, ¿viste? Porque me parece que una cosa que es importante, que yo lo marco mucho en las clases que doy, es que la gente espere. ¿Viste? Yo no doy un taller donde todos leen. Yo por ahí estoy con el texto de un compañero tres clases. Los demás esperan. Para mí esperar es algo muy bueno para escribir, ¿viste? No estar ansioso, trabajar en la espera.

Es medio… Pienso en tus clases de karate. Es por ahí también, Relacionado un poco con eso, Como una filosofía que te viene por ese lado.

Sí, sí. ¿Viste? Hacer karate para mí. Yo, ¿viste? Que no estoy dotado para hacer karate. Entonces, soy un karateka outlet. Y mis compañeros de karate me tienen un montón de paciencia y todo.

Te esperan.

Soy el Cime del karate, no el Messi. Pero me hace bien, ¿viste? Porque es un ejercicio espiritual y trabaja con las pasiones alegres. Salís de la clase… Vos vas destruido a la clase de karate o como cuando vas a leer a Spinoza, al ser karate a Spinoza, vas porque estás desesperado, no porque estás bien. Y después salís mucho mejor.

¿De dónde te viene el humor? Cuando vas leyendo a un personaje, es el coronel Macilla, Harry Potter…

Ese es el coronel que es como una hermana mía, mi amiga, mi asistente.

Claro.

Es Cecilia Di Gennaro, que es una chica excedida en carnes. Yo digo Deigor. Yo era el políticamente correcto. No pude decirle gordo a nadie, ni pelado, ni negro, ni nada. Todo ese mundo de garcha. Y vos sos la Mariano de Hamilton.

Claro.

La pareja de Mariano y Hamilton. Es como un hermano para mí. Son como hermanos. Y ella está mucho tiempo conmigo, entonces me la imaginé toda vestida, ¿viste? Como una gorda. ¿Viste que cuando se suben los caballos, los caballos tambalean? Le juego con eso y ella se mata de risa porque es una persona que tiene la capacidad de saber que nunca vas a saber cómo vas a ser percibido, por eso no hay que ponerle tanta energía al look.

Claro. ¿De dónde viene el humor? Uno juega las carnes Harry Potter, hay un Timo Tigrigol… Esa cosa como de…

Es medio de la gráfica, de titular, de poner nombre. ¿De dónde viene eso?

Me viene de que soy chiquito, ¿viste? Me di cuenta que la vida era un infierno y que si no te reías, te ibas a volver loco, básicamente.

Claro.

Entonces eso en mi casa era muy común, ¿viste? Me crié lleno de humoristas tristes, ¿viste? Olmedo, Porcel, todos venían a mi casa, ¿viste?

Claro.

Porque mi papá era muy amigo de Alberto, trabajaba con él…

Exacto.

Entonces, ¿viste? Y mi viejo era un tipo muy… que de golpe se podía poner taciturno y metafísico, pero de golpe se disfrazaba, se hacía chis… Me di cuenta que el humor es algo repotente, ¿viste? Para poder soportar la vida, la vida social, no la vida… porque la vida… digamos, hay una vida natural que es lo que es, pero la vida social a veces puede ser un infierno, ¿viste? Con todas estas estructuras hegemónicas que tratan de quitarte la potencia,

Fabián, ¿cuándo decidís? Porque vos escribís de todo, dijiste… ensayos, los guiones, los poemas que… Me gustó mucho el último libro, también el último de poemas en Prozac.

Qué bueno.

¿Cuándo decidís qué es lo que estás escribiendo? Si es una novela, si son poemas, si son… ¿Te metés directo a hacer eso? Digo, ¿se transforma?

No, mira, a veces se transforma, ¿viste? A veces… a veces la situación lo da, los poemas… los poemas que estuve escribiendo… por ejemplo, hay unos poemas que se llaman… hay un librito que salió hace poco que se llamó Envíame tus poemas y te enviaré los míos y ese librito era una cosa que llegó a escribiendo en un WhatsApp porque estábamos en pandemia y ahí el WhatsApp no te permitía escribir algo más largo. Entonces, yo le mandaba a mis amigos que no veía y a mis hermanos que teníamos un grupo de WhatsApp para cuidar a mi papá y entonces ahí nos mandábamos mensajes y ahí yo empecé a escribir poemitas. Y de alguna manera el formato del WhatsApp construyó que fueran poemas. A veces me pongo a escribir un ensayo pensando con una idea conceptual y todo y de golpe me vuelo o me voy para otro lado y termino haciendo un relato o una novela, ¿viste?

Claro.

Es como en el momento, ¿viste? No soy muy de plantearme previo a escribir, bueno, ahora voy a hacer una novela. Pensá que el parche caliente fue entre comillas, bueno, ahora hay que hacer un guión.

Claro.

Y terminó siendo una novela.

Claro.

