El escritor y ensayista Luis Zagasti conversa sobre su más reciente libro, Lenguas Vivas, las críticas positivas, sus métodos de trabajo y las curiosas experiencias de su vida dentro y fuera del aula.
Luis Sagasti: Hola, ¿qué tal? Buen día, muy amable.
– ¿Todo bien?
Luis Sagasti: Todo bien, todo bien, gracias.
– Bueno, el libro está teniendo una gran repercusión de crítica, sobre todo, así que quería saber cómo es recibido por vos cuando los comentarios son así de buenos.
Luis Sagasti: Bueno, uno se pone muy contento, básicamente, si bien uno no está a la espera de críticas y eso, pero bueno, uno sabe más o menos que en ciertos lugares van a aparecer, y entonces uno las recibe siempre con un poco de expectativa, aunque uno, ya te digo, no depende del…
– ¿Nunca estás a la espera, no? ¿Nunca te…?
Luis Sagasti: No.
– ¿A lo largo de tu…?
Luis Sagasti: Al principio, sí, ¿viste?
– Claro, claro.
Luis Sagasti: Después, no es que no las esperes, pero no estás, digamos, no estás en ningún estado de ansiedad, supongo que también tiene que ver con los años, Uno no está tan ansioso, pero sí esperas que salga algo, por supuesto, además esperas que sea buena, Básicamente eso.
– Claro, claro.
Luis Sagasti: En ese sentido creo que todos esperamos lo mismo, pero el estado ese de la ansiedad, yo ya no lo tengo tanto.
Entrevistador 2: Muy bien, muy bien. Luis, ¿cómo andas? Diego te saluda. Quería preguntarte, leí en realidad en la entrevista que te hizo Aleto, ¿cómo es tu forma de trabajo? Vas como recopilando pequeñas historias, referencias, y después vas sintiendo que eso es un libro, ¿pero cómo es tu método? Vas leyendo, porque además las referencias que vas trayendo, yo pensaba, vivimos como de un modo como citando cosas de la cultura contemporánea y este libro está lleno de historias, pero que no tienen que ver con el diálogo habitual, viene como de otro palo, ¿cómo es tu método?
Luis Sagasti: Bueno, yo en verdad por ahí puedo tener algún disparador, alguna frase, alguna idea, algo que veo, que a mí me dispara una serie de reflexiones, o historias, o empiezo a buscar, más que empiezo a buscar, empiezo a encontrar historias, que incluso alguna vez he archivado, a veces tienes algún link y lo tienes guardado en una carpetita, y a partir de ahí yo creo que se puede armar un sentido, pero yo nunca empiezo un libro con «había una vez», o «tengo esta historia», no, sino como que aparecen distintas, como si fuesen estrellas, y vos vas conformando un poco una suerte de constelación, y en este caso, en este libro, había comenzado con una frase que había dicho mi vieja, y digo acá hay algo, acá hay algo interesante, y a partir de ahí empecé, no es recopilar, sino estar atento a ciertas cosas que tienen que ver con el lenguaje, con los idiomas que se extinguen, con la estética de las letras, o con los colores de la pintura, una serie de cosas, y después como que tenés la cabeza puesta en eso, entonces hay como una suerte de radar, viste, que atrae ciertas cosas, mira ciertas cosas, y por supuesto, después desechas mucho, viste, historias, o si se quiere, algunas circunstancias que uno considera que vayan apenas a ser narradas, y bueno, hay muchas, después vas viendo que algunas no funcionan, pero nunca yo escribo, digamos, si se quiere, incluso en un orden cronológico, viste, sino como que voy armando como una suerte de rompecabezas, y en un momento yo siento que el libro está terminado, pero digamos, no sé cuándo empiezo a escribirlo.
– Claro, te iba a decir, como que al principio no empezaste a escribir un libro, vas como viendo cosas que se conectan,
Luis Sagasti: Sí, de hecho, ahora, mira, terminé una obra, que la voy a dejar reposar un tiempo largo, pero también, viste, empecé con una cosa acá, otra ahí, de la película Apocalipsis Now, que me llamó la atención una cosa, y después, en un momento me doy cuenta que yo llevo 20 páginas de algo que conviene extenderlo para otro lado, o revisar un archivo que tengo sobre no sé qué, y bla bla bla bla, y bueno, finalmente el libro, en un momento ya te digo, vos sentiste, viste, que no te gustaba, viste, que no te gustaba, viste, que no te gustaba, viste, que no te gustaba, viste, que no te gustaba, viste, que no te gustaba, viste, que no te gustaba, viste, que no te gustaba, viste que terminaste, viste, no, ya está, no agrego más nada porque se arruina todo, pero nunca, nunca he sentado los empiezos, por decirlo de alguna forma.
Entrevistador 2: Y en ese, si querés, método, o no sé, como quieras llamarlo, tu estilo, ¿internet te ayuda o te hace perder tiempo?
Luis Sagasti: No, no, de las dos cosas, no sé perder tiempo porque tengo una extraordinaria capacidad para pabear, para perderme y mirar una cosa y otra y otra, quizás no sé si pierdo tiempo, digamos que a veces es un feo, en ese debil encuentro cosas, o las archivo, me llaman la atención a algo, pero usualmente para mi libro yo corroboro cosas con internet, no es que las voy a buscar o que las descubro por internet, algunas sí, pero no son tantas, uno tiene ya cierta formación y qué sé cuánto, entonces uno más o menos tiene un caudal de información o un acopio de cierta cultura, internet me sirve para corroborar un montón de cosas y sin querer también, por supuesto, descubrís cosas que no tenías ni idea, pues están cosas, digamos, medio marginales, medio transversales, que me maravillan.
Entrevistador 2: Pero te son funcionales después, perdón, a tu método de laburo, normalmente, ¿cuánto se aprovecha y cuánto es algo que queda como jarasca? Yo sé que vos tenés algo con los datos, Te quedan, te quedan.
Luis Sagasti: Me quedan, sí, facilidad para la estupidez, me quedan, no sé por qué me quedan, luego te vuelve la luz, sale un tema, está esperando, pero los datos, esos que yo encuentro, tienen que tener, al menos en su relación con otros, un espesor poético, y del dato por sí mismo, realmente no me interesa lo más mínimo, pero sí cuando ves que tiene algo que lo sobrepasa, es decir, te doy un ejemplo, yo le había puesto en el libro anterior, las dos caminatas más emblemáticas del siglo XX suceden en un lapso de 15 días de diferencia, que son la luna y los vitres caminando por el ron.
– Eso estaba en Bellas Artes,
Luis Sagasti: No, en Leyden.
Entrevistador 2: Ah, Leyden.
Luis Sagasti: Yo veo esas cosas y, ah, me encantan, yo veo que ahí hay algo, ¿entendés? Cuando vinculas eso, pero ahí la caminata en sí, la luna no tiene ningún espesor y los vitres caminando, ya se dijo todo, pero si los pones al lado y decís que, digamos, se diferencian por unos días, yo creo que ahí hay algo, ahí late algo, que bueno, puesto en un contexto cierto, que significa, Entonces, pero no es que voy a buscar a internet, ah, a ver qué pasó cerca.
– A ver si esto coincide justo.
Luis Sagasti: Claro, claro. No, no, no. No, es un dato que uniste porque te llegaron los dos datos juntos y ahí claro.
Luis Sagasti: O digamos, leo que la fotografía de Abbey Road fue tal y digo, ah, pero esto es cerca de la luna, a ver, entonces corroboro. Entonces, te digo, el dato en sí mismo, como curiosidad, no, no, no, funciona a mí solo. Para mí, para estar en un libro, tiene que tener un sentido poético, un sentido narrativo, ¿sí? Que en lo personal a mí me da mucho goce, Más o menos.
Entrevistador 2: Luis, ¿seguís dando clase? Cuento una pequeña infidencia, Luis da clase, o daba, creo, en una escuela de Bahía Blanca, a la cual yo iba. Acá estamos con dos bahienses hablando. Es como una especie de leyenda para todos los alumnos de esa escuela. ¿Seguís dando clase?
Luis Sagasti: Sí, sí, sí, sí.
Entrevistador 2: ¿Qué dabas? Filosofía dabas,
Luis Sagasti: No, yo doy, mira, pues es que los pibes de la materia le han puesto mi apellido, de veras,
Entrevistador 2: ¿Las Agasti?
Luis Sagasti: Las Agasti, sí. Porque yo en general doy historia del arte, historia de la cultura, un poco de Argentina en un curso, pero más o menos me centro entre el siglo XX y XXI, algo. Todo lo que se refiere a arte y cultura, Más o menos yo doy por ahí.
– Sí, sí, por el momento estamos viviendo eso y viviremos un tiempito más hasta que nos jubilemos. A mí me encanta dar clase, me gusta muchísimo.
Entrevistador 2: Y tiene el libro ahí, esto fue escrito en una residencia en Escocia o están los agradecimientos.
Luis Sagasti: Claro, sí, en el 19, en septiembre del 19, gané una beca, una residencia en un castillo, como en las películas, castillo con gnocos, hadas y blanca nieve. En medio de un bosque, junto con cinco o cuatro escritoras, nada, tuvimos un mes ahí cerca de Edimburgo, ¿verdad? Escribiendo, no hacía falta escribir, o sea, nadie estaba a controlar. Si vos querías escribir, problema tuyo, Mayormente yo ahí tomaba notas, también me cuesta escribir en un castillo en Escocia, me dan ganas de irme a la mierda, es decir, claro, estar paseando por los bosques.
Entrevistador 2: Sí, está bien, Edimburgo, sí.
Luis Sagasti: O sea, ya está, está Edimburgo.
– Alguna destilería,
Luis Sagasti: Alguna, ahí la HAI lanzó justo, claro. Hemos conocido alguna destilería, y entonces, ahí escribí, tomé notas de todo esto, creo que escribí la parte del último capítulo, muchas cosas las escribí ahí.
Entrevistador 2: Y en el anteúltimo también hay referencias de la residencia, claramente.
Luis Sagasti: Sí, sí, sí. Ahí, de hecho, estuve con el nombre del traductor, y que me llevó a un lugar espectacular que se llama Little Sparta, que es una cosa muy curiosa, porque yo lo conocía, conocía de nombre, la nota que había en el Página 12, hacía mil millones de años, es un extrañísimo jardín en el medio de Escocia, parece que no es muy conocido. Y resulta que este flaco era fanático, dice mil lugares del mundo, y yo quería entender que yo conociera eso.
– Mirá.
Luis Sagasti: Es como que, se da cuenta que somos tibetanos y conocemos el cucú gigante de Carlos Paz, más o menos, ¿entendés? Bueno, entonces me llevó a conocer una cosa, y eso está incluido en el libro, Pero, sí, no, mayormente yo en esos lugares, cuando no estoy acá, puedo tomar nota, escribo algo, pero escribir, escribir, no, no, no, tengo que estar concentrado. Y cuando estoy en el extranjero, yo he estado dos veces en el extranjero, No, no, no, no, no he viajado nunca. Yo tengo la cabeza para estar en otro lado, ¿viste?
Entrevistador 2: Claro, claro.
Luis Sagasti: En el extranjero, como tenés tiempo, te levantas temprano y a veces está lloviendo, bueno, me dedicaba a escribir y a conversar con gente, Entonces estuvo muy agradable, muy lindo viaje. Me habían invitado a Finlandia y también porque se da la curiosidad de que leen los libros míos en la Universidad de Helsinki, entonces como sabían que yo estaba en Edimburgo, entonces, bueno, me pagan un viajecito. Y ahí también tomé algunas notas que aparecen ahora en un libro, pero no puedo escribir si no estoy en mi… Digamos, se lo puede entender ahí los escritores amigos de Buenos Aires, Martín Cohen, Jorge Alconcillo, que escriben en bares, ¿sí? ¿Qué va a mierda creer en un bar, hombre? Escribe en tu casa, hermano. Y escriben, y escriben ahí siempre, con el hijo. Yo necesito mucha concentración para escribir básicamente.
Entrevistador 2: Al bar se da otra cosa. Toma un café.
Luis Sagasti: ¡Claro!
Entrevistador 2: O mirar.
Luis Sagasti: O mirar, claro. Si puedo tomar nota, o sea, si me ocurre algo, tomo nota, ¿sí? Y tengo un montonazo de cuadernos, pero es porque los llevo a la plaza. Cuando estoy en Montermoso, tengo una reposadera y siempre tengo un libro o dos para leer y el cuadernito. Pero más que escribir, yo te digo, tomo notas, ideas que se me ocurren, cosas, y nada más. Pero no, no, no… Nada más, a mí me suena muy afectado, El señor está escribiendo en la plaza.
Entrevistador 2: Está muy bien, está muy bien. Luis, la última de mi parte. A tanto apareces en la pantalla grande, ¿cómo es eso? ¿Te gusta? ¿Te divierte?
Luis Sagasti: Ah, me divierte mucho. Sí, a mí me invita…
Entrevistador 2: Winograd.
Luis Sagasti: Claro, Iván Winograd.
Entrevistador 2: Ariel.
Luis Sagasti: Ariel Winograd. A mí me invita. Y he subido tres películas con él. Es muy divertido. Es muy curioso porque es como que estás haciendo una película, básicamente, para los que no somos actores, Y me divierte. Obviamente me da papeles que puedo hacer, por supuesto,
– Que me los tomo en serio, Un escritor que va a un bar con él.
Luis Sagasti: Claro. No, pero hice de un herólogo.
– Claro, en Vino para robar,
Luis Sagasti: En Vino para robar estuve ahí haciendo cosas. Pero, sí, lo tomo como… Es como una diversión. Una experiencia de vida que a mí me gusta mucho, hasta lo que me ofrecen. Yo te digo, solamente él. Me parece que ciertos personajes, está bueno que lo haga, que sé cuánto. Además, la mujer, Natali, que es productora, fue alumna mía.
Entrevistador 2: Exacto.
Luis Sagasti: El concepto que le dedico a Natali, que es divina. Entonces, bueno, cuando ven que hay algo simpático que puede hacerse, arruinar la película, entonces, algo así. Me invita.
– Está muy bien. Ahí está el libro nuevo de Luis. Entre sus muchos libros, porque has publicado bastante, Luis. Por supuesto, también ficción y también ensayo. Se llama Lenguas Vivas, lo publicó Eterna Cadencia. Te mandamos un abrazo y te agradecemos mucho esta charla. La pasamos muy bien, Luis.
Luis Sagasti: Bueno, gracias y disculpen la…
– Ningún problema. Muchísimas gracias.
Luis Sagasti: Un beso grande.
– Un abrazo. Era Luis Sagasti, escritor, ensayista, profesor de secundaria.