En una charla que mezcla ironía, humor y verdades incómodas, Mónica Müller, médica homeópata y escritora, discute en su libro «Sobre lo Natural» los equívocos y modas que rodean a la idea de lo natural en el contexto de la salud y la alimentación. Este libro, editado por Vinilo, una joven pero destacada editorial conocida por sus publicaciones «como pequeñas hormigas negras que pican fuerte», busca deconstruir conceptos tan populares como tergiversados sobre lo orgánico, las dietas y las tendencias saludables.
El diálogo con Müller comienza evocando su contacto con la editorial Vinilo, dirigida por Mauro Libertela y Joana D’Alessio. «Es una editorial adorable. Cuando vi los primeros libritos de Vinilo, no podía creer lo lindo y lo inteligente que es», comenta Müller. La autora explica que su obra nació de un encargo inicial para participar en un volumen de diatribas, que finalmente se expandió hasta convertirse en un tratado hilarante y crítico sobre la obsesión con lo natural.
Müller centra su crítica en la «confianza medio infantil en lo natural» que encuentra tanto dentro como fuera de su consulta médica. Con su formación como homeópata, enfrenta regularmente situaciones donde los pacientes buscan tratar condiciones serias, como el cáncer, con remedios naturales, olvidando que «los venenos más poderosos son todos naturales». Señala casos emblemáticos como el arsénico o los venenos de serpientes y arañas para subrayar que no siempre lo natural es sinónimo de seguro o beneficioso.
Otra de las observaciones de Müller es la superficialidad con la que se abrazan ciertos conceptos sin entendimiento real. Al referirse al término «pollo orgánico», comparte una anécdota en la que pregunta en restaurantes si tienen «pollo inorgánico», recibiendo respuestas que denotan un profundo desconocimiento. «En general hay un gran desconocimiento y es como una gran frivolidad subirse a ese tren cuando uno no sabe», afirma Müller, quien también reconoce que aquellos realmente dedicados a la producción orgánica enfrentan muchos desafíos sin el debido reconocimiento.
La obra también se adentra en las tendencias de consumo irracional, como la ingesta excesiva de agua. «Las mujeres, son todas mujeres, no sé por qué, andan con botellas de tres litros, llenas de agua y la van cargando», critica Müller, advirtiendo sobre los males del exceso de hidratación que terminan comprometiendo a los riñones sin aportar beneficios reales.
Además de criticar el seguimiento ciego de tendencias dietéticas, Müller lanza su mirada escéptica sobre aquellos que eliminan el gluten sin necesidad médica. Distingue entre quienes padecen celiaquía y quienes, sin ninguna razón clara, imitan estas restricciones: «No tienen la menor idea, pero no comen gluten». La autora recomienda claridad y racionalidad en lugar de complacencia con las modas alimenticias, destacando que muchas veces se impone una carga considerable sin sustento científico.
El tono humorístico del libro es una herramienta poderosa en manos de Müller, quien afirma que «el humor tiene mucho más fuerza que el enojo para conseguir cosas». Este humor no solo hace el texto más accesible, sino que también lo transforma en una crítica incisiva hacia un mercado literario saturado de guías y manuales que enarbolan ideales cuestionables de salud y bienestar.
Müller no evita hablar de las creencias erróneas sobre algunos alimentos específicos. Sobre los huevos, por ejemplo, recuerda cómo durante décadas «el terror a la yema de huevo» llevó a omitir una fuente vital de vitaminas y grasas saludables, debido a un malentendido sobre los niveles de colesterol.
Para Müller, todo comienza con la educación y el sentido común. En su cruzada por desmitificar lo natural, enfatiza la necesidad de desaprender nociones arraigadas y de reeducar al público sobre lo que verdaderamente constituye una alimentación sana. En el libro comparte su propia historia personal, que va desde su infancia, dominada por dietas estrictas según el libro del naturista Dr. Hauser, hasta sus intentos actuales por alentar un enfoque basado en la investigación y la realidad.
Por último, Müller aborda el tema de los productos lácteos, subrayando que «la leche de vaca es para terneros». Argumenta que la inflamación gastrointestinal resultante del consumo de leche de vaca en humanos no justifica su presencia en la dieta y promueve alternativas más nutritivas.
«Sobre lo Natural» no es simplemente un ataque al bienestar moderno, sino una invitación a reflexionar sobre lo que realmente significa llevar una vida saludable. Müller nos recuerda que «hay que reducir al máximo esos alimentos que no son buenos, pero tampoco transformarse en un talibán del zapper con el arroz integral». En su libro perspicaz, la autora nos invita a cuestionar, a aprender y, por sobre todo, a no sucumbir a la moda sin antes ejercitar el sentido crítico.