En el contexto actual, donde el cine independiente enfrenta múltiples desafíos para su exhibición, Lucas Brunetto ha encontrado una forma creativa y accesible de conectar con el público. «Sapos, momentos de infancia en dictadura» es más que un documental, es una ventana a recuerdos colectivos que permanecen en la memoria de quienes vivieron la última dictadura militar argentina. La película, estrenada el 22 de febrero en el teatro Itaca en Buenos Aires, combina imágenes en Super 8 con una narrativa sonora de aquellos años, ofreciendo una experiencia inmersiva para entender y revivir un tiempo crucial de nuestra historia.
Brunetto menciona con orgullo el circuito de festivales en que se ha presentado su trabajo. «Participamos en varios festivales, en Viña, en Construir Cine, en Biarritz, en Lyon. La gente ha respondido muy bien después de los ciclos de festivales», señala el director satisfecho por la recepción positiva. «Desde el próximo sábado ya tenemos las entradas a Ciudad Autónoma, así que sorprendido, muy agradecido, porque va habiendo poco a poco un boca a boca que invita a ver la película», comenta emocionado.
El documental nos transporta al período entre 1976 y 1983, pero lo hace desde una perspectiva poco usual: la de los niños. «La idea era poder contar experiencias de infancia en dictadura, pero no de la infancia clandestina, que se puede también contar en cines, sino de aquella que nos proponía quienes en esos años éramos chicos», explica Lucas Brunetto. De este modo, se explora una niñez marcada por la política imperante, pero en un entorno donde las vivencias cotidianas y familiares también eran significativas.
Con respecto a la producción del documental, Brunetto destaca la cuidadosa recopilación de material de archivo, en un proceso que duró varios años. «El material lo fuimos recogiendo a lo largo de los años, en una larga investigación. Fue un trabajo que nos tomó tiempo porque fue pasando a la voz, de algunos amigos, vecinos, compañeros de trabajo, colegas», describe. La mayoría de las imágenes y sonidos fueron obtenidos de colecciones privadas y de personas que gentilmente contribuyeron a la realización del proyecto. «Nada de todo el material que nosotros juntamos se encuentra en el Archivo General de la Nación, son todas cosas que estaban guardadas en placares, roperos, altillos», añade.
Las imágenes y sonidos originales son el alma del documental, pero otro componente vital son los relatos contemporáneos, grabados especialmente para esta obra. «Inicialmente, en el año 2006, participé en una capacitación docente para el Ministerio de Educación, donde surgió la idea de compartir historias personales sobre nuestra infancia en dictadura», comenta el director. «Reuní estos relatos y, 15 años después, pensé que había llegado el momento de montarlos con las imágenes del Super 8 que habíamos reunido».
La elección de Itaca como espacio de proyección no fue casual, considerando las dificultades actuales para la exhibición de cine independiente. «Entre las dificultades y las demoras de conseguir fecha para poder estrenar la película, buscábamos abrir un camino alternativo», afirma Brunetto. Estrenar en un teatro permitió al equipo ofrecer no solo la película, sino también una exposición fotográfica complementaria, enriqueciendo aún más la experiencia de los asistentes.
La respuesta del público ha sido un aliciente para el director y su equipo. «La gente sale muy contenta. Para nuestra sorpresa, porque es un documental, que no todo el público tiene el hábito de ver. Algunos han vuelto. Esa es la mayor sorpresa. Han vuelto a ver la película en estos pocos días que la proyectamos», comparte Brunetto, reflejando la conexión emocional que «Sapos» ha logrado establecer con sus espectadores.
Brunetto, quien a sus 53 años comparte generación con muchos de sus espectadores, apunta a la importancia de fomentar el diálogo sobre la memoria histórica del país: «Me gustaría que la gente que tenga curiosidad vaya a verla. Tiene que ver con la historia argentina, con historias recientes, con el tema de la memoria, de la identidad».
El documental se proyectará todos los sábados de marzo y abril en Itaca, y los interesados pueden seguir las novedades a través del Instagram oficial de la película, @sapos.película. Con una combinación de imágenes entrañables, relatos emotivos y una profunda reflexión histórica, «Sapos, momentos de infancia en dictadura» es una invitación a explorar el pasado para entender el presente y proyectar el futuro.