O sea, hizo el camino inverso que es publicar el libro y que después alguien te lo compre para hacer una película. Hicimos la película y va a salir el libro.

Ahí te entrevistaba un periodista en Infobaea de una cosa que me hizo Ray que decía, le dejás el problema a los traductores, Pero ya con el parche caliente, pero antes ya se lo había dejado con Titán en el Coco.

Sí, Titán en el Coco es un titán del coco, pero creo que todas las personas que pasamos por redacciones, que estuvimos en el Titanic directo rumbo al Tempano sabemos lo que es un titán del coco. Yo pienso en Ricardo Robinson, que gobernaba Clarín, creo que lo gobierna todavía.

Todavía, claro.

Son titanes del coco, ¿viste? Y cada uno es un titán del coco que lucha ahí, una pelea de cocos que ahí en las redacciones son tremendas.

Bueno, están los Cabezas del Coco.

Los Cabezas del Coco acá.

Que no se sabe quiénes son, si son rankeles, pueden ser un grupo étnico.

¿Un grupo étnico?

Digo, variado, atomizado.

Son rankeles, porque todos se llaman rankeles a partir de una novela, todos se llaman rankeles, que es un nombre que deriva de una cautiva.

Claro.

Ahí está, ahí en un momento de esa isla cautiva hay un homenaje a Aira también,

Sí, sí, porque mientras estaba escribiendo una novela yo trataba de ir a robarle a todos, ¿viste? Me daba cuenta que leer libros históricos lo que hacían era impedirme pensar, volarme más con la novela, entonces lo dejé de leer, ¿viste?

Claro.

Porque si leía libros sobre la época, ¿viste? Y cómo eran, en realidad me limitaba un poco, ¿viste? para escribir, porque en cambio cuando no tenía tanto la limitación de los libros históricos sobre la época, no sé, la construcción del alambrado, gente que vivió en los malones, me daba cuenta que yo podía imaginar cualquier cosa, ¿viste? Entonces, de hecho, al final del relato hay un flaco que se mueve en un auto con una cuchara adelante y la cuchara es lo que nosotros le poníamos…

A los cochecitos, claro.

A los cochecitos.

La masilla.

Sí, con masilla, ¿viste? Con el masilla. Así que iba uniendo todo como en un sueño.

Bien, hermoso. ¿Te gustó?

Qué bueno.

Me encantó, me encantó. Me pone muy contento. Fabián, te saco un… Es inevitable, pero te saco un poco de la novela y… ¿Qué viste ayer? ¿Qué te pareció lo que pasó ayer, los resultados? No sé si viste algo, si venías viendo algo, si venías viendo…

¿Qué pasó ayer? ¿Qué pasó ayer? ¿San Lorenzo no jugó?

No, no me interesa más San Lorenzo, pero mirá, te digo una cosa. La verdad que estaba muy preocupado porque pensaba que iba a ganar este tipo que es una mezcla, ¿viste? Fue el lope que tiene de los Beatles con Hitler. Me parece que lo que pasó ayer fue precisamente como un… Para mí, de alguna manera, se producen como muchas cosas, ¿viste? Por un lado, creo que primó, de alguna manera, mucha gente que fue a votar por el temor a lo que podía pasar si ganaba Milley, ¿viste?

Claro.

Que aparte era un retroceso en un montón de cosas que para mí tienen que… Que son como… No sé, que tendrían que ser políticas de Estado, como los derechos humanos, la igualdad, la educación pública. Cosas que hacen repotente a nuestro país, ¿viste?

Claro.

Yo pensaba que eso… Eso estaba en peligro, estaba en riesgo. Estaba en riesgo una manera de… Para mí estaba en definitiva como en riesgo la democracia porque, digo, estos tipos que llegan a través de la vida democrática, después lo primero que quieren hacer es eliminar la democracia. Que con las falencias que pueda llegar a tener, me parece que es el sistema político más importante. Creo que pasó eso. Y por otro lado, también, se podría llegar a entender o a leer como una especie de… Bueno, pero no como algo… No lo leo… No lo digo como algo positivo ni negativo. Hubo una especie de… También, quizás, de rechazo a esta idea de exterminar a otra fracción política, ¿viste? Que era un poco el discurso de Patricia Bullrich, que es increíble que alguien quiera exterminar a otras personas que piensan diferente, ¿viste? Porque ya sabemos lo que pasó con eso, que es también un subtexto de la dictadura militar. Y por otro lado, creo que también ahí se licuó un poco también el kirchnerismo. Se está modificando el kirchnerismo para mí. Ahí me va a volcar los pacni. Yo creo que se está modificando porque, bueno, masa no es el kirchnerismo, ¿viste? Para mí. Y ahí también hay que ver cómo va a funcionar masa a partir de que empieza a producir poder. Vos pensá que masa gana con un país prendido fuego, no como en el 2001

Comentarios

No hay comentarios aún. ¿Por qué no comienzas el debate?

    Deja una respuesta

    Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *