A veces, las adversidades se convierten en un catalizador para la creatividad y la reinvención. Tal es el caso de Ezequiel López Batista, un veterano de la gastronomía que encontró en el confinamiento de la pandemia la chispa para un nuevo comienzo. Con 30 años de experiencia en el sector, Ezequiel vio cómo sus proyectos anteriores se desmoronaban frente a la incertidumbre global. Sin embargo, en lugar de rendirse, decidió fundar «Arrozconlechería», un puesto de venta de arroz con leche que opera desde la ventana de su casa en la calle Honduras al 4000, en pleno corazón de Palermo.
La inspiración para este emprendimiento surgió de una fuente profundamente personal y emocional: los recuerdos de su abuela italiana, quien le enseñó la importancia de los sabores auténticos y las recetas familiares. «Afortunadamente, la verdad que me salió bien el arroz con leche, que nace un poco románticamente para mí como cocinero. Hacer algo de mi abuela, te imaginas que me conecta con cosas profundas de mi infancia», compartió Ezequiel en una conversación reciente.
A pesar de su vasta experiencia, Ezequiel admite que el camino hacia el éxito no estuvo exento de desafíos. Antes de dar vida a «Arrozconlechería», Ezequiel exploró otras opciones, como la posibilidad de hacer helados artesanales y ofrecer una variedad de cucuruchos caseros. Sin embargo, tras analizar la saturación del mercado, decidió apostar por algo diferente y más sencillo, pero con un potencial emocional inigualable.
El arroz con leche, un postre tradicional con una historia rica y variada, se convertiría en su bandera. «El arroz con leche empecé a probar y descubrí el brillo de la mirada de la gente al ver arroz con leche. O sea, fue un poco la suerte, ¿no? Que conecté con el corazón de la gente», recordó Ezequiel, mientras comparaba la reacción de sus clientes con la famosa escena de la película *Ratatouille*, donde el crítico gastronómico Anton Ego es transportado a su infancia a través de un único bocado.
La receta base que utiliza se mantiene fiel a sus orígenes, evitando el uso de ingredientes cítricos como el limón, algo común en otros lugares. «La base, de hecho, el negocio casi al principio tenía ganas de llamarlo la receta sin limón. Porque la mayoría de la gente piensa, cuando piensan arroz con leche… está hecha con limón o naranja», explicó Ezequiel, destacando el valor de lo auténtico.
El toque distintivo en la preparación también fue producto de un hallazgo fortuito: «Descubrí el almidón del arroz del sushi… porque el almidón de los arroces varía en la textura», comentó, satisfecho con la cremosidad que este tipo de arroz aporta al postre.
A pesar de ofrecer inicialmente un tipo de arroz con leche con opciones para añadir canela o dulce de leche, la naturaleza experimental de Ezequiel lo lleva a considerar futuros desarrollos, como versiones veganas del postre. Sin embargo, reconoce que esto requerirá tiempo y dedicación en el laboratorio culinario.
«Arrozconlechería» no solo ha sido un alivio económico para Ezequiel sino también una apertura hacia nuevas interacciones sociales. La ventana de su casa se ha transformado en un punto de encuentro cultural, donde turistas y locales comparten sus propias memorias y versiones del arroz con leche. «Me ha conectado porque el trabajo que hacía era muy solitario también… Ahora estoy mucho más en contacto con la gente a diario», reflexionó sobre el impacto positivo en su vida cotidiana.
El establecimiento, que opera de jueves a domingo a partir de las dos de la tarde, ha sido testigo de un éxito sorprendente, llegando a vender hasta 50 kilos de arroz con leche en un solo día. Este logro no pasó desapercibido para sus amigos gastronómicos, quienes lo animan a expandir su negocio más allá de la ventanita. Sin embargo, Ezequiel se mantiene cauteloso y enfocado en sus prioridades actuales.
«A futuro supongo que sí», dijo pensativo sobre la posibilidad de abrir un lugar físico donde la gente pueda disfrutar del postre in situ, además de considerar el desarrollo de una línea vegana.
Mientras tanto, «Arrozconlechería» sigue atrayendo a legiones de amantes del postre tradicional, buscando esa conexión casi mágica que solo un sabor de la infancia puede ofrecer. En este rincón de Palermo, Ezequiel López Batista ha convertido un desafío en una victoria culinaria, demostrando que a veces, el secreto del éxito está en volver a las raíces y apostar por lo que se ama. Para quienes deseen seguir su trayectoria o visitar su establecimiento, pueden encontrar más información en Instagram bajo el nombre @arrozconlecheria.
En resumen, la historia de Ezequiel es un testimonio de resiliencia, pasión y la capacidad de encontrar en los momentos difíciles una oportunidad para conectar con lo esencial. En palabras del propio cocinero, «es como volver, como dice Nietzsche, ¿no? Tiene que volver a niño al final». Y es precisamente esa vuelta a la infancia la que ha hecho de «Arrozconlechería» un lugar especial para tantos paladares.