Teatro Ñaca, que está en Julián Álvarez 924 y que es un espacio teatral abierto a obras de corta y larga duración, a seminarios, a clases anuales, presentaciones y más. Perdón, es atendido por sus dueños, tiene un café de especialidad para disfrutar antes o después de cada función y cuenta con dos salas. El bar y el jardín se encuentran disponibles antes de cada función de clase. Y, para hablar de ello, estamos en comunicación con Adrián Batista, que es uno de los responsables del Teatro Ñaca.
Bueno, ¿contanos un poquito cómo nació este espacio?
Bueno, Teatro Ñaca está en el lugar donde era nuestra casa, donde vivíamos con nuestros hijos. Desde el año 2003 vivimos acá y siempre tuvo, desde que nos mudamos, un jardín muy grande y un living muy grande. Digo desde que nos mudamos, porque obviamente el terreno es siempre igual. Lo que pasa es que ese living tan grande siempre nos daba ganas de hacer cosas de teatro. Nosotros somos actores, Fernanda Caride, mi esposa, y yo. Entonces, siempre pensábamos: «Tendríamos que hacer una obra acá, tendríamos que hacer…» La cuestión es que los chicos eran chicos, entonces en ese momento decidimos no hacer la obra. Los chicos crecieron, empezaron a hacer sus carreras, dejaron la casa sola, entonces ahí dijimos: «Bueno, hagamos de este living una sala de teatro» y encaramos las modificaciones. Y bueno, acá está funcionando el teatro como bien vos lo expresabas en la presentación.
¿Pero sigue siendo su casa o ustedes cambiaron, dejaron el espacio para este propósito?
Bueno, el terreno es un poco particular, entonces podemos entrar por el costado a nuestra casa. Es decir, estamos muy cerquita, salimos a la calle, caminamos tres metros y entramos al teatro.
Bien, bueno, y… ¿Querés contarnos cómo son las dos? Porque no tiene una, tiene dos salas y con bastante capacidad.
Sí, una sala es para 20 personas, está en la primera planta. Te diría que, como para que te hagas una idea del espacio, son como las salas del microteatro, apenas un poquito más grandes.
Ah, ahí me hice una idea porque yo estuve en microteatro, claro.
Sí, apenas un poquitito más grande que los contenedores que usan para microteatro, pero bueno, entran 20 personas y queda un espacio escénico que está bien. También se puede usar, como las sillas son móviles, se puede usar como sala para lecturas, ensayos, parciales, bueno, diversas cosas que sean clases de tango particulares. Y la sala de abajo es una sala para 50 personas, que es donde estaba el living de nuestra casa, que se puede unir o separar por unas puertas corredizas a lo que es el bar y la sala que sería la sala del bar, la barra y el bar, que también se puede abrir, entonces queda, cuando hay cosas de música en general, todo abierto y queda integrado el bar a la sala.
Claro, claro.
Por suerte tiene muy linda acústica el espacio, entonces los grupos que vienen a tocar no les hace falta tanto sonido, tanto despliegue de sonido, si son pocos instrumentos. Pero bueno, nos gustan las dos actividades, que haya música y que haya teatro.
Entiendo, entiendo, entiendo. ¿Y qué tipo de obras tiene que ser? ¿Qué tipo de teatro hay de todo? ¿Ustedes aceptan todo? ¿Les gusta alguna característica? Incluso también desde el punto de vista de la compañía que quiera representar sus obras en el espacio.
No, en general lo recomendable es que sean compañías o espectáculos de pocos actores, porque al ser un espacio para máximo 50 personas, el espacio escénico que queda no es tan grande como para que haya tanto movimiento. En general las obras que están funcionando y que mejor funcionan son las de una, dos, tres actores. Tenemos por ejemplo los sábados Proyecto Conejos, que es una obra que mezcla magia y dramatismo, escrita por Jonas Bollman, que ellos son tres en escena y disponen el espacio de una forma particular como para que todas las personas que entran puedan participar del espectáculo. Los domingos tenemos No Estaba Preparada, tenemos tres espectáculos los domingos. No Estaba Preparada, que es un unipersonal. A la mañana, al mediodía, estamos teniendo cuatro funciones con Carmen Mesa. Yo Me Lo Como, Yo Me Lo Guiso, o al revés, Yo Me Lo Guiso, Yo Me Lo Como, que va los domingos al mediodía, y también ahí entran 50 personas en los dos espectáculos y, al ser unipersonal, es bastante cómodo. Y bueno, contamos con un camarín que es muy lindo, acogedor, no es gigante, pero tiene todas las comodidades necesarias con su baño y qué sé yo. Entonces, digamos, yo creo que lo ideal es que no sean espectáculos de más de cuatro personas, por decir un número.
Claro, claro, claro.
Pero bueno, será, qué sé yo, también los jueves tenemos un bar en Aguas Verdes, que son seis o siete chicos y la verdad que lo aprovechan bien el lugar. Estamos en sala con Adrián Batista, uno de los responsables de este teatro en esta ciudad dedicado al teatro. Supongo que la sala grande, la de 50 también, y también la chica, debe ser la típica caja negra que uno puede adaptar también la cantidad de sillas de acuerdo a lo que se necesita para la obra, ¿no? Más o menos gente.
Sí, exactamente. Lo que no es una caja negra perfecta porque tenemos una pared con un gran portón que es una pared de ladrillo, que bueno, que en general a las obras les gusta bastante esa particularidad. Con un portón que estaba en la casa, muy antiguo, que se usa muchas veces, se usa como parte de la escenografía porque es bastante, les resulta bastante interesante.
Lo aprovechan para la obra.
Sí, sí, eso un poco lo que queríamos era que sea un teatro, pero a la vez que no pierda el espíritu de la casa donde vivimos muchos años, y de ahí el nombre Ñaca también, ¿no? Buscábamos un nombre; no es lo que me preguntaste, pero ya que estoy por ahí te lo cuento.
No, adelante, contame.
El nombre, buscábamos un nombre que tenga que ver con lo familiar. Ahí crecieron nuestros hijos, acá ensayamos muchas obras de teatro. Nuestros hijos, uno de ellos hace ballet, está en el Texas Ballet, el otro hace teatro, hizo teatro y está, bueno, trabajando también como actor. Entonces queríamos que esa mezcla de arte y hogar no se perdiera. Entonces buscábamos un nombre y decíamos, bueno, ¿cómo se puede llamar? Queríamos un nombre que no sea, no sé, Julián Álvarez 924, qué sé yo, que sea un poco más significativo para nosotros. Y hablando, hablando apareció que una de las abuelas de Fernanda se llamaba Carmen y mi suegro le decía Doña Carmen, Doñaca, y de ahí salió Doñaca, que mucha gente pregunta.
Totalmente. Y una cosa que tiene que se ve mucho en las salas chicas es que el bar, ¿no? Porque es una manera de hacer territorio, digamos, de reunir a la gente alrededor de eso y se genera una cosa muy linda con el público, ¿no?
Exacto.
¿Qué se puede tomar ahí? ¿Qué se puede comer?
Bueno, no tenemos un menú muy extenso porque no es nuestro principal, el foco principal nuestro no está puesto en la extensión del menú. Entonces lo que sí hicimos fue decir, bueno, el café a nosotros nos gusta. Creemos que el café es algo importante cuando vas a tomar un, cuando vas a ver una obra de teatro y decís, bueno, me tomo un café y entro a la salida y nos tomamos un café. Entonces tenemos un muy rico café de especialidad que, bueno, lo servimos antes y después. Tenemos pastelería, tenemos pastelería francesa y alfajores, cosas dulces. También tenemos tragos para cuando las obras son un poco más tarde, copas de vino o botellas de vino. Digamos, no nos abrimos mucho, pero tenemos café, tragos y algún vino para degustar cervezas, por supuesto.
Gracias. Si voy a ver la obra un domingo a la tarde me tomo un cafecito con algo dulce.
Exacto.
Y si voy a ver un sábado a la noche una obra, me tomo una copa de vino.
O una copa de vino, exactamente.
Muy bien. ¿Y cuál es tu sensación cuando ves el living de tu casa convertido en sala? Acá me sentaba yo a ver la tele o a comer con la familia y ahora es una sala.
Eso es bastante fuerte. Ahora ya no tanto, pero al principio decíamos: «¿Qué hace toda esta gente en casa?» Pero bueno, poco a poco nos fuimos amigando con eso. Además era lo que queríamos, que sea un lugar donde la gente pueda venir a disfrutar de un espectáculo, encontrarse con gente, que es lo que siempre pasaba acá, ¿no? Que venían amigos, venían artistas y bueno, pasábamos lindos momentos. Y la verdad es que es muy lindo, es muy reconfortante. Además, poder recibir a la gente y decirle, bueno, no sé, atenderlos, a ver si quieren tomar un café, encontrar la mejor opción de cómo servirle el café para el gusto que esa persona te está contando que tiene. No sé, es como una cosa familiar.
Claro. ¿Y ahora se viene también una obra? ¿En septiembre va a haber renovación de la cartelera, no?
Algunas obras, no todas, no todas. Proyecto Conejos, por ejemplo, está desde el año pasado. No Estaba Preparada, continúa. Sueños de Tango, que es un musical, hace fechas, tres o cuatro fechas por mes, entonces, y también viene desde el principio de año, o sea que la renovación, hay renovación, pero no es completa mes a mes. Era Adrián Barrista, responsable, junto a su esposa, del Teatro Ñaca, Julián Álvarez 924.